"En algún momento del futuro va a ocurrir un terremoto con tsunami en Valparaíso y Viña del Mar. Tal como ya ocurrió en 1730". Estas palabas son de Patricio Catalán, investigador de la Universidad Técnica Federico Santa María y del Centro Nacional de Investigación para la Gestión Integrada de Desastres Naturales (Cigiden) y que hoy será moderador en un conversatorio que se realizará en esta universidad para recordar este desastre y en el que participará Bernardita Paul, encargada nacional de Reducción del Riesgo de Desastres y Reconstrucción del Ministerio de Vivienda (Minvu) y Cristóbal Mena, subdirector nacional de Onemi, entre otros.

Según Catalán, ante un terremoto como el de hace 289 años, lo primero es reducir la pérdida de vidas humanas, lo que se logra haciendo que las personas se alejen de la zona en la que podría ocurrir un tsunami y para eso es necesario facilitar su evacuación. "Lo ideal, es buscar un punto alto, como un cerro, pero puede ocurrir que estas personas estén muy lejos de los cerros o deban cruzar un río u otro cuerpo de agua que pueda ser peligroso para ellos. Ante eso, hay que buscar nuevas alternativas de evacuación", dice.

Una de estas alternativas es la evacuación vertical. "Lo que se busca es identificar un tipo de estructura, un edificio principalmente, en que sea posible subir a pisos superiores esperando el arribo del tsunami. Este tipo de evacuación es considerada como una segunda medida", dice, aunque aclara que la prioridad en estos casos sigue siendo ir hacia geográficos altos de la ciudad como un cerro.

Un documento recién publicado como parte de la Serie Policy Papers de Cigiden y liderado por Jorge León, académico del Departamento de Arquitectura de la Universidad Técnica Federico Santa María y Cigiden, llamado "Evacuación vertical como medida de mitigación del riesgo de tsunamis en Chile" plantea que es necesario avanzar en normativas y estándares que permitan incorporar la evacuación vertical dentro de las opciones de mitigación que la autoridad pueda considerar.

En otros países como Japón, Estados Unidos e Indonesia, la problemática de la evacuación vertical ya ha sido abordada en forma práctica, señala el documento. Para ellos se han desarrollado tres tipos de evacuación vertical: edificaciones construidas para este fin (torres, edificios o plataformas elevadas sobre el nivel esperado de inundación), utilización de edificaciones ya construidas que se modifican o adaptan para un mejor uso de evacuación y los cerros o colinas artificiales.

Según Catalán lo primero es hacer un catastro de edificios que puedan servir para una evacuación de este tipo o se puedan adaptar para este fin. "Hay un proceso de aprendizaje por parte de la población, pero también requiere de modificaciones legales. Es necesario un plan de trabajo y la participación de múltiples actores", señala