El equipo de Warriors no tiene términos medios. Las últimas seis veces que avanzó a la postemporada llegó a la final. La anterior fue hace tres temporadas, cuando perdió ante Toronto.

Esta vez, Stephen Curry y compañía no dudaron en Boston. Movieron la pelota y desarticularon al cuadro local desde el inicio para vencer 103-90 en el sexto partido y llevarse su séptima corona en la NBA.

Golden State vio las debilidades de su rival y no falló. El quinteto californiano sólo dudó en los primeros minutos cuando quedó 12-2 abajo, pero terminó el primer cuarto con un parcial de 25-8 para ponerse arriba 27-22 en el marcador.

Una superioridad que trasladó al segundo cuarto cuando comenzó con una ventaja de 10-0. A esa altura, Celtics volvió a perder el control del juego, sumó 12 pérdidas de balón en la primera mitad. Un pasaje horroroso, en el que encajó un parcial de 19-0 en contra. Así, el daño ya estaba hecho, no pudo contener la hemorragia para evitar el abucheo de sus hinchas con una desventaja de 15 unidades antes del entretiempo: 54-39.

Hegemonía total

En la segunda parte, el elenco que dirige Steve Kerr estuvo lejos de bajar el ritmo. Los triples comenzaron a encajar y en la mitad del cuarto la quincena de ventaja se transformó en 22 puntos. Pero la franquicia de Massachusetts insinuó una pequeña reacción, en un momento logró una racha de 15-2 y sólo se fue por una desventaja de 10 antes del último acto, que terminó 76-66 para los visitantes.

En el epílogo, el quinteto de California no hizo más que administrar la diferencia en el marcador frente a la desesperación de los dirigidos de Ime Udoka. Al final, el marcador de 103-90 dice mucho de lo que ocurrió en la arena de Massachusetts, suficiente para lograr la sexta victoria (tercera en línea en la serie final) y definitiva que le entrega otra vez el campeonato a la Conferencia Oeste.

Golden State Warriors logró la séptima corona de su historia, la cuarta en las últimas ocho temporadas. Se posicionó como la última gran dinastía de la NBA y superó en un título a San Antonio Spurs y Chicago Bulls, para quedar como los solitarios terceros con más anillos, solamente detrás de los mismos Celtics y Lakers que tienen 17 estrellas.

El entrenador Kerr sumó 9 títulos, cinco como jugador y cuatro como coach. El ganador del jugador más valioso de la final no fue otro que Stephen Curry, quien junto con Klay Thompson y Draymond Green alcanzaron su cuarto anillo.

El Deportivo