Ángelo Sagal impacta al Muñeco

Marcelo Gallardo

Marcelo Gallardo vino a Chile a ver posibles fichajes para River en el mercado de junio. Evaluó los duelos de la U-Everton, Audax-Huachipato y anoche asistía a la UC-Unión Española. Pablo Galdames es uno de sus objetivos, pero el zurdo acerero le llamó especialmente la atención.




Pasado el mediodía del sábado, Marcelo Gallardo llegó a Chile. Pasó casi inadvertido en el aeropuerto Arturo Merino Benítez. Apenas tres hinchas se acercaron a pedirle una foto al referente del fútbol sudamericano. Fue amable con ellos y educado con la prensa para negarse a hablar. "No voy a dar entrevistas en todo el fin de semana", afirmó sonriente. "Vengo a ver fútbol, nada más", agregó para desmentir que venía por jugadores específicos. Aunque ya es conocido su interés por Pablo Galdames, volante de Unión Española.

Ya lejos de las cámaras, el transandino fue mucho más comunicativo. Lamentó que Colo Colo no jugara de local. De hecho, admitió que hasta hace unos días creyó que era así. Se tuvo que conformar con ver a la U- Everton (0-0) y Audax- Huachipato (3-2). Anoche, además, asistía al partido entre Universidad Católica y Unión Española para ver a Galdames.

Antes de empezar su tour por las canchas santiaguinas, el entrenador descansó. Llegó al hotel Marriott de Las Condes, luego de dirigir a River el viernes y viajar el sábado en la mañana. Cuatro horas de reposo y al Nacional.

Cerca del comienzo del partido (18.00), el Muñeco se ubicó en uno de los palcos del recinto ñuñoíno junto a sus ayudantes Matías Biscay y Hernán Buján. No estaba claro a qué jugadores fue a ver, pero en los pasillos del Nacional se rumoreaba que era Gonzalo Espinoza. Su lenguaje corporal lo ratificaba.

En la mayoría de las ocasiones en que el volante azul tocaba la pelota o influía en la jugada, había comentarios entre él y sus colaboradores. Durante todo el partido se mostró serio y concentrado. Menos en el entretiempo. A diferencia del aeropuerto, en el Nacional muchos lo reconocieron. La cantidad de fotos se disparó, algunos le preguntaban por Marcelo Salas y su respuesta se limitaba a una sonrisa.

Para evitar el mismo asedio y llegar a tiempo al Bicentenario de La Florida para Audax-Huachipato, Gallardo se fue del estadio unos minutos antes del final.

Al llegar al recinto floridano, otra vez sobre la hora, volvió a ser cortés para evitar a la prensa. Respondió una pregunta: "Me gustó mucho el primer tiempo de la U. No vengo a ver a nadie en especial", fueron sus escuetas palabras, mientras esperaba que le asignaran un palco.

Ya instalado, casi no fue molestado por ninguno de los 1.442 espectadores. Algunos creían reconocerlo, pero no estaban seguros.

Gallardo aprovechó el desconocimiento para ser más expresivo. Si bien dijo que no tenía intereses particulares, su lenguaje corporal lo delataba.

En cada intervención de Ángelo Sagal, se acomodaba en su asiento y comentaba para el lado. Lo mismo hacían sus ayudantes cuando Sergio Santos, delantero de Audax, entraba en juego. Gesticulaban con las manos, alabando su rapidez con los pies. Se quedaron hasta el final.

Sonrió al ver que la prensa nuevamente lo esperaba a la salida del palco. "Muy entretenido el partido, no me pregunten por casos particulares", reiteró, mientras se cansaba de esperar al ascensor. Bajó por las escaleras. Se despidió de la delegación de Audax y agradeció el trato que le dieron.

Ayer despertó un poco antes del mediodía y no bajó hasta irse a San Carlos de Apoquindo. Su idea era ver en vivo al hispano Pablo Galdames, el principal objetivo de su visita a Chile, aunque él no lo quiera admitir. Tras ello, a buscar sus cosas al hotel y de vuelta a Argentina, con conclusiones que, por ahora, son una incógnita.

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