China pierde el control de su estación espacial y no sabe dónde caerá

De acuerdo a la Agencia Espacial China, se espera que los restos de Tiangong-1 ingresen a la atmósfera y se fundan a fines de 2017, aunque se desconoce el lugar del impacto.




El gran avance del programa espacial chino podría tener un traspié, al confirmarse que la estación espacial Tiangong-1 se encuentra fuera de control y no se sabe en qué lugar de la Tierra caerá.

De acuerdo a la Agencia Espacial China, lo que se conoce hasta ahora es que la estructura actualmente se encuentra en una "órbita de descomposición", lo que implica que progresivamente está perdiendo su órbita hasta que se dirija en algún momento a fines de 2017 a la Tierra.

Cabe recordar que todos los objetos que son enviados al espacio incluyen un protocolo que al final de su misión, contempla el descenso programado y su posterior ingreso a la atmósfera terrestre, generalmente desintegrándose de forma completa y cayendo sobre algún punto desierto en el océano. Es precisamente eso lo que no puede ser controlado por los técnicos chinos, quienes confían plenamente en que la atmósfera haga su trabajo, aunque tampoco es completamente seguro, ni menos pueden predecir el lugar de caída de los restos.

Aún así, en principio no hay nada de qué preocuparse. Según el Programa de Desechos Orbitales de la NASA, las probabilidades que alguna persona sea alcanzada por los restos de la nave son de 1 en 3.200, y hasta ahora no se conoce ningún caso donde alguien haya resultado herido. Según experiencias anteriores, como un episodio similar con la cápsula Progress M-27M en 2015, es posible que en el proceso de entrada a la atmósfera los componentes de titanio o acero no se fundan y caigan a la Tierra, con trozos del tamaño de menos de un metro. El riesgo para la población no es igual a cero, pero es muy bajo, considerando además que cada año chatarra espacial cae de forma incontrolada sin mayores consecuencias.

En cuanto a los factores que determinan la caída de este tipo de estructuras, la velocidad de descenso depende del estado de la atmósfera y el viento solar, por lo que el área y la fecha de impacto de los fragmentos sólo serán posibles de determinar unas pocas horas antes. Asimismo, tanto Estados Unidos como Rusia cuentan con sistemas de radar para monitorear el movimiento de cohetes y satélites, y aunque son usados para defensa contra misiles, también se ocupan para visualizar el comportamiento de la basura espacial.

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