La inseguridad es el tema que más preocupa en Perú y complica a Humala

Según un sondeo, el 89% de los peruanos se siente inseguro cuando sale a la calle.




La inseguridad es un problema creciente en Perú y es el tema que más preocupa en ese país. Casi nueve de cada 10 peruanos (89%) se sienten inseguros cuando salen a la calle, el 51% piensa que no está protegido en su propia casa y un 31% dice que ha sido víctima de un robo, según una reciente encuesta del diario limeño El Comercio. Tan grave es la situación, que este tema le está pasando la cuenta al Presidente Ollanta Humala, que esta semana nombró a un nuevo ministro del Interior, el sexto en casi tres años de gobierno. Cuando el mandatario asumió en 2011, una de sus principales promesas fue terminar con la delincuencia. De hecho, muchos lo escogieron porque pensaban que, por su condición de ex militar, tendría mano dura con los criminales.

"Los delitos se han incrementado en Perú. Mientras la gente tiene más cosas, más aumentan los robos y las modalidades de robo. Ahora roban en los taxis, van a tu casa; no hay control de celulares en las cárceles y las extorsiones son recurrentes", cuenta Luciana, una publicista limeña. "El otro día tuve que viajar a Arequipa y me dijeron que tuviera cuidado en la noche. Eso antes no pasaba", agrega a La Tercera.

Según cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (Inei), el 33,9% de la población afirma haber sido víctima de un delito (como robos, hurtos, estafas y violaciones) durante la última mitad de 2013, aunque la percepción del incremento de este problema alcanza al 87,8% de la población. A su vez, la tasa de homicidios es de 6,4 personas por cada 100 mil (en Chile es de 3,1 y en Honduras, el país más violento del mundo, es de 90). Mientras en 2005 se registraron 152.516 delitos, en 2012 hubo 254.405. En cuanto a detenciones, hace nueve años hubo 44 mil, cifra que se elevó a 92 mil en 2012.

Los analistas sostienen que en Perú hay un círculo vicioso: la pujante economía ha generado mayores ingresos y, por lo tanto, ha habido más delitos y más extorsiones a empresarios, mientras que no se ha podido exterminar la corrupción en el Poder Judicial. A eso hay que sumar una policía en crisis desde la caída de Alberto Fujimori, en el 2000, y el creciente uso de la seguridad privada. Para revertir la ola de delitos y también para disminuir la alta percepción de inseguridad, el gobierno lanzó a comienzos de año una reforma que suprime el régimen de servicios de la policía de "24x24" (24 horas seguidas por 24 horas de descanso). El problema de esta modalidad era que el día de descanso era aprovechado por los policías para trabajar para privados.

"Se prometió que, en julio, más de 33 mil policías empezarían a trabajar a tiempo completo. Pero el actual ministro ha dicho que ese no es asunto suyo, que lo analicen los técnicos", explica a La Tercera Fernando Rospigliosi, analista político peruano y ex ministro del Interior durante el gobierno de Alejandro Toledo. Según Rospigliosi, para responder al problema de la inseguridad, Humala "ha nombrado a otro militar en Interior. Aquí en Perú hay gente que piensa que con 'mano dura' -cosa que supuestamente encarnan los militares- se puede combatir el delito, pero lo cierto es que no existe política de seguridad".

El problema para Humala es que la inseguridad ciudadana es la principal causa de la alta desaprobación que tiene su gobierno (75%) y, además, la mayoría percibe que su administración ha intentado minimizar este tema. Por eso, el desafío para el nuevo titular del Interior, Daniel Urresti -viejo compañero de armas del presidente, a quien la prensa limeña le dice "Rambo"-, es titánico. Especialmente alarmante es la situación que se vive en Trujillo, una de las zonas más ricas del país.

Recién a comienzos de mes, el Ministerio del Interior lanzó una plataforma, Seguridad en Línea, para reportar denuncias por Facebook y Twitter. "La demanda social de seguridad frente a la criminalidad ha crecido en proporción directa al avance de la delincuencia y el crimen organizado. La criminalidad es muy fuerte", concluye el cientista político limeño Luis Benavente.

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