Metro: cuatro décadas y seis inauguraciones

Un 29 de mayo de 1969  comenzaría una de las mayores "cirugías" en la historia de la capital. Las excavaciones para construir la primera línea de metro del país tuvieron a tajo abierto a Alameda por más de cinco años, lo que significó hacer perforaciones gigantes, sacar monumentos, cortar y cambiar tuberías; alcantarillados; gas y electricidad. Se removió tierra hasta 10 metros de profundidad. "La inauguración de Metro era una fecha especial para Santiago en general, pero para la gente de Metro era como llevar al primer hombre a la luna", recuerda Vicente Acuña, ingeniero de Metro, en el texto El gran libro del Metro de Santiago.

El 15 de septiembre de 1975 le correspondió a Augusto Pinochet inaugurar los primeros 7,6 kilómetros de la Línea 1. Con su puesta en servicio vino el asombro por lo moderno: las escaleras mecánicas, las ruedas de goma, la limpieza, el sonido mudo de los vagones y, por supuesto, la rapidez con que se podía viajar.

Durante 1978 y mientras en la Línea 1 continuaban los trabajos para extender el trazado hasta Escuela Militar, la Línea 2 comenzaba a funcionar mostrando que este medio de transporte era cada vez más relevante para la ciudad.

En marzo se abrió el  trazado entre Los Héroes y Franklin y en diciembre fue inaugurado el tramo Franklin-Lo Ovalle. Una década después, en 1987, se abrieron dos nuevas estaciones: Santa Ana y Mapocho.  Esta última cambió  de nombre, tras descubrirse restos del antiguo Puente de Cal y Canto en el sector.  Para el urbanista Iván Poduje, uno de los aspectos relevantes de la Línea 2 es que "incorpora a San Miguel, que fue de las primeras comunas que se densificaron fuertemente en esa época. Se potenció su desarrollo urbano", explicó.

Inaugurada el 5 de abril de 1997 por el entonces Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, desde Bellavista de La Florida a Baquedano, la Línea 5 fue la primera que se construyó con tramos en viaducto elevado, lo que al igual que la Línea 1 despertó el interés turístico de los santiaguinos. Tras varias extensiones, en 2011 se llega hasta la Plaza de Maipú, convirtiéndose en la línea más extensa del sistema, con 30 kilómetros.

Para Gloria Hutt, subsecretaria de Transportes de Piñera, quien inauguró el tramo final de la línea, que el trazado corriera en superficie fue de los aspectos más destacables. "Cuando las vi, me encantaron las estaciones. Tenían muy buen nivel de arquitectura, era un trabajo que mejoraba mucho el entorno. Esto no es solo transporte, también es hacer que el medioambiente mejore", dijo.

Una de las decisiones más complejas a la hora de definir una nueva línea es el trazado. Esa fue precisamente la disyuntiva que vivió el gobierno y Metro a principios de 2002, cuando dos comunas (Maipú y Puente Alto) demandaban con ahínco ser las próximas en contar con cobertura de la red subterránea.

"Fue una batalla con Maipú, hicimos un estrategia de marketing y de todo con el Presidente Lagos para tratar de meternos ahí", recuerda Manuel José Ossandón, actual senador y ex alcalde de Puente Alto. La Línea 4, la primera con trenes con rodado de acero de la red, se abrió el 30 de noviembre de 2005, uniendo Providencia y Puente Alto. "El Metro hizo que cambiara la situación social de la comuna. Llegaron centros de estudios, universidades, fue trascendental", añadió Ossandón.

La última línea en inaugurarse fue la Línea 4A, que primero fue pensada como un ramal de la Línea 4. Con solo seis estaciones, es la más pequeña del sistema y une las estaciones Vicuña Mackenna, en la Línea 4, y La Cisterna, en la Línea 2. Fue inaugurada por la Presidenta Bachelet en 2006 e incorporó a comunas como San Ramón y La Granja.

A modo de evaluación, Rubén Alvarado, gerente general de Metro, explica que "a medida que hemos avanzado en más líneas hemos ido incorporando tecnología y sistemas de control de tráfico. También hemos actualizado las que ya existen". Alvarado agrega que en el futuro se privilegiarán los trazados subterráneos. "Es mucho menos invasivo y traumático. Ahora tenemos un método constructivo que permite que la ciudad no sufra cuando construimos bajo tierra".