Columna de Marcos López Ardiles: Homenaje al Batallón Atacama
Nos encontramos en el “Mes de la Patria”, por lo que nada mejor que recordar algunos de los hechos heroicos realizados por los hijos de nuestro Chile, algunos de los cuales parecen sacados de la ficción, más son reales, como son las acciones del Batallón Atacama durante la Guerra del Pacífico.
El relato de las acciones de guerra de esta gloriosa unidad, formada por mineros, artesanos, estudiantes y agricultores de la provincia de Atacama, los que voluntariamente se enrolaron en defensa de su provincia y del país, es la razón de la publicación de la obra “Batallón Atacama, el más bravo entre los bravos de la Guerra del Pacífico” ( 2020 ), escrita por el investigador Rodrigo Ugalde Prieto. El éxito obtenido por este libro ha obligado a la editorial Academia de Historia Militar a publicar siete reimpresiones.
Nada menos que seis fueron las batallas en que lucharon los atacameños: Pisagua, Dolores, Los Ángeles, Tacna, Chorrillos y Miraflores. En ellas resultaron siempre victoriosos y por su bravura fueron elegidos para ocupar las posiciones de mayor riesgo, al punto que de los seiscientos hombres originales, solo volvieron cincuenta y dos a su tierra querida. Dramática cifra que da cuenta del cumplimiento del juramento que los atacameños realizaron al recibir su estandarte de manos de su comandante, el teniente coronel Juan Martínez: “Espero que moriremos todos antes que permitir que esta enseña sagrada caiga en manos de los enemigos y la profane.”
En estas cortas líneas resulta imposible resumir todas las acciones que los llevaron a espléndidas victorias, pero hay un hecho que no puede dejar de destacarse. Es el que corresponde al momento en que el Comandante del “Atacama” da cuenta al general Baquedano de la muerte de sus dos hijos en la batalla de Tacna, ocasión que es digna de un episodio de la mitología griega y que relata un testigo presencial, Máximo Lira:
-Baquedano: ¿Cómo ha ido, comandante?
-Martínez: Muy bien, señor general.
-Baquedano: ¿Ha perdido mucha gente?
-Martínez: Bastante.
-Baquedano: ¿Y oficiales?
-Martínez: Tantos.
-Baquedano: ¿Quiénes son?
-Martínez: Fulano, Zutano y mis dos hijos.
-Baquedano: ¿Sus dos hijos?
-Martínez: Sí, señor, han tenido la gloria de morir por su patria. Me queda uno que, si estuviera en estado de cargar armas, vendría a reemplazarlos…
Y esto fue dicho sin afectación y con la gloriosa sencillez de un hombre que no sabe que está diciendo algo sublime.
El comandante Juan Martínez, a pocos metros de él y con diferencia de minutos, había visto morir a sus dos hijos Melitón y Walterio.
Por Marcos López Ardiles, general (R) y expresidente de la Academia de Historia Militar.