Ejercicios constitucionales maximalistas
SEÑOR DIRECTOR:
Se cumplieron dos años desde el rechazo de la propuesta constitucional de la Convención Constitucional; aquella propuesta que pretendía “refundar” Chile y que prometía un “futuro esplendor”. La propuesta constitucional de la izquierda fue rechazada en forma rotunda. Luego vino la propuesta del Consejo Constitucional, también rechazada por no reflejar el sentido común y el anhelo de una ciudadanía que buscaba cambios, pero dentro de un orden y trayectoria institucional, sin estridencias ni gustitos personales.
Este período de nuestra historia será conocido, muy posiblemente, como el de los “ejercicios constitucionales maximalistas”; intentos de imponer una constitución que recoge los anhelos y deseos de una minoría circunstancial pero que tiene la pretensión de imponer su orden, visión y valores a la mayoría. Ambos proyectos pecaron de no generar “los consensos virtuosos” necesarios para lograr armonía y cohesión en nuestra sociedad.
Chile ha contado con períodos de consenso institucional, económico y político notables. Así, en los años 1833-1891, reinaron los gobiernos fuertes, el concepto de imperio de la ley y el de Estado nacional; luego, en los años 1938-1952 se impulsó la capacidad productiva de nuestro país, fomentando la industrialización y, finalmente, en los años 1990-2010 de la Concertación de Partidos por la Democracia, reinó “el reformismo en la medida de lo posible”, y se procuró conjugar políticas de libre mercado con políticas sociales, gobernabilidad y reconciliación nacional.
En dichos períodos reinó un consenso acerca de los objetivos nacionales. Hoy carecemos de dicho consenso, lo perdimos en el decenio anterior. ¿Cómo recuperar esa unidad de objetivos y valores para generar un nuevo consenso virtuoso?
Claudio Lizana
Abogado