Otro traspié del gobierno con el “amiguismo”


DIEGO VELA
Otro traspié del gobierno con el “amiguismo”. MARIO TELLEZ / LA TERCERA

Resulta difícil de entender que a pesar de las críticas que al gobierno le han traído una serie de designaciones políticas -cuestionando su bandera de que el “amiguismo” no tendría espacio-, el episodio se repita con la designación de Diego Vela en la OCDE.



La designación de Diego Vela -quien fuera expresidente del entonces partido Revolución Democrática- como parte de la representación de Chile ante la OCDE ha generado una inesperada tormenta política para el gobierno. Desde luego la oposición ha lanzado duros reproches, al punto que se ha amenazado con poner en revisión los recursos del presupuesto que se destina para esta organización, pero incluso sectores del propio oficialismo han cuestionado esta nominación, que no dudan en calificarla como una designación política y una muestra del “amiguismo”. Ello producto de la cercanía de Vela con el Presidente de la República, y por el hecho de que, según algunas versiones, para poder llegar a ese cargo fue necesario cambiar de cargo a una funcionaria altamente calificada.

La Moneda todavía no ha sido capaz de entregar una versión que aclare todas estas suspicacias. La secretaria general de Gobierno ha señalado que la funcionaria fue destinada a un cargo más importante en el Banco Mundial -”no se buscó un cupo, sino que se hizo un nombramiento en función de la salida de otra persona”, explicó-, mencionando además que estos son nombramientos que pasan principalmente por el Ministerio de Hacienda, y que “el representante de Chile en la OCDE no es Diego Vela, es Hernán Frigolett”. Se trata del exdirector del SII, cuya designación en ese cargo ya fue leída como un “premio de consuelo”, considerando los cuestionamientos que recibió mientras estuvo a cargo del Servicio. Pero desde el propio oficialismo se ha marcado el punto que todos los funcionarios ante la OCDE son de exclusiva confianza del Mandatario; otras voces han hecho ver que Vela habría pedido esta destinación para poder estar con su pareja, la que residiría en París, versión que desde el Frente Amplio niegan.

Por cierto que si terminara siendo efectiva la versión de que una funcionaria fue trasladada de cargo contra su voluntad el episodio se torna aún más complejo, pero incluso asumiendo que efectivamente se produjo una vacante, tanto Vela como el gobierno debieron haber sido conscientes de la inapropiada señal que se está enviando al país, pues claramente esto sería visto como una jugada para favorecer a quienes tienen mayor cercanía con el Presidente, destruyendo el predicamento de que la actual generación en el poder era contraria a los privilegios.

El “amiguismo” ha sido justamente uno de los flancos de este gobierno, particularmente en designaciones en el exterior. El caso más emblemático probablemente corresponde al embajador en España, quien no poseía ninguna experiencia para tal designación, y pese a los múltiples desaguisados en que ha incurrido, el Mandatario no lo ha removido. La designación del embajador en Brasil -otro cercano al Presidente Boric- y en Uruguay -el expresidente del Partido Liberal- también llamaron la atención, justamente porque llegaron a sedes importantes, pero aún sin la suficiente trayectoria para un desafío de esta envergadura.

Resulta por lo mismo extraño que a pesar de los múltiples cuestionamientos que a este gobierno le ha traído el “amiguismo”, y considerando que la denuncia de los privilegios fue precisamente una de las banderas más emblemáticas de la actual generación en el poder -el propio Mandatario había prometido antes de asumir el cargo que “terminaremos con la lógica del compadrazgo, del amiguismo y del cuoteo”-, las lecciones no se hayan extraído y el guion nuevamente se repita en el caso de Vela.