¿Podemos vivir sin cuarentenas?

16 DE MAYO DEL 2020 FOTO DE PLAZA BAQUEDANO DURANTE LA CUARENTENA DE LA COMUNA DE PROVIDENCIA FOTOS: LUIS SEVILLA FAJARDO

Por Alexandre Janiak, académico Instituto de Economía UC

En las últimas semanas se ha reforzado el temor de la llegada de una segunda ola de contagios. Con esto también vuelve la preocupación de volver a fase 1, con la cuarentena que implica. Por los rumores, no sabíamos si tendríamos que pasar la Navidad con los miembros de nuestras familias aislados. Este temor se fundamenta en el recuerdo de unos meses encerrados que fueron dañinos, no solo en términos económicos, sino también para otros aspectos de nuestras vidas. Aunque estos miedos pueden ser alimentados por factores subjetivos, ya aparecieron estudios que revelan con argumentos objetivos la veracidad de algunas consecuencias adversas del confinamiento. La CDC documentó un aumento en los síntomas relacionados con ansiedad o depresión, un mayor consumo de sustancias o incluso un mayor número de suicidios, y la literatura más académica identificó consecuencias para el maltrato infantil y las muertes por Alzheimer en los lugares de ancianos.

Estos hechos son preocupantes si las cuarentenas van a ser recurrentes. Uno se plantea si podemos vivir sin cuarentenas y si es posible encontrar regulaciones que permitan limitar el daño económico y a la vez la explosión en la cantidad de contagios que se ha observado en otros países. En un trabajo de investigación en conjunto con Caio Machado y Javier Turén por aparecer en el Journal of Economic Behavior and Organization, estudiamos el efecto de los protocolos sanitarios que se les impone a las empresas chilenas desde la reapertura de la economía. Existe una preocupación económica respecto a estos protocolos: se había documentado que pueden ser caros, especialmente para las pequeñas empresas dado la importancia de sus costos fijos. Pero se conjetura que deberían limitar el riesgo de contagio, si son implementados de manera correcta. Las simulaciones en nuestro trabajo sugieren que los protocolos ayudan a prevenir una segunda ola de contagio, incluso cuando reducen el riesgo de contagio solo a la mitad. Además, si bien los protocolos pueden generar un PIB menor a lo que se obtendría en un caso sin protocolo, las simulaciones sugieren que el PIB podría ser mayor al caso sin protocolo cuando los protocolos se aplican solo a sectores claves de la economía, dado que una fuerza laboral con buena salud tiene un mejor rendimiento. Entonces, se podrían mejorar tanto las condiciones de salud como la macroeconomía cuando los protocolos se aplican sólo a algunos sectores.

El trabajo sugiere que podemos vivir sin cuarentenas, pero para ello es necesario que los protocolos sean aplicados de manera rigurosa para reducir el riesgo de contagio. Las imágenes que vimos recientemente de la congestión de clientes en los malls son preocupantes. Es importante tener una buena fiscalización al respecto y promover un comportamiento cívico impecable. De lo contrario, podríamos temer la llegada de una segunda ola.

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