El tiempo se agota para permitir elección en dos días y discusión de reforma se dilata en el Senado

La Comisión de Gobierno del Senado.

"Nosotros hemos dicho que el plazo es fines de junio y se ha alargado (la discusión). Falta la Cámara y el Tribunal Constitucional", dijo el presidente del Servel, Andrés Tagle.


Este jueves 23 de mayo debía estar listo “a más tardar” el nuevo informe solicitado por la Sala del Senado a la Comisión de Gobierno Interior respecto del proyecto que extiende a dos días las próximas elecciones regionales y municipales.

Sin embargo, claramente el plazo que le había impuesto la Sala no se cumplió y la comisión, que preside el senador Manuel José Ossandón (RN), ni siquiera se reunió esta semana (en la que no hay trabajo legislativo y los parlamentarios están volcados a tareas territoriales).

La idea de las autoridades del Senado era comenzar la próxima semana votando el proyecto, que fue sugerido por Consejo Directivo del Servicio Electoral (Servel), ante el inminente colapso que se podría generar en las sedes de votación si es que la elección se realiza en un solo día (el domingo 27 de octubre).

Por lo tanto, en la próxima reunión de comités (en la que participan el presidente del Senado y los jefes de bancada) se resolverá si la iniciativa se pone en votación, a pesar que no haya un escrito que detalle sus alcances.

“Hemos dicho al Parlamento que esto debe tener un mínimo de urgencia”, dijo a La Tercera el presidente del Consejo del Servel, Andrés Tagle.

Sin informe

El problema es que no es la primera vez que la Comisión de Gobierno del Senado no llega con el informe. El pasado 8 de mayo, la iniciativa figuraba en tabla para ser votada al menos en su idea de legislar. No obstante, por una aparente descoordinación, el papel tampoco llegó a tiempo.

Al inicio de aquella sesión, el vicepresidente del Senado, Matías Walker (Demócratas), quien conducía en esos instantes el debate, preguntó desconcertado quién iba a leer el mencionado informe, ya que Ossandón no estaba presente en el hemiciclo. “¿Senador? El senador Ossandón manifestó en comités que iba a rendir el informe, pero no está en este momento. ¿Otro senador o senadora sería tan amable de entregar el informe, por favor?”.

No obstante, justo en esos instantes, ingresó a la sala Ossandón, quien inmediatamente sinceró que no había un texto explicativo sobre el proyecto. “Voy a dar un breve resumen, señor presidente. Me acaban de informar hace quince minutos que este proyecto venía a la Sala, por lo tanto, no tengo ningún informe preparado. No sabía”.

Para sortear la incómoda situación, algunos senadores trataron de distender el ambiente bromeando que Ossandón iba a dar su informe en dos días, al igual que las elecciones.

El senador de RN tomó el guante de las burlas y señaló que “es una iniciativa muy simple, pero ha generado muchas complicaciones. ¡Me ha costado mucho que el senador (José) Durana (UDI) la entienda!”, generando risas en la sala.

“¡Qué feo...!”, le respondió Durana con humor.

Al margen de las bromas, lo cierto es que Ossandón aludía implícitamente a un hecho político, ya que la UDI (colectividad a la que pertenece el senador Durana), ha sido la más reticente a la iniciativa, junto al Partido Republicano.

Si bien ambas fuerzas de derecha no tendrían la fuerza suficiente para bloquear el proyecto, sí pueden recurrir a maniobras dilatorias para extender su tiempo de tramitación.

De hecho, ese 8 de mayo, la jefa de bancada de la UDI, la senadora Luz Ebensperger, pidió un “segundo informe” a la Comisión de Gobierno.

En respuesta, el oficialismo accedió a la solicitud en vista de que el “primer informe”, que llegó minutos después, ni siquiera estaba presentado. No obstante, fue la jefa de bancada del PC, la senadora Claudia Pascual, la que pidió que el nuevo texto fuera entregado el 23 de mayo, aun cuando hubiera semana regional.

Esta otra solicitud fue aceptada unánimemente por la Sala para que la iniciativa fuese votada la próxima semana sin más dilaciones.

Quórum y tiempo

Por ser una reforma que genera cambios electorales, este proyecto requiere de la aprobación de cuatro séptimos del Senado y de la Cámara, es decir, 29 senadores y 89 diputados.

A pesar de ese umbral, el gobierno -que hizo propia la recomendación del Servel para ampliar las elecciones a dos días-, tendría hipotéticamente los votos si logra alinear al oficialismo, más los apoyos de la DC, de Demócratas, de RN y de Evópoli. No obstante, para salvar la discusión se requiere máxima disciplina y que no haya ausencias sorpresivas.

El factor tiempo también complica al gobierno. Dado que es una reforma que tiene que estar vigente antes de que comience formalmente el próximo proceso electoral, el plazo se está agotando. Prácticamente solo queda un mes para que esa iniciativa se transforme en ley.

Además de la respectiva tramitación en el Senado, la Cámara no podría tomarse más de dos semanas para despachar este proyecto. Incluso, si los diputados introducen modificaciones, la tramitación podría alargarse con una nueva discusión en el Senado y, eventualmente, con una comisión mixta, que se conformaría por cinco diputados y por cinco senadores con el fin de resolver las controversias.

Resuelto el capítulo legislativo, aún faltarían otros pasos. En vista de que la norma tiene implicancias en la Carta Fundamental, el Tribunal Constitucional tendría que revisar el texto.

Todo este procedimiento recién se daría por culminado, con la promulgación del Presidente y la respectiva toma de razón de Contraloría para que la nueva ley sea publicada en el Diario Oficial.

“Nosotros hemos dicho que el plazo es fines de junio y se ha alargado (la discusión). Falta la Cámara y el Tribunal Constitucional. Hay que preparar el sistema. Esto cambia el formato de declaración de candidaturas. Tenemos que saber a qué atenernos. No podemos estar cambiando esto días antes de que se hagan las declaraciones de candidaturas (el 29 de julio). Hay que tener un mínimo de certezas”, remarcó el presidente del Servel, Andrés Tagle.

El principal argumento del Servel para pedir que haya dos días seguidos para las elecciones regionales y municipales de octubre, es que el voto obligatorio aumentará drásticamente la concurrencia a las urnas, más aún si prospera la aplicación de multas, que están contenidas en este mismo proyecto de ley.

A ello se suma lo engorroso que puede resultar para el elector, que tendrá que marcar preferencia en cuatro papeletas distintas (alcaldes, concejales, gobernadores regionales y consejeros regionales).

Según las estimaciones del Servicio Electoral, un votante demorará cinco minutos en sufragar, lo que multiplicado por la cantidad de personas que vota en una mesa, hace imposible que todos ellos alcancen a votar en un día.

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