A días del término de las fuertes precipitaciones que azotaron el fin de semana a la zona central de Chile, la preocupación de la industria viñatera crece. Aunque el diagnóstico por ahora no está del todo claro, en el sector temen que la situación climática genere problemas para la próxima vendimia, situación que ya comenzaron a analizar.

Roberto Pinto, viticultor de Viña Undurraga, explicó que el principal temor es que si la lluvia veraniega viene acompañada de altas temperaturas, aquello pueda afectar fuertemente la calidad de los cultivos.

“Los efectos de la lluvia se verán en los próximos días, ya que luego que cae la última gota de agua causa una leve humedad, que no hace grandes daños. En cambio, con el paso de los días empiezan a haber temperaturas más altas que son las que causan una mayor humedad, con daños más graves. También va a depender de la zona en que cayó y la cantidad de agua caída por tiempo”, asegura Pinto.

El principal efecto que generan las lluvias es la botrytis, que es un hongo que se desarrolla sobre la uva producto de la humedad y temperaturas. Cuando el agua es absorbida por el grano de uva, este se hincha y la piel se rompe, por lo que la uva queda expuesta y sin protección, tendiendo a que el hongo ataque estas heridas, lo que a su vez produce una pudrición del fruto, perdiendo el racimo.

Por otro lado, esta situación daña en mayor cantidad a los vinos blancos, como aseguró el director técnico de enología de la Viña Requingua, Benoit Fitte: “Nos afectó las variedades que están más adelantadas en términos de madurez, o sea las variedades blancas como los Sauvignon Blanc, Chardonnay, además de variedades tintas como Syrah y Point Noir”.

Para mitigar los posibles efectos, en los próximos días se debe hacer caer el agua, soplando la fruta con tractores o helicópteros. Además, se aplican medidas curativas, un producto orgánico que permite secar la valla para evitar la botrytis y diversas otras técnicas agrícolas.

Hay una tercera medida que tomarán las viñas para apaciguar las consecuencias de esta y otras posibles lluvias, que será la cosecha anticipada, Fitte mencionó que “la gran medida que tomaremos este año es cosechar la uva antes, es decir no esperar la madurez plena. Eso va a afectar el estilo de los vinos, entonces es muy probable que en 2021 en Chile tengamos varios blancos con menor alcohol de lo normal y tendrán menos azúcar, siendo más ácidos de lo normal”.

Por lo general, la vendimia transcurre entre los meses de marzo y abril.

Pudo ser peor

No obstante, los expertos agradecen que las lluvias hayan ocurrido ahora y no en los próximos meses.

Como afirma José Aguirre, gerente de operaciones de Viña Veramonte, “esta lluvia nos pilló un poco lejos de la vendimia, con la uva no muy madura. Si esto hubiera ocurrido en marzo, los daños hubieran sido mayores. Entre más madura está la uva, más susceptible a la pudrición”. Coincide Benoit Fitte, quien dice que “si esta misma lluvia la hubiéramos tenido los primeros días de marzo, habríamos perdido el 50% o 60% de la producción”.

A diferencia de productos frescos como tomates, hortalizas y uvas de mesa, la vendimia, al vender la uva transformada, no se verá fuertemente afectada en términos de rendimiento, sino de calidad, siendo difícil que los seguros la cubran.

En cuanto a proyecciones para 2021, Pinto comentó “todo va a depender de la demanda, pero si se mantienen estos niveles de consumo que se están realizando a nivel país y en el exterior vamos a quedar cortos en cuanto a cantidad de kilos a procesar por la lluvia”. Para otras, si llegan a tener problemas de stock en 2021 acudirán a las cosechas de 2022.