l oro parece haber recuperado este año su condición de activo refugio. En 2018 no sirvió como resguardo para los inversores ante las pérdidas indiscriminadas de la Bolsa y los bonos y se dejó el 1,56% de su valor. Pero en 2019, la menor fortaleza del dólar y la relajación en los mensajes de los bancos centrales están jugando a su favor, aunque su precio se haya debilitado en las últimas sesiones.

Esta semana el oro marcó mínimos anuales por debajo de los 1.280 dólares por onza, aunque ha llegado a marcar un máximo anual en los 1.340 dólares, en el mes de febrero, cuando acumuló un avance cercano al 10% en poco más de mes y medio. En la sesión del viernes, tras intentar un nuevo ascenso, marcó un nuevo mínimo anual en los 1.273 dólares, si bien los expertos apuntan a nuevos avances.

De hecho, el oro se está abriendo paso en la asignación de activos de las gestoras este año y firmas como Julius Baer prevén que se asiente en los 1.325 dólares en un plazo de tres meses y sobre los 1.400 dólares en el horizonte de un año. La firma suiza augura que el dólar va a perder fortaleza, a la vista de que la Reserva Federal no tiene intención de elevar los tipos este año y de que el mercado incluso especula con una rebaja del precio del dinero el próximo año. Y cuanto más barato esté el dólar, más se apreciará el oro.

"El oro (y muchas otras materias primas) está denominado en dólares, lo que genera una tendencia natural a que su precio aumente cuando cae el valor del billete verde", apuntan desde WisdomTree. Así, la apreciación del dólar el pasado año impidió el encarecimiento del oro, pese a las turbulencias del mercado. Desde los mínimos de 2018 marcados en agosto, el oro se ha revalorizado el 8,5% y en lo que va de año, conserva un alza del 4,5%.

El debilitamiento económico global, que también llega al dólar y a la política de la Fed, ha contribuido al impulso del oro, que se ha frenado esta semana ante el positivo dato de crecimiento en China.