Mrs. Patagonia

Kristine McDivitt dice que el 2012 fue un buen año: el futuro Parque Nacional Patagonia, iniciativa que ella encabeza, comenzó a operar y, en mayo, HidroAysén paralizó sus obras. La mujer de Douglas Tompkins apuesta por el cierre definitivo de este proyecto y defiende la gestión del presidente Piñera: "Ha hecho cosas muy positivas, varias no muy notadas por el público".




Desde su casa en el lago Reñihué, en las cercanías de Pumalín, Kristine McDivitt dice que está feliz. Que el 2012 fue un buen período: después de ocho años, el proyecto más ambicioso de esta ambientalista, que en 1993 dejó su carrera empresarial para dedicarse a la conservación, abrió sus puertas a los turistas. Se trata del futuro Parque Nacional Patagonia, un predio de cerca de 80 mil hectáreas emplazado en la comuna de Cochrane, XI Región, y que en el futuro piensa donar al Estado chileno.

Después de trabajar codo a codo con su marido, el ecologista estadounidense Douglas Tompkins, en el desarrollo del Parque Pumalín, el 2004 la presidenta de la organización Conservación Patagónica decidió emprender un proyecto propio. Buscó tierras y compró la Estancia Valle Chacabuco, de 70.000 hectáreas. Ahí desarrolla uno de los proyectos de conservación más grandes de Chile, que incluye la protección de animales como los huemules. En esto trabaja con el norteamericano George Schaller, referente internacional en la materia.

El plan avanza. Quedan sólo dos años para terminar el proyecto completo y en 2012 comenzó la marcha blanca: el lodge Valle Chacabuco, la casa de huéspedes -Casa Butler- y el restaurant ya funcionan. En paralelo, empezó la construcción del centro de visitantes y del museo y en el verano inaugurarán el camping Los West Winds.

La inversión ha sido millonaria. Aunque la ex ejecutiva de la empresa Patagonia mantiene la cifra en reserva -se habla de decenas de millones de dólares-, dice que sin los aportes extranjeros este proyecto no sería viable. “Desafortunadamente en Chile no hay una tradición filantrópica orientada hacia la conservación, por lo que todos nuestros esfuerzos los enfocamos en Europa y Estados Unidos, incluso un poco en Asia”, asegura.

Para atraer donantes, los Tompkins invitan a potenciales interesados a su hacienda. Ellos hacen su aporte en capital y, a cambio, el matrimonio les da alojamiento y comida. La “tarifa” queda a criterio del cliente: se han pagado desde US$ 250 por persona la noche hasta miles de dólares, y entre la lista de huéspedes destacan David Rockefeller y Bruce Babbitt, ex secretario de Interior de Bill Clinton. Pero este sistema “de cobro” operará sólo por dos años más: después de eso, operarán como un hotel normal. Tal como se hace en Pumalín.

Fan de Piñera

Kris, como le dicen sus cercanos, promete que el parque operará con el sistema energético más eficiente y moderno de Chile. “Queremos que sirva como piloto y que incentive a otros. Usamos tecnología solar de vanguardia, hidro a pequeña escala y a futuro pensamos en eólica e hidrógeno para transporte y almacenamiento”, indica. La electricidad proviene de un arroyo cercano, donde se construyó una pequeña central de pasada para generar 20 kw. Su objetivo, dice, es ser  ejemplo para las grandes empresas. No es un objetivo aleatorio: quienes conocen a esta norteamericana  aseguran que para ella, además del trabajo de parques, es clave participar en la batalla que los grupos medioambientalistas han emprendido.

En esta cruzada, es vox populi que su principal enemigo es HydroAysén. Asegura que la central perjudica su apuesta turística. Por eso se alegró cuando, a fines de mayo, la empresa de los Matte anunció que frenaba sus estudios. “Me encantó ver que Colbún decidiera paralizar la operación. Desconozco los detalles de la decisión, pero me pareció muy inteligente de parte de los Matte”.

Con una contienda menos en el frente, su próxima lucha  es concretar la donación de sus tierras patagónicas al Estado chileno y sumar esta hacienda a los 36 parques nacionales que actualmente existen en el país.

-Su marido ha mantenido conversaciones con miembros del Gobierno para establecer un mecanismo de donación. ¿En qué va eso?

-El proceso de completar una donación con la complejidad de nuestra oferta toma tiempo. Ésta no es una simple donación, ya que viene con infraestructura de acceso público de primer nivel y sabemos que va a ser uno de los mejores  parques  de Latinoamérica.  Además, involucra todas las tierras que hemos adquirido en todos estos años, e incluye 7 parques nacionales, como Pumalín, que ya viene con toda la infraestructura. Tomó un año hacer la donación para el Parque Nacional Corcovado, durante la administración de Ricardo Lagos. Pero, por paradojal que suene, donar tierras al Estado no es fácil, aunque lo que se esté haciendo es agrandar el patrimonio que pertenece a todos los chilenos.

- ¿Y qué ganan ustedes a cambio?

-Contrario a lo que se ha dicho, esto no me trae ni a mí ni a nadie beneficios económicos. Es 100% filantrópico.

-Hay varios empresarios que hoy están invirtiendo en el conservacionismo. Entre ellos Andrónico Luksic, quien optó por la conservación de huemules en la XI Región. ¿Hay algún proyecto que usted admire?

-No conozco personalmente a Andrónico, pero hemos intercambiado correspondencia.  Creo que Tantauco, en la Isla de Chiloé, es un buen ejemplo donde el sector privado apoya la conservación, logrando  una combinación de infraestructura de acceso público, educación y recreación.

- Su dueño es el presidente Sebastián Piñera.  Además de admirar su parque, ¿cómo evalúa su gestión?

-No soy experta en política, pero creo que el presidente Piñera ha hecho muchas cosas positivas, varias no muy notadas por el público. Si es que podemos llegar a concretar nuestra oferta, sería tal vez la mayor donación que se haya llevado a cabo en el mundo desde un privado al Estado. El Gobierno del presidente Piñera ha mostrado interés y para mí ésta es una señal clara de interés en la conservación de largo plazo.

-Sin embargo, desde el empresariado lo critican por la falta de iniciativas que solucionen el problema energético y por apoyar demasiado las demandas de los ambientalistas. ¿Qué piensa usted?

-He sido empresaria y conozco bien este lado de la moneda. Es claro que los negocios están destruyendo los sistemas ecológicos y sociales del mundo.  Mi marido dice que la extinción de especies es la madre de todas las crisis. Creo que tiene razón. Estamos destruyendo nuestro propio nido. Lo que el empresariado quiere no es bueno para la naturaleza ni para el ser humano.

-El gerente general de HydroAysén, Daniel Fernández, escribió en una columna: “Hemos aceptado que gente como Tompkins, que son terratenientes, financien campañas cuyo fin es frenar estos proyectos”. ¿Qué opina?

-Fernández no quiere enfrentar el tema central, por eso usa elementos distractores, tratando de llevar la discusión al financiamiento de una campaña. Este es un truco sucio. Lo que él debe hacer es discutir sobre política energética con gente como Sara Larraín, Juan Pablo Orrego o el experto en energías alternativas Amory Lovins, en vez de tratar de desacreditarnos y empujar un proyecto lleno de vacíos. Apuesto a que no podría justificar un proyecto tan malo y obsoleto como HidroAysén en un debate serio, especialmente tratando de justificar una línea de transmisión de 2300 kms.  de largo.

-¿A qué activistas financian usted y su marido? ¿Cuánto invierte al año en este tipo de apoyo?

-A estas alturas es poco lo que hacemos en este ámbito. Desde hace varios años estamos dedicando nuestros fondos a nuestros proyectos de conservación y redujimos drásticamente los aportes a terceros. Pero hemos incrementado el programa de publicaciones propias. Algunas son de fotografías a gran formato y el último que hemos publicado se llama Energy.

“La tiranía de la minoría”

-¿Cree que este Gobierno finalmente apoyará a HidroAysén?

-Es complicado apoyar un proyecto que la mayoría rechaza.  Tarde o temprano esto se vuelve en contra de aquellos que presionan por la aprobación de proyectos impopulares, esto sucede en todas partes del mundo. Yo apuesto y me inclino por el 75% de los chilenos y su sentido común, o sea que estos proyectos no van a suceder. Pero todos sabemos de la “tiranía de la minoría”, es decir, el interés de unos pocos prevalece sobre el interés de la mayoría. Veremos… todavía el jurado está deliberando.

-Hace dos años, usted señaló que esperaba que los Matte se “pongan una mano en el corazón y tengan el coraje de admitir el error que están cometiendo…”. Tras la paralización del proyecto, ¿aumentó su respeto hacia ellos?

-Nuestras diferencias con respecto a HidroAysén siempre han estado claras, pero esto no hace que cambie mis sentimientos con respecto a la familia Matte. En todo caso, nunca he hablado con ninguno de ellos directamente acerca del estatus del proyecto como tampoco conozco su opinión actual con respecto a este retiro, pero me pareció buena decisión. Fue inteligente de parte de los Matte.

-¿Cómo es su relación actual con ellos? 

-Muy cordial. Sentimos mucho respeto por Eliodoro y Bernardo.

-¿Cómo ve el futuro de HidroAysén? 

-La entrevista a Andrés Allamand para mí refleja la situación actual de este proyecto. Y la apreciación de él en relación a la necesidad de buscar un consenso nacional en cuanto a una política energética debe haber ganado el corazón del 75% de los chilenos. Me parece, además, una movida política muy astuta, pero lo importante es que todo lo que dice tiene sentido. Creo que su posición hace eco en gente de todo el espectro político.

-El próximo año hay elecciones presidenciales. ¿Es él u otro su candidato? 

-Para contestar esto tendría que saber cuál es la plataforma medioambiental de cada uno de ellos y ver qué proponen.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.