Cuarentena sin descanso: 2020, el año sin vacaciones de invierno

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Aunque técnicamente las vacaciones de invierno se implementaron en abril, muchos aseguran un agotamiento evidente. Padres, niños y profesores ya sienten el peso de casi cuatro meses de cuarentena.


Julio era el mes de las vacaciones de invierno. Eso antes de la pandemia. Debido al contexto sanitario, el Ministerio de Educación las adelantó de manera extraordinaria en otoño, desde 13 al 24 de abril. Las dos semanas fueron utilizadas para activar la respuesta educativa a la emergencia sanitaria: las clases en línea.

Pero a esta altura del año el agotamiento es evidente. Y la posibilidad de descanso en este mes no existe. Padres, niños y profesores ya sienten el peso de casi cuatro meses de cuarentena.

Es el caso de Jimena Santibáñez (35) que hasta antes del confinamiento tenía una rutina clara y eficiente. Sus hijos de 7 y 10 años se iban al colegio a las 7.15. Ella, que trabaja confeccionando ropa en su casa, ordenaba, salía de compras y tenía tiempo para su trabajo. “Siempre tenía varias cosas que hacer, pero era mucho menos estresante que ahora”, reconoce.

Hoy se admite agobiada. Siente que pasa todo el día lavando platos. “Porque primero es el desayuno antes de las clases en línea. Después, el almuerzo para que coman antes de la última clase que es a las tres de la tarde. Después tengo que preparar algo para comer o tomar once”, cuenta.

Además, Jimena debe ayudarlos en las tareas y eso la agota, dice, porque ahora su trabajo está con mucha demanda: hace mascarillas de tela. “Mis hijos además están muy regalones, quieren que vea tele con ellos y todo el día escucho ‘mamá’ a cada rato. A veces me encierro en el baño para estar sola”.

Quiere un descanso. En estas fechas viajaba por vacaciones de invierno a la casa de sus padres. Hay primos con los cuales los niños juegan y ella descansa. Este año no podrá.

ESTUDION ONLINE POR COVID-19
El Ministerio de Educación implementó de manera extraordinaria desde 13 al 24 de abril, vacaciones de invierno para activar la respuesta educativa a la emergencia sanitaria: las clases en línea. FOTO: PATRICIO FUENTES Y./ LA TERCERA

Incluso para quienes no tienen hijos sienten necesaria una pausa. Mónica Pérez (36) trabaja en consultoría y no tiene hijos, pero siempre toma vacaciones a mediados de semestre, en abril o en octubre. A estas alturas del año, dice, ya tiene unos días de descanso o planificados a corto plazo. “Este año, el cansancio acumulado desde octubre del año pasado, más la incertidumbre de no saber si podré tener algún día de descanso de acá a fin de año, es agobiante. No poder planificar ni pensar en hacer algo que no sea la misma rutina de estar dentro de casa y trabajar, me pasa la cuenta, ando súper irascible y no estoy rindiendo como siempre en el trabajo. Todas mis estrategias para combatir el estrés se están quedando cortas, ya no sé qué más hacer”.

Profesores sienten que no tuvieron vacaciones

Para los docentes el cansancio también es evidente. Mireya Ramírez (33), es profesora de Historia y Orientación en la comuna de San Antonio, en la Quinta Región, y aunque tuvo vacaciones de invierno en abril, dice que no fue descanso. “En esas dos semanas como estábamos recién empezando, me dediqué a preparar material para avanzar. No fueron vacaciones como tal. Casi siempre tomo una semana para hacer las cosas de la universidad y otra para descansar, porque además estudio. Ahora no puedo”.

A mitad de año, cuenta Mireya, ya experimenta un permanente dolor de espalda, dolor de cabeza día por medio y está desanimada. “La mayoría de mis colegas están en las mismas condiciones. Siento que a esta altura estoy haciendo las cosas por cumplir”. Su esperanza, es que les den unos días libres. “Yo me acuesto tipo 10 de la noche, pero me cuesta dormir, despierto a cada rato y duermo mal. A las 8 de la mañana ya tengo que estar conectada. Despierto sin descansar. Como que se me fue la energía, y las vacaciones en esta época son para recargar energía. Tengo una hija pequeña, estudio, y me canso”.

Urgencia en cuarentena

El adelanto del periodo de vacaciones fue un recurso para ganar tiempo y organizar los programas y la educación en línea. Pero como explica Valeria Cabello, académica de la Facultad de Educación de la Universidad Católica muchos profesores y estudiantes no lo vivieron como tal, “porque en las vacaciones lo que normalmente se hace es estar en la casa, o se viaja, o en otros casos los niños se quedan con abuelos o abuelas, se ve más televisión, van al parque, al zoológico, al cine, y nada de eso pasó en abril”.

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Tener esa pausa en esta época no solo es importante por el cansancio derivado de esta estación del año, sino también porque hay mucho agotamiento con el sistema remoto de clases, indica Carmen Sotomayor, investigadora del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile: “Los niños están cansados, los papás están cansados, porque les toca ayudar a los niños, y los profesores también están muy cansados y estresados, porque todo este asunto les ha significado tener que cambiarse a un formato que no conocían”.

Los niños y las niñas normalmente tienen periodos de descansos diarios por un tema de atención y de necesidad de movimiento, agrega Cabello. Por eso existen los recreos. No pueden continuamente poner atención a un adulto, porque su sistema de atención es limitado. “Siempre deben tener pausas, un recreo, un fin de semana que divide una semana de otra”.

En otros países los periodos de descanso son de dos semanas cada dos meses, dice Cabello. “Nuestro sistema tiene un régimen particularmente ya extenso en relación con otros países”.

Los colegios deberían considerar al menos una semana con actividades que no implique estar conectados a las pantallas, coinciden las especialistas. “Yo llamaría a una semana libre de pantallas, por nuestra sanidad mental y el bienestar de niños y niñas. Es fundamental respetar en julio el ‘parar la máquina', porque no somos máquinas de producción y los niños y los adultos estamos abatidos por esta situación que nos parece interminable”, dice Cabello.

“Sería prudente que se respetaran las vacaciones de inverno, hay que promover que se hagan las vacaciones de invierno”, subraya Sotomayor.

La solución quedará en manos de cada establecimiento. Jorge Poblete, subsecretario de Educación, reconoce que el periodo de educación a distancia ha significado, tanto para docentes como alumnos y sus familias una serie de cambios a los que han debido adecuarse. En ese contexto, dice, “desde el Ministerio de Educación estamos permitiendo que los establecimientos educacionales puedan modificar sus actividades durante este periodo, dentro de un marco flexible, según las necesidades que vayan surgiendo en su comunidad educativa y las características de su proyecto educativo”.

Así, por ejemplo, pueden realizar cambio de actividades, jornadas de reflexión del cuerpo docente, planificación de actividades de contención socioemocional, entre otras. Mineduc ha estado disponible para procesar todas las solicitudes que han llegado desde los establecimientos, admite Poblete. “Por ejemplo, hay colegios que han definido un periodo de tiempo para que los niños puedan ponerse al día y los profesores puedan tener tiempo para planificar, conversar y generar espacios para reflexión”.

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