¿Por qué no se detiene el tiempo? una cosa mágica que nos deje en una eterna sensación devacaciones y actitud relajada? Que no existan esas vitrinas con uniformes, que nadie hable del pánico de marzo y todos nos quedemos con la piel tostadita y la cara contenta. Pero la vida sigue, y lo único que se me ocurre para terminar con la amargura del último fin de semana de febrero es pensar en cosas dulces. ¡Azúcar! a nuestra vida (a lo celia cruz, of course), pensemos que todavía queda un mes de verano y que las escapaditas a la playa los fines de semana se dan fáciles. Gocemos con lo dulce, con lo rico y con todo el lado "sweet" de las cosas.