Cuando Pablo Allard tenía apenas dos años, una noticia sacudió su vida y la de su madre, Alejandra: le diagnosticaron un sarcoma de células claras en su riñón, un tipo de cáncer sumamente raro, poco frecuente y agresivo, con tasas de supervivencia muy bajas. Pero él se salvó. Desde entonces el propósito de ambos –cada uno desde su vereda– ha sido mejorar la calidad de vida de las personas con cáncer. Su última conquista fue la modificación a la Ley 21.258, para consagrar el derecho al olvido oncológico. “Antes de esta ley las personas que tuvieron cáncer no sólo no podían optar por seguros de salud o cambiarse de isapre; también les negaban créditos y hasta la posibilidad de adoptar un hijo”, dicen. Y eso, para ellos, era una injusticia tremenda.
Patricia Morales y Fotos: Alejandra González
18 abr 2024 10:28 AM