Conversaciones entre dos generaciones. En una de sus charlas diarias con su hija menor, Jorge Lanata (Mar del Plata, 1960) se enteró de algo que le causó extrañeza.

“Papá, tengo una compañera que se saca fotos de los pies”, le dijo Lola, su heredera de 17 años. De inmediato se disparó la curiosidad de su padre, quien lanzó un par de preguntas de rigor. ¿Qué hace con las fotos? ¿A quién se las vende? “A viejos pajeros norteamericanos que le pagan por PayPal”, replicó.

Fue un momento iluminador. El escritor y periodista argentino, inmerso en la realización de la serie documental Hache. Lo que no se nombra (Star+), decidió a partir de esa charla crear un episodio enfocado en indagar en los límites de las nuevas generaciones para obtener un like.

En efecto, una de las entrevistadas de ese capítulo es una joven mayor de edad que vende fotos de sus pies a través de Internet (no la amiga de su hija, que era menor). También están las voces de Lina Cáceres, referente latinoamericano del manejo de influencers, y dos casos chilenos, uno ligado a una tragedia originada en el mundo online y otro a OnlyFans.

Todos los testimonios y miradas contribuyen al fin del proyecto, una idea original de Lanata que comenzó por la definición del título. “La idea, que va a marcar todas las temporadas, es hablar de lo que los medios no hablan o, si lo hacen, tratarlos desde algún lugar que no se tratan habitualmente”, explica a Culto. El nombre de cada episodio –todos ya disponibles en la plataforma– es elocuente respecto a la variedad de cada entrega: Género, Likes, Ansiedad, Eutanasia, Justicia, Dark Web y Felicidad.

“En general en los documentales se habla de cosas que pasaron hace tiempo. En esto, no. Son temas actuales, pero tratados con concepto de documental. O sea, con más tiempo, con profundidad en los temas, con más despliegue en los recursos”, indica.

Una iniciativa con la que empieza su progresivo retiro de la televisión convencional: dice que se despedirá de su exitoso programa Periodismo para todos (El Trece) tras las elecciones presenciales de octubre de 2023, pero que mantendrá su participación en la radio. “Mi idea es seguir en streaming, no en televisión abierta. Creo que todo va a terminar sintetizando en la pantalla. Este es un momento de transición”, afirma.

-¿Cuál capítulo le resultó más revelador mientras lo desarrollaba?

Hay una cosa que me parece interesante mencionar, que es que yo mismo muchas veces no tengo una posición tomada respecto a estos temas. Son temas importantes respecto a los cuales a veces uno no piensa. Obviamente estoy en contra de la justicia por mano propia, sin duda. Pero hay otros temas... En género yo tenía muchos prejuicios. Y gran parte de esos prejuicios se me fueron al ver el capítulo.

-¿Cuáles eran sus prejuicios respecto a ese tema?

Los que tiene cualquier argentino de 60 años. Cómo puede ser que una persona haga esto, haga lo otro. Pero finalmente hay que dejar que la gente se quiera. Esto suena muy hippie, pero yo realmente lo creo: el amor es un valor importante y no tenemos por qué meternos en el amor ajeno. En buena hora que la gente se quiera, sean hombres, mujeres o trans.

“Por ejemplo, seguimos una operación de reasignación de sexo de un chico, desde que empezó a tratar de hacérsela hasta que la hizo. Hablamos en Estados Unidos con un hombre trans que tuvo un bebé. Cuando ves que el amor por el bebé es genuino, la reacción es: ¿qué tengo que meterme yo, con mi cabeza de 60 años, en eso? Dejemos que la gente sea feliz como pueda, porque bastante poco vivimos. Que sean felices como puedan”.

-Llama la atención que no hay políticos en la serie. ¿Por qué no tienen cabida?

Gracias a Dios no hay políticos (se ríe). Son temas políticos, pero no hay políticos de partido. Me parece buenísimo. Yo personalmente estoy harto de los políticos, y hago el programa político más visto de la Argentina desde hace 12 años. Pero me cansan. El discurso de los políticos es muy previsible, en general es bastante hipócrita, y yo prefiero poder entrevistar a gente que sufre, que tiembla, que vive los temas. No creo que los políticos sean eso. Los políticos me parecen máscaras.

-En ese sentido, ¿este proyecto también representó una especie de válvula de escape?

Bueno, yo tengo ganas de dedicarme más a esto que a la televisión diaria o semanal. El año próximo voy a levantar PPT, Periodismo para todos. Realmente nos va muy bien, pero estoy un poco cansado del tema político. Lo termino el año que viene, porque hay elecciones y la gente me va a pedir que esté. Pero sí, para mí es un cambio, totalmente.

-Ud. repudió el frustrado atentado en contra de Cristina Fernández. A más de un mes del ataque, ¿qué análisis realiza de ese hecho y de las repercusiones que pueda tener en Argentina?

Por supuesto lo repudié y lo repudio hoy. El problema que hay con el ataque a Cristina es que, como al gobierno nadie le cree, muchos piensan que fue falso. Yo creo que el ataque existió. Ahora están detenidos los responsables y el gobierno insiste en que esto tuvo la autoría ideológica de la oposición, y es realmente ridículo. Son chicos lúmpenes los que hicieron el ataque. No tienen formación, son bastante brutos. A mí me parece que el ataque es lo que parece: es un ataque hecho por chicos lúmpenes, que afortunadamente fracasó. Porque, por otro lado, si no hubiera fracasado, si hubieran matado a Cristina, este país sería un desastre. Afortunadamente no pasó.

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