“Esta conversación es absolutamente falsa”: la insólita entrevista donde García Márquez “despreció” a Neruda

“Esta conversación es absolutamente falsa”: la insólita entrevista donde García Márquez “despreció” a Neruda

Tras obtener el Nobel de 1971, Neruda tuvo la chance de tener una conversación con el colombiano, en un programa especial de TVN. Sin embargo, el oriundo de Aracataca estuvo visiblemente irritado, molesto y con ganas de que terminara rápido. Aquí, una historia de culto.


Entre medio de la copiosa comida que Pablo Neruda ofreció a sus amigos en París, para celebrar su Premio Nobel de Literatura 1971, había un invitado que llamaba la atención: Gabriel García Márquez. Junto al colombiano, quien ya tenía un nombre tras la publicación de Cien años de soledad (1967), estaban otros ilustres comensales como el filósofo francés Régis Debray, o el pintor Roberto Matta. Pero el oriundo de Aracataca era el único con experiencia en prensa, ya que había sido reportero en El Universal y El Heraldo.

Quizás esa experiencia hizo que él fuera el elegido para un programa especial de Televisión Nacional de Chile, en que se reunió a ambos escritores con motivo del Nobel de Neruda. La conversación tuvo lugar 48 horas después de que la Academia Sueca notificara que el vate había obtenido el galardón. En esos años, García Márquez aún preparaba su siguiente novela, El otoño del patriarca (1975).

Pablo Neruda

Al llegar el día, se ubicó a ambos autores frente a frente. Neruda extendió todo su cetáceo cuerpo, cuan grande era, en una imponente poltrona, mientras que el pequeño cuerpo de García Márquez se hundía en un sillón. Presentada por Augusto “Perro” Olivares, la charla era una “exclusividad mundial” como lo promocionó el canal estatal.

Sin embargo, a García Márquez la “exclusividad mundial” le importó un comino. Visiblemente incómodo e irritado, al poco de empezar la entrevista, el colombiano despachó unas palabras que sonaban como un hacha cortando el aire denso. “No sé a dónde nos va a conducir esta conversación, que es absolutamente falsa y hecha para la televisión”.

Ahí, el parralino intentando salvar la situación comentó: “No es tan falsa”, y luego se puso a hablar sobre el sentido de su poesía, por supuesto, con su habitual sonsonete monocorde y cansino. “Se odió a la poesía épica, la que contaba algo, ya nadie trató de escribir como Homero, el relato de un pueblo, o el Dante, nadie lo quiso hacer más. También se odió la poesía didática, la que enseñaba algo. Yo me propuse hacerlo con mi poesía”.

García Márquez le retrucó: “Podemos llegar a una coexistencia pacífica, en que los poetas sean cada vez más narradores y los novelistas sean cada vez más poetas, y no vayamos a pelear por eso, sino que seamos muy amigos y nos pongamos tan contentos como estoy yo ahora de que te den el premio, como espero que te pongas tú cuando me lo den a mí”.

Gabriel García Márquez

En ese momento, Neruda solo atinó a reír, mientras García Márquez seguía: “Tengo la impresión de cómo van las cosas y con todo lo que andas diciendo de mí, estás influyendo demasiado y sospechosamente sobre la Academia Sueca”. Algo de razón tuvo, pues obtuvo justamente el galardón en 1982.

“Te merecerías todo”; le respondió Neruda, y a continuación confesó que “envidiaba” a los novelistas. “Yo me siento incapaz de narrar todo en prosa, y la prueba es que siempre ando pensando dónde encontrar a un novelista para contarle este cuento, y como tú siempre te las arreglas para vivir en Colombia o en Barcelona, no te puedo agarrar para contarte algo que acabo de saber”.

“Pero cada vez que comemos y nos encontramos, cuentas unas historias que son estupendas, bastaría ponerle un micrófono para que ya estuvieran escritas y fueran un relato magnífico”, le comentó el colombiano. Y a su vez, Neruda contestó: “Quedarían pésimas, no tengo dedos para el piano”, y reconoció que “la novela es el bistec de la literatura”.

(AP Photo/Michel Lipchitz, File)

Básicamente, el autor de Residencia en la tierra habló la mayor parte del tiempo, mientras García Márquez, con los brazos cruzados, esperaba que pasaran luego los minutos. No estaba ni remotamente interesado. Por ello, a los 14 minutos, preguntó ofuscado: “Yo tengo la impresión de que el tema está más que agotado, y el tiempo y todo. De manera que a ver cómo hacen para que nos saquen de esta conversación, porque las buenas conversaciones que hacemos con Pablo es cuando estamos solos, sin tantos periodistas, ni tantos micrófonos, ni tantas cámaras”.

Al final, Neruda promete mostrar “a la última fiera que traigo del África”, y acto seguido, debajo del sillón sacó al peluche de un león. Le preguntó: “¿Qué piensas de estos señores que han hablado?”, luego el parralino completó: “Se ha quedado callado”. Y riendo por primera vez en toda la charla, “Gabo” agregó: “Es un silencio muy expresivo, ¿eh?”.

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