Lo de Uruguay parece libro contado. Se ven complicados y lo sacan adelante igual. En esta ocasión pudo ser así, como tantas veces en la historia. Pero el palo dijo otra cosa. Quedaban tres minutos para llegar al descanso, cuando un tiro de esquina servido por Federico Valverde fue cabeceado por el incansable Diego Godín. El testarazo, certero, dio en el parante.

Esa jugada que tantas veces se ha visto en el pasado, ante Italia en Brasil 2014, por ejemplo, esta vez no quiso entrar. Pudo ser el único tanto de un encuentro que quedó 0-0. Un debut en blanco. Lo curioso, o no tanto, quizás, es que hasta ese instante, el dominador de las acciones era el cuadro asiático.

Vamos por parte. Al ver la formación inicial del elenco dos veces campeón del mundo sorprendían dos nombres. Un par que, en cualquier otro momento, figuraban como los líderes del once: el mencionado Godín y Luis Suárez. Los históricos futbolistas han sido puesto fijo en Uruguay por más de diez años. Sin embargo, hoy, jugando en el fútbol sudamericano, parecían perfilarse más como una alternativa que titulares.

En el caso del defensor, actualmente en Vélez Sarsfield, realizó un cometido más que aceptable. Fue el hombre con más toques de balón en campo y en lo defensivo se impuso en el 80 por ciento de sus duelos aéreos. No sorprende, al tratarse de un especialista en la materia.

Por el lado del atacante el análisis es distinto. El ex Atlético de Madrid se vio aislado. Inconexo con sus dos socios de ataque, los noveles Darwin Núñez y Facundo Pellistri, que disputan su primera Copa del Mundo. Al parecer, los seis meses en Nacional de Montevideo no han sido positivos para el Pistolero, si se toma en cuenta el nivel de la competencia internacional. Es cierto que recuperó la regularidad que había perdido, pero se le observa una marcha más abajo que sus compañeros.

Luis Suárez no estuvo cerca de batir a Seung-Gyu Kim. Foto: AP/Lee Jin-man

En lo vivido en el campo, hay que decir la escuadra coreana sorprendió a la Celeste. Los dirigidos por Diego Alonso estuvieron lejos del alza que exhibieron en la parte final de las Eliminatorias. Por el contrario, los de Paulo Bento se animaron a presionarlos arriba y a complicar a los zagueros charrúas con cada arremetida. En ese aspecto, Federico Valverde se vio obligado a retroceder más de la cuenta. Estuvo lejos, por contexto, de llegar a posición de remate, como suele suceder en el Real Madrid.

Esto ocurrió, recién, en el último minuto reglamentario, cuando un misil del mediocampista chocó en el vertical. La volada del guardameta parecía inútil, pero la esférica no quiso entrar. Fue la única instancia de rompimiento que tuvo el jugador de 24 años.

De todas maneras, los Tigres de Asia tampoco causaron estragos en el pórtico de Sergio Rochet —el histórico Muslera estuvo en la banca—. Ninguno de los remates que tuvieron fue al marco. A diferencia de Uruguay, que si probó, una vez, entre tubos.

En el complemento, los 15 veces monarcas de América entendieron que, por historia quizás, estaban obligados a ir en búsqueda de las tres unidades. Así, sobre todo en el rango comprendido entre el minuto 60 y el 80, lograron ahogar a su rival, acercándolo a la meta defendida por Seung-Gyu Kim. De todas formas, nunca hubo claridad en la zona de definición.

La intensidad impresa, sobre todo en la primera parte, fue opacada por la errónea toma de decisión. Ni siquiera el cambio de Edinson Cavani por Suárez hizo mejorar a los uruguayos en ese aspecto. La velocidad existió, pero fue un encuentro con muy pocas cosas opciones para batir a los goleros.

Con el 0-0 consumado, las dos escuadras inician el Mundial con un punto. El próximo desafío para Uruguay es ante Portugal, el lunes 28 de noviembre a las 16 horas (de Chile). Por su parte, ese mismo día, pero a las 10.00, Corea enfrenta a Ghana.

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