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Nicolás Castillo recuerda el momento más complicado de su vida: “No sentía la pierna; me iba desangrando”

El delantero hizo un detallado relato de como vivió el período en que tuvo que enfrentar una trombosis que casi lo aleja definitivamente del fútbol.

Nicolás Castillo recuerda el momento más complicado de su vida: “No sentía la pierna; me iba desangrando”. JONNATHAN OYARZUN/PHOTOSPORT

Nicolás Castillo actualmente juega en el Santiago City. El delantero se fue luego de un último e irregular paso por Universidad Católica. Todo esto, años después de haber sufrido una trombosis que casi lo aleja de la actividad. Ahora, en el podcast We Are Brave, de su excompañero Miguel Layún.

Según relata el ariete, los síntomas comenzaron en la final del Apertura 2019 de México, donde el América cayó por penales ante Monterrey. “Voy a pegarle al penal y no pude ponerle el pie fuerte por un dolor que justo me viene. Además me lo atajan. Termina el torneo y tenía dos opciones: operarme o parar tres meses. No me quería operar, pero conociéndome iba a volver y me iba a volver a doler. Así que dije operemos. Y en el posoperatorio me dio la trombosis”, relató.

“Me operan el recto del cuádriceps, donde el doctor vio sangre y pensó que era residual, pero en verdad se había pasado a llevar la arteria. Entonces al cerrar la operación, la arteria siguió sangrando internamente y se creó la trombosis en la arteria y las venas”, complementó.

En esa línea, el delantero rememora como se fue complicando todo. “Yo ni siquiera le avisé a mi familia de la operación, pues era ambulatoria, sólo estaba con mi preparador físico. Y cuando despierto no podía mover el pie”, señaló.

Castillo no pudo reeditar sus campañas anteriores en la UC. ANDRES PINA/PHOTOSPORT

“Le digo que no puedo mover el pie. Me empecé a asustar pues no podía moverlo y tenía la pierna hinchada. Llega el doctor, los paramédicos y llaman a alguien vascular y escucho ‘al quirófano’. Me cuentan al otro día que pegaron la arteria, la suturaron, pero era algo provisional entre comillas”, añadió.

El crudo relato de Castillo va en alza, ya que la situación demoró en ser controlada. “Yo dije ‘me pasó en el hospital’ y nunca le di el peso ni la importancia a esto. Quedé internado en terapia intensiva y a la noche siguiente me vuelve a sangrar, se me inflamó de nuevo. Llamé a los doctores y al quirófano de nuevo”, dijo.

“Para que no siguiera sangrando la doctora me presionaba la pierna y la cadera encima mío”, agregó.

De hecho, el atacante recuerda que sintió como lo intervenían. “Me anestesian pero no me duermo a los dos segundos. Empezaron a rajarme, sentía que abrían, aunque no me dolía”, explicó.

“Volví a terapia intensiva y me explicaron otra vez lo del sangrado, que se filtró algo por la arteria pues mueve mucha sangre. Esa noche ya le dije a mi familia que se vinieran. Estuve una semana en terapia intensiva y me explicaron lo que iba a pasar: me dijeron que no iba a jugar más fútbol, mientras yo estaba en una camilla. Mis papás me decían ‘estás vivo, agradécelo’. Pero en mi cabeza decía que iba a volver a jugar”, sumó.

Cuando parecía que lo peor había pasado, Castillo recuerda que la historia comenzó a repetirse. “Luego pasaron dos o tres semanas en habitación normal y me fui a mi casa a hacer ejercicios, me hacían curaciones. Dormía casi sentado por el tema del sangrado, pero estaba tan cansado en un día me moví y luego veo el cubrecama todo rojo”, dijo.

“Yo no sentía la pierna y llamé a mi familia. Fueron 40 minutos de mi casa al hospital. Ahí me iba desangrando, iba perdiendo sangre y me acordé cuando la doctora se puso encima mío y me apretó para que no sangrara, así que le dije a mi mamá que hiciera lo mismo. Lo hizo y me cayó sangre en la cara, así que sólo presionó la herida”, recordó.

Incluso ahí su madre tuvo un rol fundamental: “Yo llegando al hospital iba viendo negro, borroso, no veía bien a mi mamá. Ella me pegaba en la cara para que despertara”.

“Me contaron que viajaron contra el tránsito y llegué durmiendo al hospital, no sabía lo que pasaba. Desperté después todo conectado tras la operación, aunque ahí me dijeron que no me iría hasta salir caminando, pero justo vino la pandemia. Me dejaron un tiempo más, unos tres meses, hasta que llegué a mi casa y empecé la rehabilitación. Yo pesaba 80 kilos y salí del hospital pesando 55-60 kilos”, indicó.

Pese a todo lo vivido, Castillo quería volver a la actividad. “Busqué al doctor que me dijera que volvía a jugar fútbol. La doctora que me vio no tenía el tacto de decirle a un jugador eso, sólo decían agradece que estás vivo, que tienes piernas y estás caminando”, dijo.

“Pero yo decía que iba a volver a jugar. Con América fuimos a Estados Unidos y me dijeron ahí ‘tomarás una aspirina de por vida y vuelves a jugar fútbol’. Fue un año yendo y viniendo a Atlanta, probando la pierna y la arteria para ver si resistía el alto rendimiento”, comentó.

Con la perspectiva, Castillo mira el lado positivo de la historia: “Me pusieron una arteria más grande, de 12 milímetros, cuando lo normal es ocho milímetros, para que pasara más sangre. Fue una etapa dura, pero linda, crecí mucho y aprendí que cada cosa era a su tiempo. Quería correr y me decían que no podía”.

“En la primera pretemporada me sentía bien, ya no me molestaba. Empecé y volví a jugar, me acordé cuando en el hospital decía que iba a volver a jugar y me puse orgulloso. Antes lloraba contando esto, pero hoy ya lo superé, he pasado muchas cosas”, enfatizó.

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