Treinta años han pasado. No es el partido más histórico, pero sí el más importante de Colo Colo. Aunque la final de la Libertadores fue ante Olimpia dos semanas después, la semifinal de vuelta ante Boca Juniors, en un Monumental repleto, fue la gesta más valiosa de ese plantel del Cacique.

Después de tres décadas, los tres jueces de la terna arbitral brasileña que dirigió esta verdadera batalla ante los xeneizes, formada por el juez Renato Marsiglia y los guardalíneas Manoel Serapiao y Ulisses Tavares, cuentan su versión.

Los hechos

El 22 de mayo de 1991, albos y argentinos entraban al recinto de Pedrero con la firme convicción de lograr un puesto en la final de la Copa. Los de La Ribera no lo hacían desde 1979, cuando cayeron ante Olimpia; y los chilenos, desde 1973, cuando perdieron ante Independiente de Avellaneda. Seis días antes, los transandinos vencieron por la mínima al equipo de Mirko Jozic. Por eso los albos debían ganar por al menos dos goles en la vuelta.

“Fue un juego intenso y muy tenso. Un partido que se jugó de manera muy nerviosa”, relata Marsiglia, el ex juez central.

Más de una hora se mantuvo el cero en Pedrero, hasta que Rubén Martínez marcó el 1-0 (65′). Marcelo Barticciotto puso el 2-0 poco después. Ánimos encendidos, el cuadro chileno lograba la final en medio de una multitud. Pero faltaba un cuarto de hora para el final cuando Diego Latorre anotó el descuento argentino. En la celebración, el hoy comentarista de ESPN se burló del portero Daniel Morón, lo que sumó un gran leño a la hoguera en el Monumental.

A los 83′, una rápida jugada entre Patricio Yáñez y el mismo Martínez acabó en el 3-1 que dejaba a los albos en la siguiente ronda. Segundos después, el caos. Aquí las versiones del cuerpo arbitral coinciden. Marsiglia apuntó derechamente a los argentinos como causantes de la pelea que se extendió por casi 15 minutos. “Todo comenzó cuando los jugadores de Boca Juniors reclamaron impedimento en el último tanto de Colo Colo, pero el gol fue legal. Muchos reclamos e invasión al campo de reporteros gráficos”, dice el árbitro.

El rostro herido de Óscar Tabárez, en esa época, entrenador de Boca Juniors.

No solo fotógrafos. También gente de seguridad, periodistas, más de una treintena de carabineros y gente ligada al local; se vio envuelta en una batalla con los bosteros. “Lo que yo vi es que los de Boca Juniors se molestaron por el ingreso de los fotógrafos al campo de juego. Había muchas personas en las cercanías de la cancha y eso terminó por encender los ánimos. Eso molestó a los argentinos, lo que produjo la violencia”, advierte Serapiao, el primer guardalínea. Tavares, su compañero de bandera, coincide: “Lo peor es que había demasiadas personas alrededor de la cancha. Los atletas de Boca Juniors reclamaron el gol de Colo Colo y se armó la pelea”, apunta.

En plena pelea

Antonio Apud dio el vamos a los combos y patadas. El volante xeneize se trenzó a golpes con un reportero gráfico. Al mismo tiempo, el descontrolado arquero Carlos Fernando Navarro Montoya intentaba acercarse al juez central, quien era protegido por un fuerte contingente policial. “Después del reclamo de los jugadores, que fue muy airado, hubo una pelea con los fotógrafos y los reporteros. Surgió ese problema que todos vieron, con Navarro Montoya, donde el golero terminó agredido tratando de reclamarnos airadamente”, avisa Marsiglia.

Famosa es la imagen del técnico Oscar Washington Tabárez, el actual DT de Uruguay, con la cara ensangrentada después de recibir el embiste de una cámara. En otro sector de la cancha, Gabriel Batistuta intentaba agredir a quien se pusiera en su camino. “Hubo una confusión generalizada, había acciones fuertes, de mucha violencia, por todos lados. Estaba la policía que debía mantener el orden y por otro lado los periodistas que debían salir del campo y no lo hacían. Además, los argentinos se sintieron agredidos por los policías y los perros. Esto es parte del fútbol, de la historia”, confirma Serapiao.

Marsiglia agrega que “es cierto que la situación se salió de control. Lo que yo alcancé a ver fue que un fotógrafo agredió a un jugador de Boca y el resto perdió el control”.

El perro Ron pasó a la historia tras morder al meta argentino. “Sin duda, es uno de los partidos más difíciles que me ha tocado dirigir, uno de los más tensos. Yo estuve seis años en partidos de Copa Libertadores, y fue una de las más grandes que me tocó presenciar”, reconoce Marsiglia. Serapiao, tal como esa noche de miércoles en Vicuña Mackenna con Departamental, secundó al referí central en sus afirmaciones: “En algún momento nos sentimos inseguros, yo por lo menos. Mas nunca nos sentimos desequilibrados”.

El arquero de Boca Juniors, Sergio Navarro Montoya, muestra a sus compañeros la herida que le dejó la mordida del perro Ron.

Todo legal

Volviendo a la cancha de la famosa Batalla de Macul. Tal como los jugadores del club de La Ribera reclamaron offside esa noche, muchos escépticos insisten en que Martínez anotó en posición ilícita. Al unísono, los tres árbitros brasileños refutan tal teoría. “La posición de adelanto no existió. Recuerde que hace 30 años no existía el VAR, no había tantas cámaras de televisión. El guardalíneas Manoel Serapiao corrió el medio del campo para la finalización del gol y yo también vi que el jugador de Colo Colo estaba en posición lícita. Suficiente para cobrar gol”, recalca el árbitro central.

El primer asistente refrenda sus palabras con una anécdota que incluye al Presidente de la Nación Argentina de ese entonces: “Al día siguiente, yo vi en los periódicos que el presidente Carlos Menem había dicho que el tercer gol chileno fue fuera de juego. Pero la verdad es que no lo fue. Yo estaba muy concentrado, vi muy bien la jugada. Yo dije, ‘está loco Menem, sabe de política, pero muy poco de fútbol’ (ríe)”. El paulista Ulisses Tavares, el segundo guardalínea, adhiere: “El jugador de Colo Colo estaba habilitado, no tengo dudas. Esto es así, los jugadores siempre culpan al cuerpo arbitral de los errores de sus defensores”.

Al repasar los causantes de la reyerta, el nombre de Boca Juniors es el que más se repite en el relato de los jueces. El elenco xeneize era el gran favorito de la Copa, luego de eliminar a River Plate en la fase de grupos (ganó ambos partidos) y a Flamengo en los cuartos de final. Serapiao, actual instructor del VAR en el Confederación Brasileña, culpa a los argentinos sin dudarlo. “El problema era la descalificación de Boca Juniors de la Copa Libertadores. Desde un punto de vista deportivo, era evidente la desesperación de ellos. Era un hecho negativo, un fracaso, y se descontrolaron”, dice el ex juez bahiano.

La sentencia

Tras ese cuarto de hora de escaramuzas entre reporteros, jugadores y carabineros, la terna arbitral decidió continuar el partido. Sorprendentemente, siempre a pesar de la violencia desatada, Marsiglia solo puso dos tarjetas rojas: a Blas Giunta, de Boca, y a Patricio Yáñez. “Fue extraño. Después de los reclamos, logramos reanudar el partido. Piense usted que todo terminó con solo dos expulsados”, relata el juez de la ya lejana, pero inolvidable Batalla de Macul que acabo en una fiesta blanca. Dos semanas después, el festejo sería ante Olimpia, en la historia más brillante del fútbol chileno a nivel de clubes.

Jugadores de Boca y personal de seguridad, en una escena del lío luego del 3-1 de Colo Colo, anotado por Rubén Martínez.

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