Responsabilidad compartida y marcación personal: la nueva estrategia de La Moneda para lidiar con un Congreso volátil

A diferencia de lo ocurrido en la previa de la reforma tributaria, esta semana hubo un fuerte despliegue de ministros en la Cámara para asegurar el rechazo del autopréstamo de fondos .

Aparte de una silenciosa fractura entre Apruebo Dignidad y el Socialismo Democrático, el reciente rechazo de la reforma tributaria demostró falta de sintonía del gobierno con los legisladores. Más política, un mayor despliegue de ministros en el Congreso y marcación individual en votaciones clave son algunas bajadas del plan que debutó esta semana exitosamente con la caída del autopréstamo de fondos previsionales.


El martes y miércoles, 16 de los 24 ministros (66% del gabinete) concurrieron al Congreso en Valparaíso. Aparte de sus temas, la instrucción era “apoyar” al ministro Mario Marcel ante la votación del proyecto que permitía un autopréstamo de fondos previsionales, advirtiendo a sus bancadas de las desastrosas consecuencias que tendría su aprobación en nuestra economía y en los planes del gobierno.

Como antaño, los ministros se repartieron en los comedores, cafeterías y oficinas de la de la Cámara de Diputados y por la noche hubo varias comidas en los tradicionales restaurantes del Puerto.

El despliegue volvió a verse el miércoles en la previa de la votación del llamado autopréstamo. Acompañando a Marcel en la testera destinada a los ministros en el hemiciclo estaban Carolina Tohá (Interior), Antonia Orellana (Mujer), Jeanette Jara (Trabajo) y el subsecretario Víctor Barrueto (Defensa), reemplazando a Maya Fernández -quien estaba en Madrid-.

De pie, Giorgio Jackson (Desarrollo Social) y los subsecretarios Christian Larraín (Previsión Social) y Macarela Lobos (Segpres), quien subrogaba a Ana Lya Uriarte, ausente por razones de salud.

A las 14.22 horas, la delegación de gobierno observó impertérrita el amplio rechazo (39 votos a favor, 96 en contra y 10 abstenciones) a la iniciativa que Marcel había calificado como un “retiro encubierto”. Pese a la contundencia del triunfo que, entre otras cosas, daba una fuerte estocada a la bancada de los retiros, los ministros salieron de la sala sin hacer ningún gesto de celebración.

Veinte minutos después, en el hall El Pensado, agradecieron sentidamente el contundente apoyo de los diputados y criticaron los “descuelgues” de los parlamentarios oficialistas que habían apoyado la iniciativa, entre ellos Félix Bugueño (FRVS), Luis Malla (PL), Karol Cariola (PC) y Carolina Marzán (PPD).

La victoria obtenida ese día contrastaba con lo ocurrido hacía15 días, a la misma hora y en el mismo lugar, cuando Marcel observó atónito el marcador electrónico de la corporación -teñido de rojo- que indicaba el rechazo a la idea de legislar la reforma tributaria, sólo acompañado de Uriarte, quien había llegado hacía pocos momentos de la celebración del Día de la Mujer en La Moneda.

Fractura oficialista

La derrota -por tres votos- de la llamada columna vertebral del programa de Gabriel Boric descolocó al conjunto del Ejecutivo, que confiaba en que la iniciativa continuaría su camino en el Senado (donde incluso ya existía un plan para moderarla y llegar a acuerdos). De paso, produjo un quiebre entre Apruebo Dignidad y el Socialismo Democrático, que hasta ahora se ha logrado mantener en silencio con mucho esfuerzo del equipo político.

“Después de que la Comisión de Hacienda de la Cámara aprobara (el 23 de enero) en particular la reforma tributaria, Marcel aseguró en distintas partes que el proyecto correría la misma suerte en la sala”, cuenta una fuente de La Moneda para explicar el desconcierto que produjo su caída en todo el oficialismo.

Marcel se lanzó duramente contra la derecha y la vocera Camila Vallejo culpó al expresidente Sebastián Piñera, buscando alguna vía de escape para un error que parecía inexplicable.

Pero ni esa tarde ni en los días posteriores hubo una autocrítica en público por la derrota que ponía en jaque el financiamiento de la agenda social.

Desde Hacienda se argumentaba -y lo siguen haciendo hasta ahora- que todos los diputados de gobierno apoyaron la reforma y que la derecha se había orquestado para hacerle daño a Boric.

El problema es que siempre se supo que los votos oficialistas no eran suficientes y que había que amarrar más apoyos.

Sectores del Frente Amplio y del PC culpan a Marcel de haber pecado de una excesiva confianza y ni siquiera haberles pedido apoyo. Desde Hacienda responden que al tener cuadradas a todas las bancadas oficialistas no se necesitaba el despliegue de ministros.

En La Moneda sí hubo varios mea culpas que se mantuvieron en privado, señalan.

Tanto Marcel como Uriarte habían confiado en una Cámara Baja muy atomizada y volátil y en la palabra empeñada de diputados y diputadas que, sin ninguna vergüenza, cambiaron su voto a última hora, fueron algunos de los reproches.

¿Cómo relacionarse entonces con esta joven Cámara que desconoce algunas normas básicas de la política? ¿Cómo evitar nuevos traspiés en un año clave para lograr avances legislativos (el próximo estará marcado por las elecciones municipales y el subsiguiente por las presidenciales, lo que dificultará aún más acuerdos)?, fueron algunas de las interrogantes planteadas en Palacio.

Uriarte dio una señal inmediata reforzando su equipo con dos experimentadas políticas socialistas: Vanessa Marimón como jefa de gabinete y Patricia Silva como asesora legislativa (aunque en la Segpres señalan que la decisión estaba tomada antes de la derrota de la tributaria).

El nuevo plan

Había que aprender de los errores cometidos el 8M y cambiar la estrategia de relacionamiento con los diputados con rapidez, ya que se encontraba en tabla el proyecto (mencionado al inicio) que autorizaba a los afiliados sacar hasta $ 1 millón si en sus cuentas tenían entre $ 1 millón y $ 10 millones. Si el monto era inferior al millón de pesos, podrían retirar el total de lo ahorrado.

Aunque los informes indicaban que la iniciativa presentada por diputados independientes y del Partido de la Gente en marzo de 2022 tenía pocas probabilidades de ser aprobada, no se podía correr el más mínimo riesgo. Una derrota, señalan fuentes de gobierno, sería un nuevo golpe que ahora sí podría desestabilizar a Marcel.

A fines de la semana pasada llegó a manos de Uriarte un mapeo de las bancadas con datos preocupantes.

Se advertía que en Renovación Nacional varios diputados eran partidarios de que se aprobara la idea de legislar para mejorar el proyecto. Creían que era mejor abordar el tema ahora y así bloquear el llamado sexto retiro anunciado por Pamela Jiles.

Lo más sorprendente era que al menos siete de los nueve diputados de la bancada PPD-Independientes apoyarían la idea de legislar, tres PS tenían dudas y algunos liberales y radicales, aún molestos con el cambio de gabinete, podrían buscar una vendetta.

En el PC el escenario también era alarmante, ya que el público respaldo de Karol Cariola, una de sus diputadas más emblemáticas del partido, podría arrastrar a otros compañeros de bancada. Más aún en momentos en que su presidente, GuillermoTeillier, se encontraba con una estricta licencia médica.

Como si fuera poco, otro análisis de la Segpres reparaba que el autopréstamo podría ir sumando adeptos en un clima muy enrarecido en la Cámara, si es que su votación se concretaba después de la semana distrital (27 de marzo a 2 de abril).

Ese viernes 17 de marzo, la Segpres solicitó el apoyo comunicacional de la Secom. Se acordó que martes y miércoles los ministros se desplegaran en el Congreso y se elaboró una minuta con bajadas comunicacionales con la línea estratégica y política que había dado Hacienda para enviar a los diputados.

Esta advertía -con datos del Banco Central- el efecto que habían tenido los anteriores retiros en el alza de la inflación y explicaba que el autopréstamo haría retroceder bruscamente todo lo avanzado por el gobierno en un año, e hipotecaría el éxito de la reforma previsional.

El domingo (pasado), Uriarte se comunicó con los jefes de bancadas de todos los partidos y elaboró un diagnóstico actualizado.

Con este background llegaron los ministros el martes al Congreso.

Las gestiones de Lobos

En un almuerzo con la bancada de su partido, la ministra Jara pidió con vehemencia no seguir el camino de “la compañera Cariola”, lo cual consiguió. Vallejo también llegó al Congreso esa tarde para, entre otras cosas, reforzar las gestiones de su par de Trabajo.

Tohá también logró atenuar la rebelión en la bancada de independientes y PPD, sin embargo cinco diputados igual terminaron aprobando el autopréstamo, lo que profundizó la molestia frenteamplista con este partido, que ellos consideran fue “premiado” en el reciente ajuste ministerial.

“Toti” Orellana, en tanto, se reunió con Convergencia Social (que en todo caso ya tenía definido el rechazo) y con varios independientes cercanos a ella.

Marcel almorzó con los diputados socialistas, a quienes reiteró sus argumentos en contra de la iniciativa, especialmente a Marcos Ilabaca, Emilia Nuyado y Daniel Melo, quienes veían con buenos ojos el proyecto. Una buena parte del encuentro giró en torno al rechazo de la tributaria y varios diputados le reprocharon al ministro no haber instalado con más fuerza en la ciudadanía que esta financiaría una serie de beneficios sociales.

“Es inexplicable que el gobierno no haya tenido una estrategia para difundir e informar, entre otras cosas, que su rechazo significaría la imposibilidad de financiar el aumento de la Pensión Garantizada Universal”, dice el diputado socialista Juan Santana.

En este confuso ambiente, la subsecretaria Lobos propuso poner “discusión inmediata” para que el tema se zanjara el miércoles, como finalmente ocurrió.

Por ello, muchos diputados -oficialistas y de oposición- atribuyen a ella el final feliz de esta historia. Varios señalan, además, que Lobos fue la única persona del gobierno que habría advertido que los votos de la tributaria no estaban completamente asegurados.

El Ministro de Hacienda, Mario Marcel, junto a la subsecretaria de la secretaría General de la Presidencia, Macarena Lobos y la Directora de Presupuestos, Javiera Martínez.

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