Cómo opera Meza-Lopehandía, el críptico jefe de gabinete de Boric que los partidos miran con atención

El militante de Convergencia Social y mano derecha del Presidente ha cultivado un bajo perfil y -a ratos- poco comprendido entre los partidos del oficialismo, particularmente en el Socialismo Democrático. Su falta de llegada en la centroizquierda y en la oposición, admiten en Palacio, es algo que ha buscado revertir.


Ampliar sus redes en las coaliciones que sustentan al gobierno. Ese objetivo se trazó en las últimas semanas el jefe de gabinete del Presidente Gabriel Boric, Matías Meza-Lopehandía. El militante de Convergencia Social apunta principalmente en el Socialismo Democrático, donde -hasta hoy- reconocen en él un rol con poco roce y llegada.

Con ese horizonte, de hecho, se le ha visto por estos días, al también amigo del Mandatario, en varios encuentros con dirigentes de la denominada ex Concertación en el Café del 10, a pocos pasos de La Moneda.

Meza-Lopehandía -quien fue mentor del actual Mandatario en la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile y con quien el jefe de Estado fundó la Izquierda Autónoma-, marcó un estilo “bajo perfil” en la primera etapa de la administración de Boric, afianzando sus lazos políticos con dirigentes de su partido y de Apruebo Dignidad, pero no así con figuras de la centroizquierda y menos con la oposición.

Es conocido que, por ejemplo, mantiene informados de las decisiones que se irán tomando en el Ejecutivo a ciertos personeros del Frente Amplio como el timonel RD, Juan Ignacio Latorre, quien es su amigo, o que conversa seguido con referentes de su partido como Diego Ibáñez y Gonzalo Winter, algo que -sin embargo- no se replicaría con la misma intensidad en todas las colectividades. “Es muy accesible y tenemos línea directa con él”, dice un dirigente de Apruebo Dignidad.

Además, a diferencia de sus antecesores de los gobiernos del sector -como Ana Lya Uriarte o Rodrigo Peñailillo-, Meza-Lopehandía no mantiene una relación permanente con la oposición. “Él representa, en parte, el déficit político del equipo presidencial; no le entrega más redes ni sustenta al Presidente”, dice un alto representante de la centroizquierda.

En La Moneda reconocen que el jefe de gabinete del Mandatario, quien antes de asumir se desempeñaba en la Biblioteca del Congreso Nacional, llegó con puentes más acotados fuera de Apruebo Dignidad, pero recalcan que en ningún caso es un tipo “poco político, es todo lo contrario, y en el último tiempo ha ampliado sus redes”.

Otras fuentes de Palacio señalan que el estilo de Meza-Lopehandía puede ser algo incomprendido por las lógicas del poder tradicionales. “Nos forjamos haciendo política fuera del poder a diferencia de la ex Concertación”, señala un personero del gobierno que lo conoce hace varios años.

Pero también, dicen en el gobierno, hay otro factor en esa lectura: el estilo del propio Presidente. Así, quienes conocen las lógica del trabajo en el equipo presidencial, dicen que en gobiernos anteriores la figura del jefe de gabinete era distinta: que el acceso era restringido, lo que no ocurre, aseguran, con el caso de Boric. “Basta un mensaje por Signal para conversar con él. Por eso sería injusto compararlo si ese rol no es algo que le hayan pedido”, agregan las mismas fuentes.

Eso, de hecho, es algo que también advierten en la oposición, donde el Mandatario -por ejemplo- tiene línea directa con el presidente de la UDI, Javier Macaya, o el secretario general de RN, Diego Schalper.

La relación con el Presidente y el choque con Dammert

Nadie esconde en La Moneda que Meza-Lopehandía es amigo del Presidente. De hecho, si bien en Palacio recalcan que no son de juntarse mucho fuera del horario laboral, en algunas ocasiones el Mandatario ha visitado la casa de su jefe de gabinete, ubicada en La Reina, para ver partidos de fútbol como hinchas del mismo equipo: la Universidad Católica.

Y el vínculo entre ambos, pero también el que tiene Meza-Lopehandía con figuras como el jefe de avanzada, Nelson Alveal, y otros personeros del Segundo Piso, ha tensionado -a ratos- las relaciones profesionales en La Moneda.

Es conocido que esa fue una de las razones por las que comenzó a chocar con la exjefa de asesores del Mandatario Lucía Dammert, quien presentó su renuncia a mediados de septiembre. La lógica “amical” que operaría en el equipo, dicen quienes conocen su funcionamiento, habría hecho complejo que la socióloga pudiera ejercer su rol, algo que -en todo caso- descartan desde Palacio.

La exasesora de Boric tampoco estuvo de acuerdo con la idea -que defendió el propio Mandatario y Meza-Lopehandía- de que fuera el comunista Nicolás Cataldo quien asumiera en la Subsecretaría del Interior, decisión que le terminó abriendo un flanco a La Moneda el 6 de septiembre pasado y empañando el cambio de gabinete que hizo el jefe de Estado tras el aplastante triunfo del Rechazo en el plebiscito constitucional.

Amigos más o menos, en todo caso, en el gabinete destacan que la relación entre el Presidente y Meza-Lopehandía, es más que todo intelectual y política. “Influye mucho en el Presidente, pero es muy respetuoso de la jerarquía presidencial y que hay medidas que se toman en las que hay que acatar”, dice un personero del Ejecutivo que lo conoce hace años.

“No es un ministro en las sombras”, agrega otra fuente de Palacio.

En La Moneda -además- aseguran que tiene una excelente relación con el comité político y en particular con el actual ministro de Mideso, Giorgio Jackson. Cuando en ocasiones no se logra un consenso inmediato en ese espacio, dicen las mismas fuentes, él participa en buena parte de esas decisiones, como también de otras más “performáticas”, al estar a cargo de la agenda presidencial.

En Palacio recuerdan un ejemplo: fue él quien le sugirió al Presidente que llegara con la banda presidencial a recibir la propuesta de texto constitucional el pasado 4 de julio a la sede del Congreso en Santiago, un gesto que fue bien evaluado en esa época en que había una crítica permanente sobre la prescindencia del Ejecutivo respecto del proceso y la futura campaña. Quienes conocen su trabajo, aseguran que Meza-Lopehandía no se pierde si es que el Presidente tiene que dar señales más republicanas o potenciar su impronta de Jefe de Estado.

De hecho -pese a su raíz política autonomista-, tal como el Presidente, entiende que el golpe del plebiscito obligará al Mandatario a dar un giro hacia un rol más republicano, que gobierna y encarna las preocupaciones actuales de la ciudadanía y que están cada vez menos centradas en el tema constitucional.

Ante ese desafío, en La Moneda recalcan que Miguel Crispi, quien reemplazó a Dammert en el Segundo Piso, sería un elemento ordenador y podría aportarle mayores redes al Mandatario. Otros, sin embargo, afirman que el RD tampoco tiene demasiado aceitados los canales con la ex Concertación y con el propio Frente Amplio.

Sobre el interés inicial de Meza-Lopehandía de mantener un control sobre el relato del gobierno en el tema de La Araucanía -algo que lo enfrentó en su momento con la exministra Izkia Siches-, en Palacio aseguran que ha delegado aquello en dos de sus cercanos: Víctor Ramos, quien asumió la coordinación del Plan Buen Vivir y operó como reforzamiento al equipo de la independiente, y Francisco Arellano, quien se sumó hace algunas semanas a ese programa.

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