Testigo en juicio contra Nicolás Zepeda describe “espantosos gritos de mujer” en residencia universitaria en que vivía Narumi Kurosaki

Nicolás Zepeda. Foto: Patrick Hertzog / AFP.

“Tuve mucho miedo, cerré mi puerta y apagué la luz de mi habitación”, declaró por videoconferencia desde Edimburgo la escocesa Rachel Roberts-Hope, admitiendo que “lamenta” no haber “avisado a la policía” en ese momento y haber esperado al 9 de diciembre para hacerlo. La testigo no pudo retener el llanto y, enjugándose las lágrimas, reconoció que recordar aquella noche todavía la hace “sufrir”.


Una testigo describió el “miedo” que sintió la madrugada del 5 de diciembre 2016 al escuchar unos “espantosos gritos de mujer” en la residencia universitaria en que vivía Narumi Kurosaki en Francia, al declarar en una nueva jornada del juicio contra el chileno Nicolás Zepeda, acusado del presunto asesinato de su exnovia japonesa.

En la noche del 4 al 5 de diciembre de 2016, “a las tres de la mañana aproximadamente escuché unos espantosos gritos de mujer”, declaró por videoconferencia desde un tribunal de Edimburgo Rachel Roberts-Hope ante un juez de Besanzón, durante la quinta audiencia del proceso contra Zepeda (31 años), acusado por el asesinato de la joven japonesa que tenía 21 años en aquel entonces.

La joven desapareció el 4 de diciembre de 2016 y su cuerpo nunca fue encontrado. Por estos cargos, Zepeda podría ser condenado a cadena perpetua.

“Tuve mucho miedo, cerré mi puerta y apagué la luz de mi habitación”, señaló la escocesa, admitiendo que “lamenta” no haber “avisado a la policía” en ese momento y haber esperado al 9 de diciembre para hacerlo.

La testigo no pudo retener el llanto y, enjugándose las lágrimas, reconoció que recordar aquella noche todavía la hace “sufrir”.

Roberts-Hope vivía a tres cuartos de la habitación que ocupaba Kurosaki en la residencia Rousseau de Besanzón.

Su testimonio fue determinante en la investigación, pues declaró a la policía que “alrededor del 2 de diciembre” vio a “un hombre sospechoso escondiéndose en la cocina” de la residencia universitaria. Ese individuo también fue visto por otros dos residentes.

Más tarde lo identificó como Nicolás Zepeda, a partir de unas fotos facilitadas por la policía. “Mi corazón se aceleró, me puse a llorar”, explicó la testigo. “Me di cuenta de que él podía ser el asesino”, señaló ante el tribunal.

El acusado, con camisa azul cielo y corbata azul marino, escuchó atentamente el testimonio.

Zepeda niega categóricamente haber matado a su expareja, y afirma que cuando la dejó en la residencia, en la madrugada del 6 de diciembre, esta se encontraba en perfecto estado de salud. Según él, la nipona estaría “desaparecida”.

El proceso se prolongará hasta el 12 de abril, según el programa oficial.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.