Liviandad e improvisación

Sesión de la Cámara de Diputados. 18 de Enero
Liviandad e improvisación. LEONARDO RUBILAR CHANDIA/AGENCIAUNO


SEÑOR DIRECTOR:

Tiene toda la razón el ministro de Justicia, Luis Cordero, al advertir la falta de prudencia de las acusaciones constitucionales en contra de cuatro ministros de la Corte Suprema. La magnitud de la crisis del Poder Judicial es proporcional a la liviandad y la inmediatez que demuestra el mundo político para enfrentarla. Respondiendo a la ansiedad de demostrar quién es más duro para enjuiciar los hechos denunciados, deciden acusar a cuatro jueces por situaciones distintas, aprovechando la ocasión para cobrar otras cuentas. Con esta decisión están arriesgando el descabezamiento del Poder Judicial, que requiere reformas urgentes, pero no debilitarlo aún más, con la consiguiente obstaculización de los procesos judiciales en curso. Se arriesga también un mayor deterioro de los parlamentarios, enfrascados por semanas en una discusión hermética para la ciudadanía, que solo saca como conclusión que todo está podrido, en medio de un proceso electoral.

Las acusaciones constitucionales son una atribución de la Cámara que requiere fundamentos claros, porque tiene graves consecuencias para quien es acusado y para las relaciones entre los poderes del Estado. En el caso “Audio”, por comunicaciones entre el señor Hermosilla y miembros del Poder Judicial, la investigación de la fiscalía aún no concluye. ¿No sería mejor tener más antecedentes y un mayor espacio de reflexión para ver qué es lo que corresponde hacer?

Todo parece improvisado. Revivir la postergada discusión de una reforma al sistema de elecciones de los jueces tiene un mérito en sí mismo y parece indispensable. Pero la impresión que se genera por experiencias acumuladas es que terminada esta situación que afecta al Poder Judicial, los parlamentarios irán por el conflicto de turno, ante la incapacidad de enfrentar en profundidad los problemas institucionales que tienen a Chile paralizado hace más de una década. Llevamos años dependiendo de la confrontación impulsada por los sectores más extremos y la falta de acuerdos en un Congreso Nacional atomizado que facilita las medidas populistas y oportunistas.

La experiencia demuestra que las acusaciones constitucionales por motivos políticos deterioran aún más la gobernabilidad. La oposición actual decide repetir lo que antes criticaron. No les vaya a salir el tiro por la culata.

Mariana Aylwin