El estudio chileno que exporta animaciones a las principales marcas del mundo

Animación hecha por Believe para Avidia Bank, un importante banco de Boston.

Coca Cola, Nike Facebook y Google figuran entre los clientes de Believe, compañía que en su minuto decidió dejar atrás el mercado chileno para poder enfocarse en un territorios que les dieran más oportunidades creativas. Esta es su historia.


Cristóbal Pérez-Gazitúa estudió comunicación audiovisual y sus primeros pasos laborales los dio en el mundo de la publicidad. En poco tiempo se corrió el rumor de su talento en la fase de post producción y empezaron a contactarlo varios clientes a quienes Pérez-Gazitúa recibía en su lugar de trabajo, que era el departamento donde vivía con su mamá.

“Mi mamá abría la puerta y aparecía un director creativo de alguna marca grande o un banco diciendo que venía a la productora y mi mamá decía: ‘Ah, viene a ver a Cristóbal’. Al rato aparecía muy tierna a ofrecerle al cliente un juguito o un pancito y era muy divertido”, recuerda Pérez-Gazitúa.

En esa época, estaba obligado a cubrir una amplia variedad de labores: desde director creativo y director comercial hasta post productor audiovisual, lo que repercutía en una exhaustiva carga laboral. A pesar de la precariedad, en 2008 ya había ganado lo suficiente para tener el capital inicial para poder fundar formalmente su propio estudio y contratar a su primer colaborador, Marcelo Stephani.

“Lo que tenía muy claro desde el inicio es que quería hacer una productora grande, internacional, que conquistara el mundo y que hiciera proyectos de los que nos sintiéramos tremendamente orgullosos y que fueran muy valorados a nivel mundial. Y creo que con Marcelo enganchamos en ese minuto y Marcelo me dijo: ‘Te sigo, te creo’”.

Cristóbal Pérez-Gazitúa y Marcelo Stephani, los socios detrás de Believe.

Ese mismo espíritu soñador llevó+ a que el estudio fuera bautizado como Believe. La dupla se afiató rápidamente y a los pocos meses Stepahni pasó a ser socio oficialmente, estructura con la que empezaron a hacerse un nombre y a crecer en el mundo de la publicidad nacional

Foco en la animación

En sus primeros años, Believe hizo “un poco de todo”, aunque hubo uno se esos ámbitos que despertó algo particular en el estudio: la animación. Al principio desarrollaron propuestas sencillas para clientes en el retail, pero con el paso del tiempo fueron entrando en la animación 3D y la creación de personajes.

Fue en 2016 cuando llegó una oportunidad que lo cambió todo. El Banco de Chile estaba buscando darle un vuelco a su campaña de la Teletón ese año y decidieron hacer un comercial animado, inspirados principalmente en el trabajo que hacía Pixar. La agencia a cargo hizo cotizaciones con varias de los mejores estudios del mundo y Believe decidió enviar una propuesta.

“Nos echamos varios días para poder mostrarle a la agencia que podíamos llegar a la misma calidad que lo que se hacía afuera y al final el cliente se la juega por la idea de que una campaña muy nacional, que representa a todos los chilenos había que hacerla en Chile”, cuenta Pérez-Gazitúa.

El trabajo de Believe ha roto fronteras, llegando incluso a países como Dubai, donde hicieron estas animaciones para Sadia.

A partir de ahí vino el primer gran desafío en el ámbito de animación. Si los cortos de de este tipo toman generalmente entre tres y cuatro meses de trabajo, en esta ocasión tenían un poco más de un mes. “No dormimos durante muchos días. Teníamos turnos día y noche. Arrendamos un apart hotel atrás de la oficina y había chicos que se iban a hacer turnos para dormir mientras otros llegaban a trabajar. Fue una locura. Fue pura garra, puro amor, puras ganas de hacer algo que era la primera vez que se hacía en Chile”, dice.

La buena acogida de ese comercial e incluso la obtención de algunos reconocimientos internacionales fue decisiva para que en Believe tomaran el rumbo definitivo de especializarse en animación, desempeñándose como proveedores para agencias de publicidad y marcas.

Calidad por sobre todo

En los inicios de Believe, en el estudio estaban suscritos a la revista Stash, publicación internacional especializada en animación y efectos especiales que los proveía mensualmente con DVD’s que contenían lo mejores trabajos del rubro a nivel mundial. Aunque la realidad de esos estudios parecía muy lejana, competir mano a mano con ellos siempre fue el objetivo.

“Siempre vimos Believe como algo a largo plazo, nunca lo pensamos en pequeño. Muchas otras empresas, cuando se ganaban un proyecto, se sentían contentas y quizá los dueños cambiaban el auto o se iban de vacaciones. Nosotros agarrábamos ese capital y contratábamos a otro artista, o comprábamos otro computador, o pedíamos un crédito al banco”, explica Pérez-Gazitúa.

En ese contexto, su incursión en la animación se consolidó rápidamente en Chile, trabajando para la mayoría de agencias que hacían proyectos grandes de animación publicitaria. Aún así, los saldos económicos no eran del todos positivos porque, entre otras cosas, las empresas chilenas no estaban dispuestas a invertir sumas muy holgadas en animación.

Con Hasbro trabajaron en torno a una colección de juguetes de Marvel.

“Chile era un país que no pagaba la calidad. Te pagaba bien un proyecto pequeño, pero para el que trabajaba mucha gente, durante muchos meses, no había mucho presupuesto ni interés en que quedara tan bueno. Algunos clientes nos decía que estaba bien, pero que no era necesario que nos esforzáramos tanto. Y eso empezó a romperme la cabeza, porque lo que nos movía con Marcelo era hacer cosas de altísima calidad”, comenta el fundador de Believe.

Por lo mismo, decidieron apuntar a un mercado donde se priorizara la calidad, así que buscaron internacionalizar su propuesta. Para eso, invirtieron una parte importante de su presupuesto en viajar por el mundo, yendo a ferias y convenciones del rubro para hacer contactos y ganar oportunidades.

La estrategia fue arriesgada, pero les abrió las primeras puertas. Por ejemplo, participaron en las animaciones del videoclip de “Feelin’ myself”, canción de will.i.am y Miley Cyrus, y también en las de los Kids Choice Awards, que organiza Nickelodeon. Estos trabajos quedaron como los primeros hitos de una internacionalización que hoy sigue creciendo.

Ganarse la confianza

Para Pérez-Gazitúa, algo clave para poder llegar a exportar un servicio tan específico y relacionado a la tecnología, a otros países, es generar vínculos sólidos con los clientes y hacer lo que sea necesario para lograrlo.

“Esto no era como empezar a mandar correos a ver si alguien nos pescaba y en ese tiempo tampoco estaban tan fuertes las redes sociales. Pero yo siempre he pensado que esto no funciona tanto esperando que alguien te vea en una red social y te llame. Acá son relaciones de confianza que se construyen a largo plazo. Entonces yo prefería pegarme el viaje, ir a conocer a esta persona, darle la mano, mirarnos a los ojos, mostrarles en mi computador qué es lo que hacemos, contarles la historia de Believe y ganarnos la confianza y que ellos se animen a trabajar con nosotros”, opina Pérez-Gazitúa.

Este trabajo para Coca Cola ganó recientemente un premio en el Festival Internacional de la Creatividad Cannes Lions.

La apuesta les ha dado resultados y al día de hoy casi el 100% de sus clientes son internacionales, salvo la campaña del Banco de Chile para la Teletón, que es un vínculo significativo que aún mantienen. Entre sus trabajaos más destacados destacan animaciones para Coca Cola, Burger King, Elite, Kellog’s, Walmart, Nissan, Hasbro, Beefeater,, Tostitos, Bimbo, El Corte Inglés y Lipton.

Además, en los últimos meses han trabajado para clientes como Facebook, Starbucks, Nike y Google, aunque los proyecto aún no ven la luz. También adelantan que han estado trabajando por primera vez cinemáticas para videojuegos.

En esa línea, el futuro cercano de Believe parece por lo menos prometedor, y ni siquiera el explosivo crecimiento de la animación por Inteligencia Artificial los inquieta, aunque admiten que están usando algunas herramientas con dicha tecnología. “A corto plazo no tenemos miedo para nada, porque sentimos que el tipo de arte que nosotros hacemos necesita esa humanidad y esas decisiones que solamente un humano las puede tomar”, cierra Pérez-Gazitúa.

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