Las mayores innovaciones financieras de todos los tiempos




Qué transforma a una idea en una gran idea de negocios? ¿Cómo podemos saber si sobrevivirá la prueba del tiempo? Y ¿por qué algunas ideas nuevas tienen mayor influencia que otras en moldear el entorno en que operan los negocios hoy?

Estas son preguntas que un panel de Financial Times evaluó al delinear la lista de las ideas que más han tenido influencia en el mundo de los negocios de hoy en día.

Si a cualquier banquero respetable se le hubiera pedido hace seis años que nombrara la mayor innovación de los últimos tiempos, probablemente no habría dudado en nombrar las obligaciones de deuda colateralizadas (CDO, su sigla en inglés), una estructura inteligente basada en miles de hipotecas y valores respaldados por hipotecas empaquetados. La demanda por retornos a las inversiones elevados y supuestamente seguros que vino con los CDO les permitió crecer de manera estratosférica en la década hasta el año 2007.

Hoy, incluso si los banqueros que ganaron sus millones de dólares en ese negocio son tímidos acerca de nombrar el desacreditado acrónimo de tres letras. La popularidad de los CDO en cambio generó crecimiento en los créditos subyacentes, muchos de los cuales estaban finalmente concentrados en hipotecas subprime de alto riesgo a estadounidenses que pronto tuvieron problemas para devolver el dinero. Como sabrá cualquiera con un leve interés en finanzas, así fue como se sembraron las semillas de la crisis financieras. La simple securitización -empaquetar créditos en nuevos bonos- está volviendo a estar de moda a medida que los gestores de fondos buscan inversiones que generen un poco de ingresos en medio de tasas de interés insistentemente bajas. Pero los CDO -y los derivados más oscuros que generó- ciertamente no están en la lista de los principales inventos de nadie.

Hay incluso cierto reconocimiento entre los banqueros de inversiones de que Paul Volcker, el ex gobernador de la Reserva Federal estadounidense, podría haber tenido la razón cuando habló acerca del simple cajero automático. "La innovación financiera más importante que he visto en los últimos 20 años es el cajero automático", dijo en el peak de la crisis financiera en 2009. "Eso realmente ayuda a la gente y evita visitas al banco y es de real conveniencia. ¿Cuántas otras innovaciones me puedes nombrar que hayan sido tan importantes para los individuos como el cajero automático?".

Con la banca de inversión tan pasada de moda por estos días, otras innovaciones retail también son rivales populares para los premios de los grandes inventos financieros. La banca online vía Smartphone, por ejemplo, ahora se da por sentado para millones de personas. Pero es particularmente poderosa para los países emergentes, creando una infraestructura virtual para una expansión rápida y eficiente del crédito y el resto de los servicios financieros. Eso es especialmente cierto en África, donde la tecnología ha permitido a los bancos y sus clientes dar un salto desde el caro y demoroso proceso de construir grandes redes de sucursales para apoyar el crecimiento.

Para muchos, la mejor innovación del último milenio fue la creación del mercado de capitales. La Venecia del siglo XIV y la Bélgica del siglo XVI pueden adjudicarse este concepto. Pero donde sea que estén sus raíces, debieran escasamente ser una piedra de toque, especialmente en Europa, a medida que la región lucha por escapar de la crisis financiera de la eurozona y reconstruir el crecimiento económico.

Los políticos y banqueros centrales de la región están desesperados por hacer que las finanzas europeas se alineen con las de Estados Unidos, donde cerca del 75% del financiamiento de las empresas proviene no de los bancos sino de los mercados de capitales, en vez de un magro 25% del que puede jactarse Europa. La crisis enseñó a los líderes europeos una lección poderosa acerca de la vulnerabilidad de una economía que depende de las finanzas de los bancos cuando los bancos en sí mismos son tan susceptibles de quebrar.

Todavía no está claro que este vuelco vaya a ocurrir. ¿Quién sabe? Quizás el alivio cuantitativo, la regla de Basilea III sobre el capital bancario y la operación de refinanciamiento de largo plazo del Banco Central Europeo -todas las cuales han sido respuestas innovadoras a la crisis- algún día sean reconocidas como las mejores invenciones financieras de los últimos años.

COPY RIGHT FINANCIAL TIMES

© The Financial Times Ltd, 2011.

Crédito al consumidor permitió elevar el estándar de vida

Si bien dar a los compradores tiempo para pagar ha sido siempre la herramienta básica del comercio, el crédito al consumidor en este aspecto moderno de pago a plazo, créditos al consumidor y, eventualmente, la tarjeta de crédito fueron un subproducto de la Revolución Industrial, un período que proclamó una nueva era del consumismo.

Los trabajadores de las fábricas que inundaron ciudades como Manchester en Reino Unido o Nueva York en Estados Unidos fabricando ropa y vajilla, y más tarde televisores, refrigeradores y autos, se convirtieron en una nueva casta de consumidores así como de productores. El pago retrasado para ciertos bienes y servicios fue posible gracias a los salarios pagados en intervalos regulares, pese a que esto fue relativamente bajo.

Mientras, el consumo se convirtió en el nuevo credo y el crédito alimentó las ventas de bienes, los cuales en cambio generaron rentabilidad y crecimiento económico. Y eso incrementó el consumo ayudando a elevar los estándares de vida.

El crédito se hizo cada vez más sofisticado con American Express y Bank of America lanzando tarjetas de crédito en 1958. Si bien la demanda en Estados Unidos y Europa ha caído desde la crisis financiera, el crédito al consumo una vez más está en una fase de innovación.

Han emergido nuevos modelos, como las plataformas de préstamo peer-to-peer, que permite a los individuos prestarse entre ellos y a pequeñas empresas, con la promesa de que son capaces de entregar crédito a medida que los grandes bancos se desapalancan.

También ha habido un auge de una serie de compañías de préstamo que han estado en el ojo del huracán de políticos y grupos de consumidores por las altas tasas de interés que cobran.

Sin embargo, hay dos desafíos principales para nuevos y viejos proveedores. Primero, el remezón de la crisis financiera ha debilitado el gasto del consumidor y muchos clientes se están enfocando en cumplir con los pagos en vez de tomar nueva deuda.

Segundo, la creciente investigación regulatoria después de las bajas tasas de interés y una rápida expansión del crédito bancario llevó a un aumento en la deuda de los hogares a niveles insostenibles en los años antes de 2008.

En parte por estas razones, aquellos buscando desarrollar carteras de créditos retail se están volcando hacia las crecientes clases medias de mercados como India, Rusia y Europa oriental.

Optimización de impuestos: un reenfoque en la planificación

Hacia el final del siglo XX, a medida que las empresas intensificaron su enfoque en el valor del accionista, dejaron de ver los impuestos como el costo de hacer negocios y comenzaron a ver a sus departamentos de impuestos como centros con potenciales beneficios.

El resultado fue una explosión de planificación fiscal agresiva en donde las empresas utilizaban sistemas y refugios artificiales. Cuando las autoridades fiscales se defendieron, las multinacionales buscaron una línea diferente de ataque, aprovechando el aumento de la competencia fiscal entre países.

Las empresas pusieron las divisiones, actividades e incluso oficinas centrales en países de bajos impuestos. A medida que las empresas se hacían más internacionales, se sentían menos obligadas por las lealtades nacionales.

Las estructuras fiscales eficientes que permitían que las ganancias se desplazaran a países con bajos impuestos se convirtieron en la norma para muchas multinacionales.

Muchos se apresuraron a centralizar sus "activos intangibles" -la propiedad intelectual, marcas comerciales, marcas registradas y conocimientos que representan el 80% del valor de las grandes empresas- en países de bajos impuestos como Singapur, Suiza e Irlanda. A medida que los pagos de regalías se disparaban - de US$2.800 millones a US$180.000 millones a nivel mundial entre 1970 y 2009 - más ganancias imponibles fluían de los regímenes de altos impuestos.

Los gobiernos se esforzaban por mantener el ritmo. Las reglas fiscales internacionales diseñadas para una época que precedía a la economía global y con acceso a Internet hizo poco para evitar que millonarias ganancias cayeran por los vacíos fiscales.

La reacción fue feroz. La crisis presupuestaria que siguió a la crisis financiera centró la atención en las empresas que no pagaban su "parte justa".

La austeridad agudizó la ira del público. El cambio ha obligado a las empresas a reevaluar su enfoque de planificación fiscal. Pero las multinacionales se muestran reacias a minimizar sus impuestos corporativos, posiblemente uno de sus mayores gastos.

El valor del accionista: ¿un resultado o una estrategia?

El valor del accionista tiene una distinción particular. Jack Welch, ex CEO de General Electric y alguna vez defensor del valor del accionista, lo llamó "la idea más tonta del mundo". Pero ha sido una de las más influyentes y parece que seguirá siéndolo. El valor del accionista ganó protagonismo originalmente para resolver lo que el economista escocés, Adam Smith, llamó el "problema de agencia", en el que los gerentes de una empresa podrían seguir un rumbo que va en detrimento de los dueños de la firma. El valor del accionista era una forma de asegurar que los gerentes sirvieran a los intereses de sus empleadores y no sus intereses personales.

El valor del accionista enfrentó dos objeciones principales. La primera era que el método utilizado para ejercerlo no parecía funcionar muy bien. Las opciones de acciones, por ejemplo, debían asegurar que a los CEO solo les fuera bien cuando a los accionistas les fuera bien. En cambio, muchos críticos culparon a las opciones de acciones y otros incentivos porque los gerentes manipulaban el desempeño de la empresa para asegurarse de fuera mejor para ellos. Eso es lo que llevó a Welch a hacer el comentario de "la idea más tonta" en el alba del colapso financiero y bancario. "El valor del accionista es un resultado, no una estrategia", dijo.

Esto lleva a la segunda objeción: que le da mucha prioridad a sólo un grupo con un interés en la compañía. ¿Qué hay del resto? El difunto Sumantra Ghoshal de la London Business School decía que los empleados eran mucho más importantes para el éxito de una empresa que sus accionistas. Los críticos de la idea del valor del accionista discuten que muchos accionistas tienen poco compromiso con la empresa, particularmente en una era de transacciones a alta frecuencia.

Sin embargo, es probable que el valor del accionista se mantenga como una idea poderosa. Primero, les da a los gerentes algo contra lo que pueden ser medidos. Segundo, muchos confían que a las empresas les va bien por sus accionistas, porque sus propias jubilaciones e inversiones dependen de eso.

Mercados de securitización y de bonos de alto rendimiento le cambió la cara al capitalismo

La llegada de los mercados de securitización y de bonos de alto rendimiento en los años '70 y '80 cambió la cara del capitalismo occidental.

Los banqueros de inversión se enriquecieron, pero el principal cambio fue que las compañías podían pedir préstamos más libremente. Esto significaba que podían crecer más rápido, correr más riesgos y contratar a gente nueva.

Todo el mundo estaba conmovido por estas innovaciones. Las empresas tenían más elección en el financiamiento. En EEUU en particular, el endeudamiento provino cada vez más de los mercados en vez del sector bancario, un modelo que existe hasta nuestros días.

Los bonos de alto rendimiento - o "basura" - son deuda emitida por empresas de menor calidad y con mayor probabilidad de impago. La securitización es el empaque de deudas y otras fuentes de ingresos en un único producto, teóricamente distribuyendo el riesgo a través del sector financiero.

En los tiempos de auge antes de la crisis financiera, sin embargo, estos productos estructurados diseñados para lubricar las ruedas del financiamiento se convirtieron en dispositivos para permitir a los inversionistas agregar niveles de riesgo vergonzosos a sus carteras.

Fueron las obligaciones de deuda con garantía respaldados por hipotecas subprime en EEUU lo que finalmente destruyó el sistema bancario que había perdido la noción de lo que le estaba sucediendo. Los bonos de alto rendimiento - popularizado por el trader estadounidense Michael Milken en  los '80 para permitir que las empresas altamente apalancadas y menos solventes pidieran préstamos - no emergen impecables tampoco.

La década culminó en escándalo con el colapso de una serie de emisores con calificaciones más bajas, Milken en la cárcel por fraude de valores y el banco de inversión de Wall Street donde trabajaba, Drexel Burnham Lambert, en ruinas. Pero estos instrumentos expandieron el reino de lo posible.

Algunos argumentan que la razón por la cual EEUU está mejor que Europa hoy es en parte debido a que tiene más de estos productos complejos, por lo que sus empresas pueden pedir préstamos de manera más liberal, y por lo tanto crecer más rápido

Gobierno corporativo: un necesario cambio de mirada

Siempre que hay una crisis empresarial - ya sea el fraude relacionado con las bebidas de la empresa Guinness en los '80, o el colapso del banco Lehman Brothers en 2008 - se eleva el grito por una mejor supervisión de parte de los directorios.

El gobierno corporativo ha sido uno de los movimientos empresariales más influyentes de los últimos 30 años. La tendencia mayoritaria ha sido copar los directorios con pensadores independientes que pueden frenar a los gerentes y evitar que los directores de las empresas sucumban al pensamiento de masa, la tendencia a hacerse eco de las opiniones de los demás, mientras la empresa sigue un curso desastroso. Los directorios adecuadamente dirigidos también se han dado a la tarea de mantener el pago del director ejecutivo bajo control.

La última batalla en el frente de la gestión empresarial es el nombramiento de mujeres en los directorios, dado que las mujeres son escandalosamente poco representadas en los consejos de la mayoría de los países.

Pero los defensores de una mayor representación de las mujeres van más allá. Dicen que ellas aportarían una nueva manera de mirar el mundo y evitarían que las empresas repitieran los errores del pasado. Pero años de reforma no han evitado repetir abusos, fraudes o el colapso financiero. Buscar a directoras le a daría a las empresas acceso a más talento.

Opciones y futuros: la fórmula de Black-Scholes y Merton

Las palabras transar y riesgo siempre han estado entrelazadas, con los comerciantes buscando formas de reducir su exposición a eventos impredecibles. Cuando partía la edad de oro holandesa del siglo XVII, comerciantes en Amsterdam y Amberes empezaron a usar opciones, lo que le dio al tenedor el derecho de comprar o vender un valor a precio fijo, como un seguro. Productos similares, como garantías, fueron transados en acciones en Wall Street en los  '20, pero nunca fueron llevados a precio "matemáticamente".

Eso cambió en 1973. Dos académicos de Estados Unidos, Fischer Black y Myron Scholes, respaldados por un tercero, Robert Merton, publicaron un paper que contenía un modelo para calcular un valor de mercado justo para opciones de compra. Le dio a los traders un método supuestamente objetivo para comparar precios de opciones.

Dos años antes, el presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, había eliminado la convertibilidad de dólar a oro, terminando el sistema internacional de tipo de cambio fijo. En menos de dos años el mundo lidiaría con una inflación gatillada por los precios del petróleo. La consecuente volatilidad de la tasa de interés implicó que los inversionistas tuvieron que cubrir su riesgo, lo que llevó a una demanda de opciones y otros derivados.

En la década siguiente, futuros y opciones, alguna vez usados por agricultores para "amarrar" el precio de los commodities físicos, se empezaron a utilizar más para productos financieros. Los volúmenes explotaron. Pero la importancia de la fórmula ha sido fuertemente debatida. Algunos preguntan si es realmente posible calcular el "verdadero" precio del valor de cualquier objeto. El mayor golpe vino en 1997, cuando quebró Long-Term Capital Management, el hedge fund que tenía a Merton y Scholes en su directorio.

El fondo tenía retornos espectaculares, pero el inesperado default ruso en 1998 alteró los cálculos y con eso tuvo que pedir un rescate a la Reserva Federal tras perder US$4.600 millones en cuestión de meses.

Capital de riesgo y capital privado para los emprendedores

Cuando el profesor de Harvard, Georges Doriot, y sus socios fundaron American Research and Development Corporation en 1946, recaudando US$3,5 millones para apoyar a start-ups, plantaron la semilla de lo que hoy es una industria de capital privado de US$3,3 billones (millones de millones), que financian desde los empresarios hasta los proyectos de infraestructura y propiedades.

Doriot fue el primero en crear una forma de reunir capital de instituciones como compañías de seguros y donaciones para financiar riesgosas innovaciones financieras, a cambio de una participación en sus futuros.

El mismo año, también en EEUU, John Hay Whitney y su socio Benno Schmidt comenzó JH Whitney & Company, proporcionando dinero para nuevas empresas con el supuesto de que el fracaso de la mayoría sería compensado por el gran éxito de un puñado.

Antes de que esta nueva generación de inversionistas apareciera, los emprendedores tuvieron que recurrir a personas adineradas para financiar sus ideas. Doriot allanó el camino para la profesionalización y el crecimiento del capital de riesgo y, más tarde, para la industria de capital privado a una escala mayor.

Como los planes de pensiones públicas, las compañías de seguros y donaciones vertieron más y más dinero a la clase de activos, el impacto de la industria creció.

Las empresas de inversión comenzaron a apuntar a empresas más grandes y establecidos, mediante créditos baratos para maximizar sus ganancias. Las compras apalancadas - que ahora representan US$1,3 billones del total de activos de capital privado - incluían la adquisición de US$30 mil millones de RJR Nabisco por Kohlberg Kravis Roberts en 1988. Pero capital privado también se convirtió en un sinónimo de reducción de costos, despidos y rupturas. Los grandes niveles de deuda hicieron que algunas empresas se volvieran vulnerables a las crisis. Y el aumento de pago a los directivos han irritado a los inversionistas, mientras que las fortunas que hicieron en poco tiempo combinadas con su tratamiento fiscal favorable han llevado a los gobiernos a gravarlos a ellos en mayor medida.  AC

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.