De acuerdo con la información entregada el miércoles por el INE a la Comisión de Economía, el fundamento para afirmar la existencia de una manipulación de los precios del IPC apunta a la asignación del código 201 (variedad temporalmente agotada en el período actual) para imputar los precios, "respecto de productos sobre los que no correspondía que se hiciese, porque ya estaban levantados", asevera la presentación del ente estadístico. Sin embargo, algunos parlamentarios y también algunos técnicos han puesto en duda si las autoridades del INE conocen a cabalidad el uso de ese código.

¿Cómo opera? Según el Manual Metodológico del INE para el IPC base anual 2018, para poder resguardar la solidez de la canasta de precios es necesario que exista una consistencia en los valores de los productos recogidos.

Eso no significa que el proceso esté ausente de situaciones excepcionales: se trata de ocasiones en las que un producto de la canasta no está en stock en el establecimiento encuestado, ya sea en forma temporal o permanente (se establecen plazos para que los equipos técnicos decidan un producto sustituto, si es ese el caso), o bien que tenga un comportamiento anómalo, como por ejemplo, que esté 70% por debajo -o encima- de su valor habitual, y que reciben el nombre de outliers.

En esos casos el encuestador les asigna un código -que para la ausencia temporal, según el INE, es el 201- y a través de un algoritmo (fórmula matemático-estadística de programación, mediante los software SQL o SAS) se le asigna un valor. Pero no cualquiera: depende del tipo de producto (clase, división, variedad), si es estacional e incluso su representatividad geográfica.

En este caso, el documento del INE afirma que "se tomaron decisiones a nivel de jefatura (aparentemente) de manera unidireccional y luego de conocer la cifra original (primer cierre) sobre un cálculo que ya estaba cuadrado y sin ninguna evidencia de anomalías que requiriesen revisiones posteriores".