Esta semana se presentó en Londres la última parte del sexto informe de evaluación del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC). El reporte esta vez se concentra en abordar qué nuevas soluciones existen para reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y cómo pueden organizarse más efectivamente. Así, los gobiernos de todos los niveles podrán contar con información científica actualizada para desarrollar sus propias agendas de acción climática.

Uno de los nuevos aspectos que aborda es confrontar la acción climática con la velocidad de su implementación. Es urgente transitar desde una sociedad en que se otorga escasa relevancia a la mitigación de emisiones, a una que valore especialmente tener un consumo bajo en carbono. La ventana de tiempo en que los gobiernos pueden actuar en esta dirección es cada vez más pequeña y se estrecha rápidamente, indica el reporte.

El propósito declarado por los 192 países que actualmente son signatarios del Acuerdo de Paris es limitar el crecimiento de 1,5°C en la temperatura media planetaria para las próximas décadas, un gran desafío. Como en todo problema complejo, sabemos que existen contratiempos para el avance en sus soluciones. Estos contratiempos derivan tanto del escaso conocimiento de las alternativas, la contingencia y situaciones de largo plazo o endémicas en nuestras sociedades. Este informe detalla opciones disponibles actualmente en todos los sectores de la economía para reducir las emisiones al 2030 a lo menos a la mitad, en comparación con 2019. Es necesario acompañar esos niveles de reducción con trabajo específico en gas metano y emisiones netas de carbono nulas al 2050.

Aun teniendo un objetivo claro, siempre estaremos sujetos a contingencias, como la pandemia global de Covid-19. En este sentido, el reporte del IPCC indica que aunque la pandemia ha provocado una caída histórica en las emisiones de CO2 (los datos preliminares para 2020 sugieren una disminución en las emisiones de CO2 con respecto a 2019 de alrededor del 7 % o alrededor de 3 GtCO2) el crecimiento de las emisiones se ha recuperado nuevamente desde abril de 2020. La actividad económica y el relajamiento de las medidas de confinamiento han sido las principales causas.

Si bien los impactos a largo plazo de la pandemia aún están por verse, en el reporte se enfatiza que sus consecuencias en muchos aspectos de la economía y la sociedad puede que permanezcan entre nosotros por mucho tiempo más. Pueden ser particularmente significativas en transporte, especialmente en el caso de la aviación, y asociadas a cambios de comportamiento gatillados por nuevas oportunidades de trabajo remoto. Si estas modificaciones pueden traer una menor generación sectorial de emisiones, otros aspectos y acciones públicas podrían comprometer las ambiciones de mitigación.

Después de décadas de progreso mundial en la reducción de la pobreza, la crisis de Covid-19 ha empujado a cientos de millones de personas nuevamente por debajo de los umbrales de pobreza. La distribución desigual de los beneficios futuros se ha exacerbado, amplificando las inequidades existentes, introduciendo otras nuevas y obstaculizando los esfuerzos hacia transiciones sostenibles bajas en carbono.

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No obstante, los efectos de la pandemia también pueden traer nuevas oportunidades en términos de mitigación. A manera de ejemplo, el reporte identifica impactos en los mercados energéticos. Han aparecido nuevas inversiones energéticas bajas en carbono por parte del sector privado, con una creciente atención al ‘Net Zero’ como guía u objetivo. También destaca que la recuperación posterior a la pandemia brinda la oportunidad de atraer financiamiento para inversiones públicas bajas en carbono aceleradas y transformadoras. La creación de empleos duraderos, que estén mejor alineados con el desarrollo sostenible en sectores de crecimiento orientados al futuro también aparece en el horizonte.

La acción climática puede ser más rápida y efectiva cuando se organizan las políticas económicas, sociales y climáticas para actuar conjuntamente. Puede haber una nueva esperanza si los países son capaces de proveer condiciones habilitantes como una buena gobernanza, instituciones efectivas que promuevan la innovación, y apoyo a una comunidad activa que esté dispuesta a modificar estilos de vida individuales y normas sociales. Transformaciones que sean sustentables en el tiempo y más resilientes a la

*Autor Líder del Reporte AR6 sobre Mitigación del IPCC y Experto Senior del Centro de Naciones Unidas UNEP-Copenhagen Climate Centre.