Las razones que explican la baja de rendimiento de la UC de Paulucci

Cristian Paulucci, técnico de la UC, suma dos derrotas consecutivas en el torneo.
Cristian Paulucci, técnico de la UC, suma dos derrotas consecutivas en el torneo. Foto: CAMILO ALFARO /AGENCIA UNO

Desde los cuatro penales en contra hasta los constantes reclamos de Fernando Zampredri contra Gonzalo Tapia. Son varios los factores que han socavado el funcionamiento del tetracampeón. A diferencia de años anteriores, esta versión de los cruzados se ve mal preparada físicamente. El equipo es lento y no tiene velocidad, con refuerzos que brillan por su ausencia. Para colmo, Diego Valencia sucumbe como extremo izquierdo, después de lo mucho que le costó adaptarse por la derecha.



Universidad Católica no logra convencer. Está lejos de aquello. No lo hizo cuando sumó tres victorias en las primeras tres fechas y menos ahora, que acumula dos derrotas consecutivas, tras pésimas presentaciones. El funcionamiento y el juego del equipo ha sido irregular, incluso, en los partidos que ganó. Remontó un 2-0 en Coquimbo, después de un horrible primer tiempo; luego venció con mucho sufrimiento a Unión Española, en San Carlos de Apoquindo; mientras que a Curicó Unido recién pudo superarlo sobre el final del partido, y con lo justo, también en la precordillera. En todos esos duelos siempre dejó dudas.

Si bien estaba claro que a los cruzados les costaba marcar diferencias, los buenos resultados iniciales tapaban las falencias del equipo. Hasta que el Palestino de Gustavo Costas provocó el primer remezón. Tanto los jugadores como el técnico Cristian Paulucci aseguraron que estaban trabajando para corregir los errores. Sin embargo, el tetracampeón del fútbol chileno realizó otra pobre actuación, repitió las mismas equivocaciones y volvió a perder. Esta vez fue por 3-2, ante Cobresal, en El Salvador.

La defensa y los penales

Curiosamente, la UC comenzó en ventaja en los dos partidos que perdió. El problema es que apenas abrió la cuenta, inmediatamente cometió un penal que le quitó la ventaja. Ese ha sido el gran pecado de los estudiantiles. Cuatro penales en cinco partidos. Solo ante los torteros no sufrió un remate desde los doce pasos. Además, tres de los cuatro penales en contra fueron faltas de Germán Lanaro, mientras que el último fue obra de Tomás Asta-Buruaga. Todos fueron goles.

El nivel que ha mostrado el argentino nacionalizado chileno de 37 años ha sido muy bajo. Y sus debilidades como central se han remarcado desde la salida de Valber Huerta al Toluca, quien ordenaba a la defensa, era sobrio en la marca y le daba una salida limpia a la Católica, además de buenos pases largos.

“Con tantas cámaras hay que tener mucho cuidado con las entradas en el área. A veces verlo en lento distorsiona la imagen y parece penal. Debemos bajar la agresividad dentro del área”, advirtió el capitán José Pedro Fuenzalida.

Sin un patrón atrás, el equipo de Paulucci sufre demasiado, porque no sale jugando con claridad y cada llegada del rival termina siendo un dolor de cabeza importante. Hasta Sebastián Pérez está inseguro. ¿Será Nehuén Paz quien le devuelva la solidez al bloque posterior de los cruzados? Eso está por verse, porque los problemas defensivos de la UC tienen que ver también con su mal funcionamiento colectivo y su falta de velocidad.

Ha sido una tónica en este torneo ver a los de la franja mal parados y retrocediendo de forma cansina cuando el rival ataca. En esta faceta también tienen responsabilidad los volantes, que están lejos de su mejor nivel, sobre todo, Felipe Gutiérrez, que pierde pelotas con mucha facilidad cada vez que le toca jugar.

El bajón de Marcelino

Algo le pasa a Marcelino Núñez. El joven volante de Universidad Católica está lejos del nivel que mostró en la gran recta final que le dio el tetracampeonato a los de San Carlos de Apoquindo. Impreciso e intrascendente. Tanto, que Paulucci lo mandó a la banca ante Cobresal. Claro, el problema del DT fue que puso a Gutiérrez en su lugar, lo que empeoró el problema para la UC.

En general, la UC no ha marcado diferencias en el mediocampo como lo hizo alguna vez, cuando Luciano Aued estaba en buenas condiciones físicas. Con el argentino afuera, Juan Leiva ha sido el encargado de ocupar su lugar, pero con características más defensivas que las del ex Racing.

Si a eso se suma que Ignacio Saavedra tampoco está en su mejor momento, todo se complica para los de la franja. Tal vez Yamil Asad sea la solución, pero jugó un cuarto de hora ante Curicó Unido y se lesionó. No hay mucho más, porque Sebastián Galani no es considerado y Gutiérrez es un riesgo para el equipo con su lentitud y la facilidad con la que pierde pelotas.

Además, la falta de generación ofensiva por parte de los volantes ha sobreexigido a los laterales José Pedro Fuenzalida y Alfonso Parot, quienes tienden a subir mucho más y cuyo gasto de energía termina pasándoles la cuenta defensivamente, al momento de retroceder.

Paulucci, la pretemporada y el cansancio

Una de las excusas válidas que tuvo Gustavo Poyet durante su estadía en la UC fue que el equipo nunca hizo una pretemporada como debe ser. Y tenía toda la razón, porque llegó a la precordillera y a los 10 días tuvo que disputar la Supercopa en la que goleó a Colo Colo. Apenas hubo preparación. Esa falta de fondo físico se notó, porque los cruzados se llenaron de lesiones durante el primer semestre del año pasado y les tomó meses nivelar esa faceta.

Sin embargo, esta vez Paulucci y su preparador físico Emiliano Fleitas, sobrino del ex PF cruzado Jorge Fleitas, contaron con todo el tiempo del mundo para realizar una buena pretemporada, más de tres semanas. Eso sí, a diferencia del Cacique, Universidad de Chile y otros elencos, el monarca prefirió quedarse en San Carlos de Apoquindo. Tampoco jugó amistosos internacionales.

Pese a eso, el equipo se ha mostrado lento, cansado y con muy poca intensidad en este 2022. Fue superado físicamente en todos los partidos, especialmente, contra el Cacique, Palestino y Cobresal, equipos que lo presionaron, le cerraron los espacios y que le jugaron de ida y vuelta, conscientes del frágil retroceso de los cruzados.

Una situación preocupante, porque el equipo da señales de agotamiento incluso en los primeros tiempos. Además, la UC sacaba diferencias justamente en lo físico en años anteriores, como pasó en 2019, con Hugo Roldán de PF (hoy en Colo Colo); y en 2020, con Facundo Peralta. Tanto el equipo de Gustavo Quinteros como el de Ariel Holan volaban en la cancha y eran arrolladores e intensos. Todo lo contrario a lo que ha mostrado el tetracampeón en las primeras fechas, en las que se ha visto como un conjunto muy predecible.

A diferencia del año pasado, Paulucci ya no cuenta con la ventaja de ser el personaje liberador que abraza a un plantel deprimido y que le despierta su fuego interno. Aquel efecto anímico ya no corre, se esfumó, porque esta vez agarró a un grupo feliz, no a uno abatido por los errores de Poyet y su hijo Diego. Ahora empezó desde cero con un equipo que busca otro hito, que es el pentacampeonato. Por eso, ya no basta con hacerle cariño a los jugadores, con hacer borrón y cuenta nueva. La misión del Flaco es hacer jugar bien a la UC y este 2022 no lo ha logrado.

Las razones que explican la baja de rendimiento de la UC de Paulucci
La UC viene de perder ante Cobresal. Universidad Católica no despega en el torneo

El cambio de posición de Valencia y el enojo de Zampedri

Casi dos años le tomó a Diego Valencia adaptarse como extremo por la derecha. Hasta que lo hizo, rindiendo de gran manera y siendo importante para el tricampeonato y el tetracampeonato. Pese a ser un 9 de área por naturaleza, se las arregló para cumplir sus nuevas funciones. ¿Y qué pasó? Cuando por fin dominó el puesto, Paulucci lo cambió a la izquierda, para ubicar por la banda diestra a Gonzalo Tapia.

El Pollo ahora tiene que empezar de cero y le ha costado. Su incomodidad se nota. Entendible, porque con Alfonso Parot, su actual compañero de banda, no tiene la misma comunicación ni coordinación que con Fuenzalida, su dupla la temporada pasada. “Si no estamos generando ocasiones constantes, repercute en la parte defensiva”, sostuvo el Chapa.

Si bien anotó un golazo ante Unión Española, su aporte ha sido escaso ofensivamente. Y no es su culpa. Sin embargo, el cambio de posición se tradujo en que la ofensiva cruzada perdió consistencia, pese al innegable aporte de Tapia. Hoy el ataque se diluye con rapidez cuando la UC intentante vulnerar por ese sector. Salvo un centro de Parot, difícilmente Valencia podrá generar mucho más por la izquierda, pues no domina ni la posición ni el perfil.

Por otro lado, hasta Fernando Zampedri también se ha visto a la baja. Pese a que suma cuatro goles, dos de ellos de penal, el Toro no está fino con la pelota. Tampoco parece estar cómodo con la función Gonzalo Tapia, a quien le reclama constantemente cuando este le pega al arco en vez de asistirlo. De hecho, el juvenil cruzado perdió la paciencia en el estadio El Cobre y recriminó de vuelta al argentino, cuya frustración se nota a leguas. Para colmo, elevó un penal en el norte.

Un hecho inquietante, porque es el primer agente ofensivo de los cruzados. Hace poco, el transandino dijo que le hubiese gustado renovar por más años, por lo que su futuro es un factor que tiene preocupado al goleador de los dos últimos campeonatos nacionales.

El escaso aporte de los refuerzos

¿Refuerzos o incorporaciones? Hasta ahora, lo que la UC trajo han sido solo incorporaciones. Lucas Melano apenas ha jugado. Lo mismo que Sebastián Galani. Cristian Cuevas entró unos minutos ante Cobresal, nada más. Yamil Asad mostró cosas interesantes ante Curicó, pero se lesionó al instante. Nicolás Peranic tampoco ha visto acción, al igual que Nehuén Paz. Pura incertidumbre.

Y no solo las nuevas contrataciones de este mercado son una incógnita. También lo es Fabián Orellana, quien llegó como fichaje estrella a mediados del año pasado. Aunque jugó algunos partidos en 2021 y lo hizo de forma aceptable, su aporte fue mucho menor al esperado, sobre todo, por el cartel con el que llegó a la precordillera y por su alto salario.

De esta forma, el peso de la campaña nuevamente recaerá en los mismos de siempre, con el peligro de que aquello genere un mayor desgaste emocional, físico y futbolístico. Un estrés que puede ser muy peligroso, tal como lo advirtió el capitán José Pedro Fuenzalida. “Tanto con Palestino como con Cobresal empezamos jugando bien, pero hemos caído anímicamente tras jugadas fortuitas. Si no lo manejamos, podemos perder muchos puntos”, sentenció el Chapa.

El tetracampeón, que este sábado recibe a Everton, en San Carlos de Apoquindo, tiene muchas razones para preocuparse y muchos detalles que corregir si es que pretende seguir haciendo historia.

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