Betty Guerra se crió en los años 40 en un piso de tierra y creció atendiendo a los matarifes, que llegaban a comer con las manos aún ensangrentadas luego de faenar animales en el matadero. Se casó virgen a los 17 años, tuvo cinco hijos y hoy suma una parentela de nietos, bisnietos y tataranietos. Por una vieja superstición, la locataria más antigua del barrio nunca quiso ser soberana de su barriada. Aunque dice sentirse interpretada por la choreza del personaje de Javiera Contador en la recién estrenada teleserie de Canal 13 que se desarrolla en el tradicional sector del persa y el mercado de carnes y verduras, no quiere la corona. "Una vez me eligieron pero no llegué a la ceremonia. Muchas que salieron reina después murieron. Además no sirvo para eso, soy muy chica. Prefiero estar en la cocina", dice con picardía.
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Históricamente, en el universo de la moda femenina, raramente las mujeres alcanzan los puestos más altos. Pero las cosas, si bien con cautela, están cambiando. Una exposición -"Femmes fatales, mujeres fuertes en la moda"- en el museo Gemeenten de La Haya, celebra a aquellas que lo lograron y se cuestiona acerca de la influencia del género en el diseño y sobre la interpretación de la moda y la femineidad desde la mirada femenina.
Débora Solis, psicóloga y directora ejecutiva de Aprofa, aclara algunas dudas sobre la vida sexual de los adolescentes en tiempos en que se inician a más temprana edad: 16,4 años los hombres y 17,1 años las mujeres según la Octava Encuesta Nacional de la Juventud 2015. Aquí aborda preocupaciones como el contagio de enfermedades de transmisión sexual, el embarazo adolescente y el uso de redes sociales e Internet como fuente de información.
Se estima que en Chile 69.955 personas tienen VIH. De esta cifra, 40.000 reciben tratamiento, ya sea en el sistema público o privado. Actualmente, gracias a los avances científicos los pacientes logran una buena calidad de vida: se sienten saludables, casi no experimentan efectos secundarios y cuando su carga viral se vuelve indetectable no ponen en riesgo de contagio a sus parejas. Estas son las historias de tres chilenos seropositivos que decidieron no renunciar a su sexualidad, en un país donde hablar de esta enfermedad aún sigue siendo un tema tabú.
Aunque al menos el 1,6% de los jóvenes chilenos se declara bisexual según la última Encuesta Nacional de Juventud, y a que hace más de 70 años Alfred Kinsey publicó una escala donde situaba a la mayoría de las personas dentro de este espectro, la bisexualidad sigue siendo un tema tabú. Invisibilizados dentro de las minorías sexuales, e incluso muchas veces discriminados hasta en la comunidad LGTB, se les tilda de promiscuos, de indecisos, de inmaduros. Aquí, tres personas explican cómo es sentirse atraídos tanto por hombres como mujeres.
Pilar Letelier es dueña de una tienda de la tienda "Cabeza de Alfiler", donde venden productos para tejer y bordar. Además, en la tienda hacen talleres de manualidades. "Me gusta mucho que la tienda sea un punto de encuentro para gente que hace manualidades", dice su dueña.