Los Recados de Gabriela Mistral: de las frutas a la política

Los Recados de Gabriela Mistral: de las frutas a la política

El volumen “Recados completos”, recién publicado, compila la totalidad de escritos que la Premio Nobel de Literatura hizo fuera de la poesía, sobre temas variados. Desde la naturaleza, la educación, literatura, la religión y la política. Aquí, junto al compilador del libro, hacemos un zoom a uno de las expresiones importantes de la notable intelectual chilena.


De su puño y letra, Gabriela Mistral anotó segura: “Si hay algo luminoso en una huerta es el papayal. Para esto nace ella y se queda como las niñas playeras, desnudas en dos tercios, libre de sello vegetal y propiamente de ramaje bárbaro; nada de hojazón alharaquienta, nada de greña sucia cubriendo los tallos puros; con una cabeza y talle tan ralos, el papayo no puede echar sombra; bajo él la resolana es fuerte, a menos que el grupo de matas sea apretado”.

El texto, llamado Recado sobre la papaya, se publicó en 1979 en el libro Elogio de las cosas de la Tierra, donde se recopilaron una serie de textos que la poeta escribió sobre elementos de la naturaleza. Que haya reflexionado sobre el fruto característico del valle del Elqui -de donde recordemos, era oriunda- da cuenta de que su trabajo creativo no se agotaba en la poesía ni en las rondas. Pasa que Lucila Godoy Alcayaga era una intelectual inquieta, muy atenta a las coyunturas de su tiempo, y por lo tanto, no perdía ocasión para escribir sobre aquello que le llamase la atención.

A lo largo de su vida, escribió varios textos de este tipo, generalmente en prosa, a los que llamó “Recados”. En ellos, abordaba diferentes asuntos: la naturaleza, lugares, educación, literatura, arte, política e incluso religión. Todos estos escritos fueron publicados en distintos lugares, por lo que se fueron acumulando de manera dispersa.

Hoy, ya es posible encontrar todos estos fascinantes textos en el volumen Recados completos, que la editorial independiente La Pollera acaba de publicar en un grueso libro de 735 páginas. A cargo de la reunión estuvo el investigador Diego del Pozo, uno de los nombres destacados a la hora de estudiar la obra de la Premio Nobel de Literatura 1945. De hecho, con la misma casa editorial ha publicado Por la Humanidad Futura, antología política de Gabriela Mistral y Toda culpa es un misterio, antología mística y religiosa de Gabriela Mistral.

“Si bien de manera bastante transversal los ‘Recados’ son reconocidos como quizás la parte más importante de su obra, debido a la cantidad y a lo dispersos que se encontraban, habían quedado relegados de la gran mayoría de trabajos recopilatorios que se han hecho sobre ella -comenta Del Pozo a Culto-. Era el paso final de lo que quedaba por hacer con el legado inédito, y me parecía que era muy importante que se reunieran todos de una vez. Era un desafío que venía dando vueltas en mi cabeza hace años y afortunadamente ahora ya pudimos publicarlo”.

Como inquieta intelectual que era, Mistral nunca se preocupó de definir muy bien qué eran los “Recados”. Para Del Pozo, la respuesta está en los mismos escritos. “En 1934 Gabriela Mistral tituló por primera vez un texto de ella con la palabra Recado. Entonces tenía 45 años, y estaba lejos de ser una joven poeta o una incipiente pensadora, sino que por el contrario ya era una autora que había encontrado su voz, que tenía una madurez intelectual y artística total. Cuando da con los ‘Recados’ ya sabía perfectamente lo que quería hacer con su obra. Entonces lo primera a destacar es que todos los ‘Recados’ se enmarcan en lo más alto de su carrera”.

Del Pozo agrega que a la hora de escribir los “Recados”, Mistral jugó mucho con los formatos. “Hay ‘Recados’ que son una carta, otros más cercanos a un artículo periodístico, otros parecen más un ensayo, otros son mera prosa poética, también hay poemas, es decir desde lo formal recogen todas las estrategias que utilizó Mistral en su obra”.

“Ella misma dio en un par de ocasiones algunas luces sobre qué son los ‘Recados’; menciona que tienen algo de la oralidad, en su tono son el estilo más propio de ella, luego dice también que son la manera en que intenta mantener una relación con los suyos desde la distancia, es decir independiente de la forma o el contenido, son siempre mensajes inspirados desde el cariño y la preocupación”.

Por ello, dada la dispersión del material, Del Pozo reconoce que este libro fue particularmente dificultoso de llevar a cabo. “De todos los trabajos de investigación que he realizado sobre Gabriela Mistral ninguno ha sido tan complejo como este. En primer lugar por la cantidad de textos, pero luego por lo dispersos que estaban y también por la dificultad de transcribir muchos de ellos. Muchas veces tuve que ir a fuentes primarias para contrastar títulos y detalles de transcripción”.

“Pasé muchas horas en la biblioteca, tuve que pesquisar ediciones muy antiguas y periódicos de hace 90 años. Quemarme las pestañas descifrando manuscritos, para luego intentar fecharlos y darles un orden coherente que permitieran una lectura hoy. Fue un trabajo enorme que me tardó varios años”.

Pero tantas horas de trabajo le permitieron a Del Pozo encontrar un tesoro: algunos “Recados” que permanecían inéditos y que nunca fueron rescatados hasta ahora. “Habían quedado publicados una vez en algún periódico de la época, y también un buen número que nunca se había transcrito. La mayoría de estos últimos los identifiqué dentro del legado inédito de Mistral que está en la Biblioteca Nacional de Chile, di con algunos otros de estas características en El Mercurio, en La Nación y otros periódicos de las décadas de 1930 y 1940 principalmente”.

Gabriela Mistral.

“Los más complejos sin duda fueron los textos manuscritos, que para la mala suerte mía no habían sido editados ni transcritos y muchas veces el sustento material había sufrido el paso de los años. Acercarse a estos manuscritos siempre es un trabajo complejo, pero que con paciencia, trabajo de caligrafía comparada y mucha reflexión, se logra dar con el texto final para publicar”.

Entre esos inéditos, hay uno que a Del Pozo le llamó la atención, el Recado sobre la fruta chilena, fechado en 1949. Ahí Mistral les escribe una laureada alabanza. “Salen estos productos que parecen griegos o sicilianos de la porfía festina de unas gentes que tienen que vivir, que decidieron vivir a pesar de nuestra piedra tiránica que llamamos cordillera, es decir, de la angostura después que ella nos deja a salvo, que parece empujarnos hacia el mar”.

Ese recado me gusta mucho -asegura Del Pozo-, porque en sí mismo muestra la diversidad y la profundidad a la que puede llegar Mistral con un solo tema. Mientras el ‘Recado’ es una respuesta a una carta que le hace llegar la argentina María Rosa Oliver, que viene de regreso luego de un viaje a Chile, y de acuerdo con Mistral, la argentina hace una larga alabanza a la fruta chilena”.

“A partir de ahí Mistral hace un recorrido por la producción frutal del país, destacando su riqueza, su autenticidad, y el sabor de esta, pero además los procesos de producción, la importancia de hacer una justa repartición de la tierra, las condiciones laborales de los temporeros y agricultores, los diferentes climas y productos que se pueden exportar, además de realizar comparaciones con la producción de otros países de la región y del mundo. Pasando por las formas de llamar a las frutas y hierbas aromáticas en diferentes lenguas y culturas, es sin duda uno de mis preferidos, también porque es quizás de los que más tardé en transcribir y descifrar”.

¿Hay algo que te haya sorprendido de los “Recados”?

Hay muchas cosas, pero para mencionar una y dejar que los lectores se maravillen por su cuenta también. Hay un “Recado”, que es el más antiguo que pude rastrear, fechado en 1927, el Recado sobre Arévalo Martínez, que se encuentra en el “Cuaderno 166″ perteneciente al legado aparecido en 2007, y que me llamó mucho la atención, ya que el primer recado del que tenía registro era de 1934, pero al ir a la fuente, descubrí que el título inicial del texto dedicado al poeta guatemalteco era Carta casi lírica para Arévalo Martínez, y que a partir de una nota de una secretaria que acompañó durante varios años a Mistral, la puertorriqueña Consuelo Saleva, entendí que se trataba de una corrección hecha en 1949. Esto nos ilumina dos aspectos, en primer lugar nos comprueba que Mistral tenía una manera insaciable de corregir y volver sobre su propia obra, y luego nos habla también sobre los “Recados” en general, que de alguna manera son también eso: cartas casi líricas.

Un lado político

Cercana a personalidades de su tiempo como Pedro Aguirre Cerda, en los “Recados” Gabriela Mistral se dio el espacio para referirse a temas relacionados con la política. Por ejemplo, en junio de 1936 estando en Lisboa, escribió un “Recado” sobre el entonces Presidente Arturo Alessandri Palma. El “León” había vuelto a La Moneda cuatro años antes, para volver a darle estabilidad a Chile luego de una tumultuosa etapa entre 1924 y 1932, en la que el país experimentó una serie de gobiernos que duraron poco, un efímero intento de República Socialista e incluso un alzamiento de la Armada, en 1931.

En su escrito, Mistral fue bastante elogiosa con el “León”. “La oratoria del señor Alessandri se llama, para los obreros, ‘código del trabajo’, el óptimo que tenemos y que vale por la legislación más avezada en la materia; para la generación del año veinte se llama ‘rejuvenecimiento de las instituciones y de ritmo nacional’ que él impuso y que ahora es de un ‘acelerado’ fogoso; y para los americanistas, ‘la paz chileno-peruana’”.

En este volumen, los “Recados” políticos de Gabriela Mistral ocupan un apartado propio. Sin embargo, Diego del Pozo se da el tiempo de aquilatar bien ese lado de la poeta. “Sobre la faceta política de Mistral, habría que aclarar primero que todo, que en ningún caso se le podría ligar al ejercicio del poder político, es decir a algún partido en particular. Como intelectual independiente entendía que su rol era cuestionar y generar en el plano de las ideas las contribuciones que fueran pertinentes. Luego hay que destacar su visión de sociedad política, donde la educación sin duda se encuentra en el centro, y su discurso se ubicó siempre del lado de las clases trabajadoras y junto a los más desfavorecidos”.

“Además habría que mencionar que su pensamiento político fue más allá que las fronteras de Chile. Donde estuvo fue capaz de reconocer lo bien y lo mal hecho, lo que no la dejó fuera de conflictos como lo que le sucedió en la Italia fascista de Mussolini, donde no se le permitió ejercer el cargo de cónsul, o su apoyo a Sandino que materializó en una serie de textos dedicados al revolucionario nicaragüense. Así también habría que decir que su faceta política es móvil y depende mucho de a qué momento de su vida queramos referirnos y el contexto histórico en el que se desarrolló”.

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