El CD Ibiza Islas Pitiusas dio el gran golpe en la ronda anterior de la Copa del Rey. El cuadro de las Baleares, que milita en la Segunda RFEF -cuarta categoría del fútbol hispano- derribó al Eibar, cuadro que hasta hace dos temporadas militaba en LaLiga.

De esa manera, el modesto isleño quedó enmarcado en la ruta del Betis de Sevilla, actual monarca del segundo torneo en importancia en el fútbol español.

El cuadro andaluz generó una verdadera revolución en la localidad ibiceña, donde el principal equipo es el Unión Deportiva de la ciudad, que navega en la Segunda División del ordenamiento futbolístico ibérico.

Fue tanta la expectativa, que las 1.000 entradas puestas a la venta para el duelo en el estadio Polideportivo Municipal Can Misses III se agotaron en solamente diez minutos.

Un estadio que está muy lejos de los más de 60 mil espectadores que llenan cada semana en el Benito Villamarín, la casa del cuadro que dirige Manuel Pellegrini.

Sin embargo, el retador del cuadro bético debió renunciar al mayor recinto de la isla, el Palladium Can Misses, con capacidad para más de 4.000 espectadores. La razón, el alto costo que cobraron su archirrival el UD y el Ayuntamiento de la Ciudad.

En ese escenario, el fútbol copero volverá a disputarse en una cancha menor, tal como ha ocurrido en muchos pasajes del actual sistema del torneo que ganaron lo sevillanos en su última versión.

Diferencias sustanciales

Sin embargo, el dato que más llama la atención en un enfrentamiento tan desigual es el presupuesto del monarca y el retador. El elenco ibicenco, como todos los equipos que militan en su categoría tienen un gasto muy acotado que, en el caso del cuadro que dirige Manu Calleja, apenas pasa los 800 mil dólares.

Una suma irrisoria comparada con la última inversión proyectada por la junta directiva del Betis, en noviembre pasado, cuando se aprobaron más de 165 millones de dólares, un 9% más que el ejercicio anterior, gracias a la inyección de capital de los socios.

A modo de ejemplo, los más de 2 millones de dólares brutos que recibe anualmente el meta chileno Claudio Bravo, según datos aportados por Estadio Deportivo, alcanzarían para pagar más de dos temporadas completas la plantilla total del rival en los dieciseisavos de final de la Copa del Rey.

El Deportivo