El rol más increíble de Volodomir Zelensky, el líder ucraniano que transitó de comediante a Presidente e ícono mundial

Foto: AFP / Prensa de la Presidencia de Ucrania

Su postulación partió de una serie donde él interpretaba a un mandatario ucraniano y al comienzo había quienes pensaban que era broma. Pero sus tres años al frente del país han superado cualquier guión. Fue protagonista de una llamada que terminó con Donald Trump en juicio político, y ahora se enfrenta a Rusia en medio de una guerra donde su liderazgo empieza a destacar.


Es un video surrealista, que se hizo viral esta semana. El Presidente de Ucrania, Volodomir Zelensky, figura en una sala llena de asistentes, con un traje formal oscuro, la bandera de su país detrás y toda la solemnidad que eso trae consigo. De pronto, se acerca a uno de sus escoltas y éste se abre la chaqueta: debajo tiene dos ametralladoras, que el mandatario procede a sacar para luego disparar, una en cada mano, a todos los presentes, en un rapto de rabia y locura.

A primera vista es una escena difícil de entender. Pero toma lógica justamente cuando se comprende que es eso, una escena. En ella, Zelensky no es Zelensky, sino Vasyl Petrovych Holoborodko, un profesor de historia que llega a la primera magistratura ucraniana después de que un video suyo reclamando contra la corrupción se hiciera viral. Y el ametrallamiento es una actuación, parte de la serie “Servidor del Pueblo”, realizada por la productora de Zelensky -Kvartal 95- en 2015. Una ficción que, paradójicamente, catapultó a su protagonista al mismo cargo que interpretaba, pero en la vida real.

La confusión es lógica, porque la vertiginosa carrera política del actor y comediante ha estado plagada de guiños que juegan con esos límites. Era difícil calibrar, por ejemplo, si la creación en marzo de 2018 de un partido político con el mismo nombre de la serie -Servidor del Pueblo- por parte de empleados de su productora era parte de una publicidad o un intento real por influir en la agenda. Y el lanzamiento de la candidatura presidencial de Zelensky el 31 de diciembre de ese año por un mensaje televisado, casi al mismo tiempo que el entonces presidente ucraniano Petro Poroshenko emitía su tradicional mensaje al país, tuvo que ser rápidamente ratificado como un hito real, porque muchos espectadores no sabían si el actor hablaba en serio o aún como parte de su personaje, promocionando la serie.

No era una locura, en cualquier caso. A ese punto, Zelensky aparecía ya como uno de los favoritos en las encuestas de cara a una hipotética candidatura. Y el 21 de abril de 2019, el actor simplemente arrasó. Con un discurso crítico de la corrupción y los políticos tradicionales, logró el 73,22% de las preferencias en la segunda vuelta presidencial. Su llegada al poder se entroncaba con una lista larga de comediantes y figuras vinculadas al mundo de la TV que han “dado el salto” a la política con un discurso similar, como Jimmy Morales en Guatemala y Beppe Grillo en Italia, e incluso reminiscencias de outsiders con fuerte presencia mediática como Donald Trump y Boris Johnson.

El impulso de su popularidad, además, llevó a que Zelensky decidiera disolver el Parlamento y convocar a unas nuevas elecciones. Allí, Servidor del Pueblo promovió una plataforma para que las personas se inscribieran como candidatos, donde los requisitos eran no tener acusaciones de corrupción y no haber sido parte de colectivos políticos tradicionales. El 21 de julio de 2019, a tres meses de asumir, su colectividad también alcanzó la mayoría en el Congreso. Pero fue casi exactamente en ese minuto donde su mandato empezó a tomar giros y protagonizar tramas que dejaban pequeño a cualquier argumento de su serie.

La llamada más compleja

“Quisiera si nos puedes hacer un favor”.

Al otro lado de la línea estaba Donald Trump, el presidente estadounidense. Era el 25 de julio de 2019, y la conversación en curso sería, para gran parte del mundo, la primera presentación en sociedad de Zelensky. El pedido era complejo: Trump, que al año siguiente enfrentaba elecciones, le pedía indagar en aspectos vinculados a un posible hackeo desde Ucrania a su campaña que hipotéticamente tendría alguna conexión con Hillary Clinton -la clase de noticias falsas, teorías conspirativas o “hechos alternativos” que hasta hoy son un elemento central del relato del mandatario-, y la información que pudieran tener sobre la participación como director en una empresa ucraniana de Hunter Biden, hijo de Joe Biden, entonces la carta más fuerte del Partido Demócrata para competirle.

Como trastienda, en ese momento Estados Unidos negociaba con Ucrania la venta de armamento clave para poder armar a su ejército, en medio de los conflictos regionales con Rusia que se extendían desde 2014. Para Zelensky era un punto crítico y estratégico: en medio de las dudas sobre el exacto domicilio político de él y su colectividad, sus rivales solían aludir a una supuesta cercanía con el país vecino dado su fluido y preferente manejo en el idioma ruso, y a declaraciones en su época de actor donde se manifestaba en contra de medidas adoptadas por su país dada la tensión con los rusos, como prohibir la presentación de artistas de esa nacionalidad en suelo ucraniano.

Y aunque la salida de libreto de Trump estaba fuera de cualquier código diplomático, si uno se atiene a las transcripciones, Zelensky logró navegar lo más razonablemente posible el momento, respondiendo generalidades, explicitando que había temas que estaban más allá de su competencia e intentando cambiar de tema varias veces ante las insistencias del mandatario estadounidense.

La transcripción sería filtrada mediante una denuncia confidencial, y el episodio alcanzó tal gravedad que terminó siendo la parte más sustancial del primero de los dos juicios políticos en contra de Trump.

Las redes sociales como activo

Pero a medida de que pasó el tiempo, el episodio estadounidense pasó a segundo plano frente al incremento de tensiones con los rusos. Si bien al comienzo de su mandato Zelensky intentó generar un canal directo con Vladimir Putin, los esfuerzos no resultaron.

También el mandatario ucraniano empezó a recibir críticas internas, sobre todo por rodearse de un grupo muy acotado de cercanos -varios cargos de relevancia política terminaron en manos de colaboradores de su productora audiovisual-. E incluso hasta hace unas semanas, se le reprochaba que intentara bajarle el perfil a lo que desde Occidente se advertía como la posibilidad inminente de que Rusia atacara e invadiera su territorio.

Pero desde hace un par de semanas el tono de Zelensky comenzó a cambiar, y su forma de comunicar se convirtió en uno de sus mayores activos. Su viaje a Múnich en medio de la crisis para alertar a los países de la OTAN de que debían ayudar a Ucrania para evitar futuras consecuencias en otras naciones fue elogiado, primero, por el riesgo que significaba en la antesala de un presunto despliegue militar, y, segundo, por la calidad de su discurso.

Y esta semana, cuando la invasión ya era inminente, tanto los tuits del mandatario -una plataforma donde supera el millón de seguidores- como sus intervenciones televisadas lo han levantado como un líder con una estrategia comunicacional acorde a la gravedad del momento. Uno de los videos más impresionantes, de hecho, lo muestra con traje oscuro, corbata y un mapa de Ucrania iluminado de fondo, usando uno de sus activos más criticados a su favor: en medio de una cadena nacional, cambió de idioma y dejó de hablar en ucraniano para dirigirse en ruso a los habitantes de ese país, explicitándoles que no querían guerra y que les pedía que apoyaran ese pensamiento.

Anoche, en otra intervención, Zelensky cuestionó a la OTAN por el escaso apoyo práctico prestado, contó detalladamente las bajas militares ucranianas e hizo un llamado a los ciudadanos a mantener la calma, pero dar batalla. Además, aseguraba algo más crítico: que, según los reportes de inteligencia de su país, él y su familia eran objetivos directos de la operación militar rusa.

Esta vez, no estaba de traje, sino que lucía una polera verde, de camuflaje, similar a la que ocupan los militares en su desplazamiento.

Además, el mandatario ha sorprendido por un estilo directo y que no escatima críticas si las requiere. Esta mañana, su blanco fue el primer ministro italiano, Mario Draghi, a quien inicialmente no pudo atender en una comunicación. “Hoy a las 10:30 am en las entradas de Chernihiv, Hostomel y Melitopol habían fuertes lucas. Hubo gente que murió. La próxima vez voy a intentar mover el calendario de la guerra para hablar con Mario Draghi a una hora específica”, señaló.

Eso sí, su frase más fuerte la dijo en privado. El corresponsal de Axios Barak Ravid reveló esta tarde que ayer, en una llamada con los 27 líderes de la Unión Europea, Zelensky les remarcó la gravedad del momento personal que vivía y del riesgo que está corriendo. “Ésta puede ser la última vez que me vean vivo”, fue la demoledora frase, que luego fue confirmada por la premier sueca, Magdalena Andersson.

Ya nadie duda, en Ucrania y en el mundo, que esto no se trata de una serie. Volodomyr Zelensky, el presidente impensado de Ucrania, hoy tiene el rol más complejo de su vida, ante una audiencia global que está atenta a cada uno de sus pasos.

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