Las pensiones y el alza en la edad de jubilación en el centro de la agenda política en el mundo

Manifestantes sostienen una bandera nacional francesa mientras se paran en la estatua de la Place de la Nation durante una protesta contra la reforma de pensiones del gobierno, en París, el 28 de marzo de 2023. Foto: Reuters

Distintas reformas de pensiones se han venido discutiendo y aprobando en estos últimos meses en distintos países. En el caso de Francia, el impopular proyecto del Presidente Macron se saldó este martes con un décimo día nacional de huelgas y protestas.


La discusión política en distintos lugares del mundo hoy es la misma: qué hacer con los sistemas de pensiones, cómo asegurar su financiamiento y combatir el creciente envejecimiento de la población en países de Europa y Asia. Mientras en España la reforma enfrenta a los sindicatos con las “patronales”, en Francia todo los movimientos sociales se alinean contra la reforma del Presidente Emmanuel Macron, y en China se empieza a bosquejar un aumento en la edad de jubilación.

El Presidente francés, Emmanuel Macron, en un discurso en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Foto: Reuters.

Ya en su campaña presidencial, Macron lo anunciaba: tarde o temprano su gobierno subiría la edad de jubilación. Hace unas semanas entró el proyecto de reforma en el Parlamento, y desde entonces las protestas no han parado. Y el 16 de marzo, luego de que el Ejecutivo impusiera por decreto el proyecto tras eludir el voto parlamentario con el artículo 49.3 de la Constitución, la mayor parte de las ciudades francesas fueron testigos de marchas, manifestaciones y hasta desmanes.

En un décimo día nacional de huelgas y protestas, el gobierno de Macron rechazó este martes una nueva demanda de los sindicatos para reconsiderar la ley de pensiones. La Confederación General del Trabajo (CGT) contabilizó a cerca de 450.000 manifestantes durante la jornada, cifra que fue rebajada por las autoridades hasta las 93.000 personas.

En un intento para mediar con el objetivo de que no se produzca una undécima convocatoria de huelga general, la primera ministra francesa, Élisabeth Borne, invitó a principios de la semana que viene a la intersindical a una reunión. “Pensamos colectivamente que debemos ir allí para hacer que se escuchen nuestras propuestas”, explicó el secretario general de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), Laurent Berger, citado por el diario Le Parisien. Pese a ello, la intersindical convocó para el 6 de abril otra jornada más de huelga general ante “la falta de respuesta del Ejecutivo”, algo que, a juicio de los principales sindicatos franceses, “conduce a una situación de tensiones”.

Esta reforma, que Macron considera urgente para equilibrar las cuentas en el sistema de pensiones, incluye varias medidas, siendo la más bullada el aumento de la edad de jubilación, de los 62 a los 64 años para 2030. Además, el proyecto de ley acaba con una serie de “regímenes especiales” de jubilación, que eran considerados victorias importantes de los movimientos de trabajadores, tanto en la empresa de ferrocarriles (SNCF) como en el Metro parisino (RATP) y la eléctrica (EDF), entre otras compañías públicas.

Para tener derecho a la pensión completa en Francia, es preciso haber trabajado 43 años, cosa que hasta 1993 era solo de 37 años. La pensión promedio es de 1.389 euros brutos al mes, en un país donde el sueldo mínimo está un poco más arriba, en los 1.530 euros.

Un manifestante sostiene una bandera en el marco del décimo día de huelgas y protestas nacionales contra la reforma de pensiones del gobierno en París, el 28 de marzo de 2023. Foto: Reuters

Basado en un sistema de “solidaridad entre generaciones”, son los empleados de hoy los que cotizan para financiar las pensiones de los jubilados. Según la OCDE, Francia destina cerca de un 15% de todo su PIB a las pensiones.

Mathieu Gallard, director de estudios de Ipsos Francia, señala a La Tercera que una mala comunicación por parte del gobierno de Macron estaría encendiendo más el descontento: “En un principio, el presidente decía que la reforma serviría para ahorrar y así invertir en los sistemas de salud y transición ecológica. Después, la primera ministra Élisabeth Borne señaló que la reforma iba en la dirección de la justicia social. Luego, el argumento es que la reforma es indispensable, porque, de lo contrario, el déficit del sistema de pensiones explotará. Lógicamente, los franceses se preguntan por qué verdadera razón, al fondo, tuvo lugar esta reforma”.

En 2010, una gran reforma de pensiones había ocurrido, moviendo de 60 a 62 la edad de jubilación. Esa vez, sin embargo, había un consenso en la sociedad, asegura Gallard, sobre la inevitabilidad de tal cambio. “Hoy, los franceses están en contra, y ni siquiera comprenden cuál era el motivo de la reforma”, indica el analista.

Trabajadores de la salud primaria se manifiestan contra la privatización de la atención médica pública por parte del gobierno regional en Madrid, el 26 de marzo de 2023. Foto: Reuters

En tanto, en España se aprobó el 16 de marzo una nueva reforma de pensiones que, a diferencia del país vecino, no tuvo ninguna oposición por parte de la calle o las organizaciones sindicales. En miras a asegurar el financiamiento de las jubilaciones de hoy y las futuras, la reforma agregó una “cuota de solidaridad” dirigida a las rentas altas (partiendo de una cuota de un 1% en 2025, con un incremento de 0,25 puntos porcentuales al año hasta alcanzar el 6% en 2045), además de una “ampliación del período de cómputo”, o sea, se usarán los últimos 29 años del trabajador para calcular su futura pensión.

De todos modos, la edad de jubilación no cambiará en España, y seguirá dependiendo de la cantidad de años cotizados: si se ha trabajado durante 37 años y nueve meses (o más), se puede jubilar a los 65, y en caso de haber trabajado menos, el retiro es a los 66 años y cuatro meses.

La reforma nace de un acuerdo entre el gobierno español y la Comisión Europea, en miras a desbloquear para Madrid más recursos del fondo Next Generation EU, la respuesta económica del bloque a la crisis del Covid-19. Así, el proyecto recientemente aprobado se enfoca en asegurar la sostenibilidad del sistema.

En acuerdo con los principales sindicatos se estableció que la pensión mínima para los próximos cuatro años será de 1.200 euros. Quienes no se mostraron tan de acuerdo con la reforma, sin embargo, fueron las “patronales” u organizaciones empresariales, que aseguraron “no respaldar” la medida, ya que afectaría “al mercado laboral y la competencia”.

José Luis Escrivá, ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones y principal promotor del texto, declaró respecto de su aprobación: “Damos a los jóvenes una referencia de mediano y largo plazo, porque no solamente hacemos el sistema robusto y sostenible, sino que, además, lo hacemos con mecanismos de equidad intergeneracional”.

Trabajadores protestan en la estación principal de trenes de Munich durante una huelga nacional convocada por el sindicato alemán Verdi por una disputa salarial, el 27 de marzo de 2023. Foto: Reuters

Desde hace unos meses, en tanto, el gobierno alemán está intentado bosquejar una nueva reforma de pensiones, en un momento complejo para el país: una inflación alta, una posible recesión, cambios en la política económica y presiones demográficas. En ese sentido, el diputado alemán Florian Toncar indicó en noviembre que el gobierno está trabajando en miras a una reforma.

Al igual que en el sistema francés, en el alemán la gente en edad laboral es la que financia las pensiones. Ahora bien, con el paso del tiempo cada vez hay más jubilados en comparación con los trabajadores, haciendo más caro este sistema: si en 1991 había cuatro trabajadores por cada pensionado, en 2020 ya eran menos de tres, y en 2030 serán menos de dos.

En miras a evitar bajar las pensiones o aumentar las contribuciones, en 2021 el gobierno alemán otorgó subsidios por casi el 30% del gasto en pensiones, 100 mil millones de euros: una cifra que irá creciendo a medida que la población envejezca. Ya en 2022, el presidente de la Confederación de Asociaciones de Empleadores Alemanes, Rainer Dulger, aseguró que en cinco años tal sistema de pensiones no sería financieramente viable.

Buscando hacer frente a este desafío, Alemania está planteando invertir en Bolsa parte del fondo de pensiones para garantizar la jubilación en la década de los 2030. Si la primera idea era que los trabajadores acumularan fondos individuales durante su vida laboral, como en Estados Unidos, ese plan fue descartado luego de conversaciones con los partidos socialdemócrata y ecologista. De ahí que una propuesta más atenuada, la inversión y retorno de las pensiones puestas en valores financieros, fuera vista con mejores ojos por el gobierno actual.

Funcionarios sanitarios realizan exámenes de Covid en Wuhan, China. Foto: Reuters

En China, por su parte, se está planeando aumentar la edad de retiro gradualmente, en miras a poder lidiar con el rápido envejecimiento de la población. El 14 de marzo, el presidente de la Academia China de Ciencias del Trabajo y de la Seguridad Social, Jin Weigang, señaló que se estaba desarrollando un “camino progresivo, flexible y diferenciado para elevar la edad de jubilación”, apuntando a un aumento de unos pocos meses, en un principio, y que sería de a poco incrementado.

En el diario oficialista Global Times se citó al experto indicando que “las personas que se acercan a su edad de jubilación solo tendrán que retardar por algunos meses su retiro”. En tanto, las personas jóvenes tendrán que trabajar algunos años más, pero tendrán un período de adaptación y transición.

El gigante asiático estaría pronto a anunciar este cambio en la edad de retiro, que es uno de los más bajos en el mundo: 60 años para los hombres, 55 años para las mujeres en trabajos de oficina y 50 para las mujeres que trabajan en fábricas. Con la población china declinando y envejeciendo, en parte debido a la política de un solo hijo que estuvo vigente entre 1980 y 2015, la presión en los presupuestos aumenta, haciendo urgente entre los legisladores una reforma.

La esperanza de vida en el país ha aumentado considerablemente, y si en 1960 estaba en los 44 años, ya en 2021 llegó a los 78, y se espera que supere los 80 en 2050. Para 2035, la Comisión Nacional de Salud china asegura que habrá más de 400 millones de personas por sobre los 60 años, representando el 30% de la población del país.

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