Felipe Yusupov: La historia del príncipe acusado de travestismo que asesinó a Rasputín

Uno de los hombres más ricos de la Rusia zarista que usó a su esposa como "carnada" para matar al polémico místico.




Era diciembre de 1916 y Rusia vivía una profunda agitación social. La Primera Guerra Mundial ya no sólo desangraba a su vetusto ejército, sino que a todo su pueblo. Enormes masas de descontentos apuntaban a la monarquía, liderada por el zar Nicolás II, como causante de las hambrunas y los altos niveles de pobreza. En medio de este ambiente, surgió la figura de un polémico príncipe, miembro de la aristocracia más rancia de la Rusia zarista y heredero de la mayor fortuna del imperio: Felix Yusupov.

Los Yusupov eran una de las familias más poderosas del dibujo social de la Rusia pre revolución bolchevique. Incluso, se decía que su enorme fortuna superaba a la riqueza de la familia imperial.

Felix creció como todo príncipe mimado. Estudió en el Reino Unido y siempre gustó del lujo. En los círculos aristocráticos se especuló con que era homosexual y que, de joven, se vestía de mujer y hacía un espectáculo en un club desnudista de Petrogrado, hasta que su padre lo descubrió.

Su relación con Rasputín

Pero el príncipe Yusupov entró a la historia por asesinar a uno de los personajes más polémicos de la Rusia zarista: Rasputín, místico que adquirió mucho poder en la familia real. Para algunos sectores de la aristocracia, la decadencia del régimen ruso pasaba por la enorme influencia que ejercía este personaje sobre el zar Nicolás II y, sobre todo, en la zarina Alejandra.

Gracias a su enorme carisma, Rasputín entró en los círculos de la aristocracia zarista. Aseguraba ver el futuro y manejar poderes místicos sobrenaturales. Su fuerte eran las mujeres, a las cuales seducía y manipulaba. Entre la corte del zar se extendió la imagen de Rasputín como un gran amante y un verdadero devorador de mujeres. Su lista de amantes era muy extensa y de amplia variedad etaria. El único denominador común: todas eran aristócratas.

La historiografía tradicional coloca a Yusupov como el cerebro del asesinato de Rasputín en aras de acabar con esta influencia sobre el zar y la zarina, y así liberar a Rusia de este personaje. Sin embargo, otras versiones hablan de un factor sentimental entre Yusupov y el místico. El gran duque Nicolás Mijailovic, otro integrante de la corte zarista, escribió en sus diarios que el príncipe estaba despechado con Rasputín, con quien había tenido una relación que el “monje” terminó.

Su esposa, la carnada

Independientemente de la causa, la estrategia del crimen fue invitar al monje al palacio de la familia Yusupov, donde sería atacado. El problema era qué decir para que el místico accediera a la invitación, pues Rasputín ya había advertido que sería asesinado por un aristócrata, producto de la influencia que ejercía sobre los monarcas y su gran cantidad de amoríos.

Pero Yusupov tenía una carta bajo la manga: su esposa, Irina Alexándrovna Románova, sobrina del zar Nicolás II. Una “carnada” que Rasputín no podría resistir. Entre los círculos aristocráticos era conocido el interés del monje por estar con la esposa de Yusupov y el príncipe sabía de las intenciones del místico. Así que extendió la invitación a Rasputín señalando que la princesa lo quería ver. Y Rasputín cayó.

En la madrugada del 30 de diciembre, el místico fue asesinado después de ser envenenado, recibir varios balazos, golpes y ser lanzado a las gélidas aguas del río Neva.

Yusupov escapó de la revolución bolchevique y se exilió en París junto a su esposa. Vivió hasta los 80 años y falleció el 27 de septiembre de 1967. Escribió un libro llamado Memorias de antes del Exilio, donde narra el asesinato, pero no aclara su relación con Rasputín ni menciona la participación del servicio secreto del Reino Unido, que habría sido parte del crimen. El libro, además, retrata la vida de la aristocracia en la Rusia zarista.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.