Columna de Gael Yeomans: Ciudadanas de segunda clase

Andrés Pina/Aton Chile


“Una mujer violada no está en libertad de pensar libremente”, o “la ley de aborto beneficia a multinacionales de tráfico de órganos”. Ayer eran estas las frases. Hoy, es retirarse de un acto republicano como la Cuenta Pública, solo por escuchar algo que no les gusta, que no es casual que tenga que ver con los derechos de las mujeres.

Muchos, indignados por el anuncio sobre la ley de aborto legal, se apresuraron en declarar que esto rompía cualquier tipo de acuerdo en la reforma de pensiones y que no era el momento para discutirlo.

Si nos resignáramos ante quienes plantean que no es el momento de discutir sobre nuestros derechos, a las sufragistas no les habría quedado otra que irse para la casa y las mujeres nunca habrían entrado a la política. Las mujeres tenemos claro que basta cualquier excusa para que nuestras demandas se pongan debajo de la alfombra.

El aborto ocurre y seguirá ocurriendo. Esto no se trata de mujeres de izquierda o de derecha, estamos frente a un problema de salud pública que exige abandonar dogmas religiosos que aún persisten en el aparato público, a pesar de que tenemos un Estado laico desde 1925.

Por cierto, esta negativa que vemos responde a una agenda histórica de la derecha que es contraria a la libertad de las personas, y en particular de las mujeres. Sostuvieron lo mismo frente a la Ley de Filiación (1998), la despenalización de la homosexualidad (1999), la Ley de Divorcio (2004), la “píldora del día después” (2010), la despenalización del aborto en tres causales (2017) y la Ley de Matrimonio Igualitario (2021).

El Presidente Boric se la jugó por una agenda para las mujeres en esta Cuenta Pública. Aún con todas las complicaciones que se puedan generar, se comprometió con proyectos que nos hablan directamente a nosotras. Así lo hace con el compromiso de ingresar indicaciones este mes al proyecto de ley de igualdad salarial, o con la creación de un Sistema Nacional de Apoyos y Cuidados “Chile Cuida” reconociendo estas labores y constituyéndolas como el 4to pilar de protección social, al mismo nivel de la educación, salud y previsión. Compromisos que demuestran convicciones y un sello innegable, sobre todo teniendo en consideración los avances que se han logrado a pesar de no tener mayorías en el Congreso, como lo ha sido la ley que ha obligado a pagar miles de millones de pesos en pensiones de alimentos a niños y niñas que las tenían adeudadas, o la Ley integral contra la violencia hacia las mujeres.

Las mujeres somos el 51% del país. La economía de Chile se sostiene en las labores domésticas y de cuidados que representan más del 20% del PIB Ampliado. No podemos no ser prioridad en la agenda nacional.

El chantaje con que algunos pretenden amenazar la reforma de pensiones no sólo es mezquino, sino que miserable. No sólo juegan con los dolores de los jubilados, sino que nuevamente le dan la espalda a las mujeres: sin un seguro social no habrá compensaciones en nuestras pensiones por las labores de cuidados.

Me pregunto si quienes se niegan a los debates tendrán el valor de decirle a sus esposas, madres e hijas que ellas no merecen un debate digno sobre sus derechos sexuales y reproductivos. Si tendrán el valor de decirles que en pleno siglo XXI las quieren seguir tratando, nuevamente, como ciudadanas de segunda clase.

Por Gael Yeomans, diputada

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