La trampa del edadismo

“El edadismo –discriminación por edad– o, en este caso viejismo –discriminación a personas mayores– es algo que vamos internalizando desde muy jóvenes y lo hacemos a lo largo de toda nuestra vida”, explica Javiera Rosell, Subdirectora del Programa Adulto Mayor UC. El problema es que no solo afecta a las personas mayores, sino que se convierte en una discriminación dirigida hacia nosotros mismos; opera como una especie de profecía auto cumplida. “Se ha visto un detrimento importante e incluso se ha evaluado la mortalidad en las personas con mayores niveles de viejismo; viven menos años que las personas que no tienen tan altos niveles", agrega.




A fines de 2020, en medio de la pandemia, una fotografía que la diseñadora estadounidense Vera Wang compartió en su cuenta personal de Instagram se volvió viral en redes sociales. La imagen mostraba la mujer de entonces 71 años con una de las carreras más exitosas en la industria de la moda vistiendo un conjunto deportivo que dejaba ver tonificados abdominales y su cara con muy poco maquillaje que, a sus entonces 71 años, la hacía ver muy joven. Las imágenes de Wang continuaron sorprendiendo a muchos cuando se publicaron fotografías de su cumpleaños número 72 a mediados de 2021. En cada una de las fotos, Wang se ve radiante y llena de vitalidad. Algo que, al parecer, para muchos es una realidad imposible de vivir cuando se es viejo. En una entrevista para la BBC a comienzos de este año Vera Wang declaró estar profundamente sorprendida del efecto que han causado las imágenes publicadas porque, para ella, “el edadismo está pasado de moda”.

La pérdida de energía, el deterioro cognitivo y físico son solo algunos de los prejuicios que comúnmente asociamos a la vejez y que nos llevan a estigmatizar a las personas mayores sin siquiera darnos la oportunidad de conocerlas como individuos. El edadismo o ageism se refiere precisamente a esta discriminación que surge producto de la edad y que ha sido definida por la Organización Mundial de la Salud como los estereotipos, prejuicios y la discriminación hacia otros –o incluso hacia nosotros mismos– en razón de la edad.

La OMS agrega ademas que, algunas de las formas de discriminación más comunes que sufren las personas mayores en razón de su edad, son la negación de puestos laborales, el ser consultados por su edad durante entrevistas de trabajo cuando no es un dato relevante para el cargo al que postulan, la promulgación de políticas públicas o reglamentos que benefician a cierto grupo etario –y que los deja fuera– y la percepción de parte del resto de la sociedad de que las personas mayores son menos productivas, anticuadas, desactualizadas o poco flexibles.

El mismo organismo explica que, el edadismo se encuentra tan arraigado en nuestra sociedad, que se puede ver incluso en niños y niñas desde los 4 años. A esta edad ya son conscientes de los prejuicios y nociones negativas que culturalmente asociamos a la vejez.

Pero además de estar profundamente instaurado en las personas desde la infancia, el edadismo es ampliamente practicado en nuestra sociedad. De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de Duke en Estados Unidos, conducido por el profesor PhD. Erdman Palmore, un 80% de los adultos mayores encuestados declaró haber experimentado edadismo o discriminación producto de su edad. Las ideas preconcebidas más comunes eran el asumir que padecían de pérdida de memoria o algún tipo de impedimento físico en razón de su edad. El informe reveló además que, en casi el 60% de los casos, este ageism se manifestaba a través de bromas asociadas a la edad y en un 30% siendo ignorados o no tomados en serio por ser viejos.

Javiera Rosell, Máster en Psicogerontología, Subdirectora del Programa Adulto Mayor UC e Investigadora postdoctoral del Insituto Milenio para la Investigación del Cuidado, explica que las nociones preconcebidas en torno a la vejez están bastante estudiadas. “En general se asume que todas las personas mayores tienen cierto deterioro cognitivo y eso nos lleva a creer que no son capaces de hacer ciertas cosas o que hay que infantilizarlos”, dice. La especialista agrega que asociamos la vejez con una etapa más bien oscura en la que las personas tienden a deprimirse con facilidad y tienen poca paciencia y mal humor. Estas suposiciones que rodean a la vejez y conforman el edadismo han sido corroboradas en Chile a través de estudios y cuestionarios según explica Javiera. “Tenemos la idea de que son como niños. Que son cascarrabias o que se van agudizando los defectos de la persona con la edad”, explica. “La verdad es que, por ejemplo, una persona que ha sido mal genio toda la vida va a seguir siéndolo cuando sea vieja”. De la misma forma, Javiera aclara que alguien poco sociable también seguirá aislándose en la vejez. Pero la idea que, solo por el hecho de envejecer una persona cambiará los rasgos, atributos, defectos y virtudes que la han caracterizado toda la vida, no tiene un asidero en la realidad.

El problema es que, a partir de esos mismos prejuicios e ideas preconcebidas sobre las personas mayores, actuamos y elaboramos nuestros sentimientos hacia ellos. La discriminación hacia las personas mayores causa un profundo daño en ellos. Javiera Rosell explica que se han estudiado los impactos del viejismo en las personas. “El efecto se ha visto en lo físico, en lo social y en lo psicológico”, comenta. Y las consecuencias de nuestros prejuicios sistémicos en relación a la vejez pueden ser muy serias. Si asumimos nociones sobre la vejez, como por ejemplo el que la depresión u otros trastornos psicológicos son normales en este grupo etario, eso puede retrasar un tratamiento médico adecuado, explica Javiera. Al igual que la creencia de que una persona vieja no puede cambiar: “Si con la edad que tiene nunca va cambiar entonces para qué vamos a hacer un proceso psicoterapéutico o, desde una perspectiva médica, para que vamos a utilizar todos los insumos disponibles con una persona tan mayor”, se suele creer. Pero Javiera aclara que todas estas ideas sin duda perjudican a las personas mayores y, además, el que existan prejuicios favorece situaciones de maltrato en todo nivel. Incluso maltrato estructural.

Y si bien el edadismo es tremendamente nocivo para los más viejos, es también un círculo vicioso que nos atrapa e involucra a todos. De acuerdo con la OMS incluso los niños pequeños, al percibir las nociones asociadas a la vejez, construyen sus propios arquetipos en torno a lo que significa ser viejo y eso se convierte en un edadismo dirigido hacia sí mismos en el futuro. Javiera Rosell confirma esta idea y explica que, la discriminación hacia la vejez opera como una especie de profecía auto cumplida. “El viejismo es algo que nosotros vamos internalizando desde muy jóvenes y lo hacemos a lo largo de toda nuestra vida”, explica. “Cuando llegamos a ser personas mayores comienzo a actuar en concordancia a estas ideas que tengo sobre la vejez y el envejecimiento”. Esto se traduce en que, las personas que han tenido un mayor nivel de edadismo a lo largo de su vida, sufren mayores deterioros en la vejez. “Se ha visto un detrimento importante e incluso se ha evaluado la mortalidad en las personas con mayores niveles de viejismo, debido a que viven menos años que las personas que no tienen tan altos niveles de viejismo”, explica la psicóloga. Javiera agrega que el edadismo es además un indicador para los niveles de depresión, aislamiento, dificultades cognitivas e incluso en cuestiones concretas como las habilidades motrices. “Las personas mayores con más niveles de viejismo tienen más dificultades cognitivas incluso dificultades en la marcha si se compara entre grupos con alto y bajo nivel de de viejismo. Entonces en realidad el perjuicio del viejismo es tremendo e impacta en todas las áreas de la vida de una persona”.

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