Los aprendizajes de una EdTech chilena en Silicon Valley

Natalia Pérez y Felipe Prado, fundadores de Swarmob. Foto: José Luis Colina.

Swarmob, plataforma que fomenta el aprendizaje basado en proyectos, acaba de regresar de un viaje de inmersión en el polo tecnológico estadounidense, que los puso en contacto con pesos pesados de la industria y les abrió la posibilidad de pilotear su proyecto en Estados Unidos. ¿Su propuesta? Que niños y niñas en etapa escolar tengan dentro de su plan de estudios la posibilidad de generar soluciones para problemas actuales.


Natalia Pérez y Felipe Prado, fundadores de Swarmob, se conocieron en la universidad cuando estudiaban psicología. Aunque luego tomaron caminos profesionales distintos -Pérez como psicóloga comunitaria y Prado como psicólogo educacional- pronto volvieron a reunirse para crear un proyecto juntos.

Era 2017; en sus mentes aún resonaban las demandas del movimiento estudiantil de 2011 y la necesidad de repensar la educación y adaptarla a los tiempos actuales. Sentían que temas como el cambio climático, la equidad de género y otros similares se quedaban fuera de las salas de clases.

“Teníamos la sensación de que en los colegios en general estos temas no se trataban o se trataban poco, y que no se estaba preparando a los estudiantes con habilidades para aportar a este contexto en el que estamos viviendo. Eso es lo que nosotros buscamos: que los colegios sitúen el aprendizaje en un contexto real donde los alumnos aprendan a desenvolverse y a aportar y a crear soluciones”, explica Felipe Prado.

Consideraban que la mejor manera de introducir estos temas en el sistema educativo era la metodología del aprendizaje basada en proyectos, donde los alumnos trabajan en grupo pensando y desarrollando soluciones para desafíos específicos.

Swarmob nació con la intención de que en los colegios el aprendizaje se desarrolle en un contexto real, entregando a los alumnos la posibilidad de pensar soluciones para problemas cotidianos.

Sabían que, aunque esta modalidad ha tenido gran aceptación en los últimos años, en muchos colegios representa una dificultad poder ser implementada concretamente.

“Lo que le cuesta a los colegios es bajar esto a la práctica real. Más allá de que tú les expliques a los profesores o los entrenes en la metodología, llevarla a la sala de clases y que funcione es muy difícil”, evalúa Prado.

Formando ciudadanos globales

Con eso en mente, Natalia Pérez y Felipe Prado crearon Swarmob, una aplicación dirigida a profesores, alumnos y equipos directivos de los establecimientos educacionales. La plataforma está pensada para apoyar la gestión que conlleva el aprendizaje basado en proyectos.

“Gestionar el aula ya es difícil, pero también hay todo un desafío que tiene que ver con la estructura organizacional completa de la escuela. Para que el aula funcione así, la escuela completa tiene que funcionar distinto. Entonces, nosotros trabajamos en un nivel sistémico de la institución escolar“, explica Prado.

Según cómo utilice la metodología el colegio, la plataforma de Swarmob permite visualizar ese esquema de implementación. Luego, los profesores planifican los diversos desafíos que se propondrán a los alumnos, pasando por etapas de articulación curricular, formulación y de fijar objetivos generales, para luego presentarlo a los estudiantes.

Después, se genera una ruta de aprendizaje que se inserta en la plataforma y que estructura todas las etapas que incluirá el desafío y por las que tienen que ir pasando los estudiantes, pudiendo acceder a guías digitales interactivas que suben los profesores, dependiendo de cada etapa, a las cuales los alumnos van accediendo a su propio ritmo.

“Eso le permite al profesor que vaya ocurriendo esta diversidad de niveles de avance y que coexistan dentro de la sala de clases, sin necesidad de tener que estar diciéndole a cada uno lo que tiene que hacer. Entonces, este profesor cumple un rol más de orientador y de guía, que es lo que buscan estas metodologías activas”, dice Prado.

Otro de los objetivos de Swarmob es generar no solo colaboración interna entre los miembros de una escuela, sino que una comunicación fluida entre distintos establecimientos. Por lo mismo, la aplicación incluye una sección que funciona como red social, donde las escuelas que son parte de la plataforma pueden ir compartiendo los proyectos que hacen sus estudiantes.

La plataforma de Swarmob es también una red social donde los establecimientos pueden compartir los proyectos realizados.

“Si los alumnos están buscando aportar a los problemas asociados al cambio climático en su propio territorio, se conectan con alumnos de otro país, por ejemplo de México, y comparten cuáles son las problemáticas que ven y cómo están resolviéndolas cada uno. En eso aprenden no solamente sobre los temas territoriales, sino también sobre las otras culturas. Aprendes a relacionarte con personas que hablan de otra manera, con otros códigos. Todo esto está inserto dentro de un concepto que es la ciudadanía global, que también es algo que está bien en boga últimamente”, ejemplifica Prado.

A su vez, Swarmob también se preocupa de conectar estos proyectos con emprendedores, fundaciones universidades o investigadores que pueden ayudar de alguna manera a potenciar las iniciativas. “Necesitamos que los alumnos tengan una vinculación con las personas que están trabajando en estas mismas temáticas actualmente y que desde ahí se inspiren y vean modelos de desarrollo también profesional o laboral a futuro”, acota Prado.

Incursión en Estados unidos

Desde su fundación, Swarmob ha logrado instalarse en Chile, Perú y México. Además, ha pasado por varios concursos y programas de emprendimiento. Este año ingresaron a IFE Launch, una instancia de aceleración del Tecnológico de Monterrey -prestigiosa universidad mexicana- en el que solo seleccionan a ochos startups por edición.

Precisamente, en el Tecnológico de Monterrey están realizando una estudio de validación de la metodología de Swarmob, que además de comprobar la efectividad de la plataforma también dará el paso a que oficialmente se empiece a implementar en educación superior.

Al mismo tiempo, como parte del programa también acaban de hacer un viaje de inmersión al ecosistema de Silicon Valley. Allá conectaron con empresas tecnológicas como Google, LinkedIn y Coursera, además de inversionistas, aceleradoras y establecimientos educacionales de la zona.

La metodología de Swarmob empezará a pilotarse en dos colegios de Estados Unidos.

“Por el lado técnico nos ayudó mucho a entender qué es lo que se está trabajando ahora en cuanto a Inteligencia Artificial en educación y quedamos en contactos con un montón de personas de todas estas instituciones. También nos ayudó a entrar en contacto con estos inversionistas, con los que después del viaje hemos tenido muchas reuniones. Quedamos en contacto con Google. Son procesos de largo plazo, pero fue un viaje para ir a sembrar”, valora Prado.

En términos concretos, el viaje también sirvió para cerrar pilotajes en dos colegios, uno en San Francisco y el otro en San José. “Validamos que hay mucho interés en el sistema que estamos desarrollando y tenemos eso en el horizonte. Vemos que hay mucha receptividad del sistema que creamos y pensamos que puede haber una expansión más rápida en el ecosistema de Estados Unidos”, dice Prado y agrega: “Estamos en conversaciones para hacer una evolución tecnológica de nuestro sistema, principalmente incorporando Inteligencia Artificial e integrándonos con otras interfaces eventualmente”.

Además, de su incursión en Estados Unidos, hace unos días Swarmob fue reconocida dentro de las 100 mejores innovaciones educativas del mundo por la organización finlandesa HundrED, entrando por segundo año consecutivo al listado.

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