Congreso de EEUU apunta a las ambiciones biotecnológicas de China
La biotecnología se une a los chips y a las telecomunicaciones en la vanguardia de la guerra tecnológica de EEUU y China, y el Congreso intenta restringir la financiación del Departamento de Defensa.
La financiación del Pentágono ayudó a que la startup Twist Bioscience Corp. de San Francisco despegara. Luego, el fabricante de ADN sintético consiguió un socio en China, donde ahora planea expandir la fabricación y establecer una subsidiaria con el dinero de su reciente oferta pública inicial.
En efecto, los casi US$5 millones en fondos que el Departamento de Defensa (Darpa, para sus siglas en inglés) entregó a Twist sirvieron como un pequeño impulso para el aumento de la industria biotecnológica de China, que se beneficiará de la presencia de la empresa y de los empleos que crea.
Eso ha llevado al senador Marco Rubio (Republicano) a introducir una enmienda al proyecto de ley anual de política de defensa del Congreso para garantizar que los beneficiarios de subvenciones de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa del Pentágono den preferencia a los fabricantes estadounidenses y prohíban a Darpa asociarse con entidades sujetas a empresas extranjeras o al control del gobierno.
Una portavoz de Twist dijo que la compañía sigue todas las normativas estadounidenses e internacionales y que está muy preocupada por proteger su propiedad intelectual. Afirmó que Twist mantiene toda su tecnología avanzada, incluida la que fue parcialmente financiada por Darpa, en EEUU y que las instalaciones de China solo se encargarían de la fabricación menos avanzada.
Un portavoz de Darpa señaló que su contrato con Twist "en gran parte era investigación básica o fundamental" y que, por lo tanto, estaba libre de restricciones de publicación, control de exportaciones y requisitos de ciudadanía, que la agencia solo aplica por razones de seguridad nacional y defensa.
Rubio señaló que eso no era suficiente. "El gobierno chino y el Partido Comunista ya han demostrado su voluntad de robar la propiedad intelectual y los secretos comerciales de las compañías estadounidenses en su búsqueda de suplantar a EEUU como el poder económico y militar del mundo", dijo el jueves. "El contribuyente estadounidense no debe financiar este esfuerzo".
Al igual que el gobierno de Trump, Rubio y otros miembros del Congreso están comenzando a asumir un papel agresivo para contrarrestar los riesgos económicos y de seguridad nacional que plantea el ascenso de China como potencia biotecnológica.
En enero, Rubio y el senador Mark Warner (Demócrata), junto con los Representantes Tim Ryan (Demócrata) y Mike Conaway (Republicano), especificaron a la biotecnología cuando introdujeron su legislación destinada a prevenir la exportación de tecnología y propiedad intelectual clave de EEUU a China. El senador Josh Hawley (Republicano) también destacó la biotecnología en una legislación similar introducida el mes pasado.
Las inquietudes de los funcionarios van desde los temores de que China desarrolle armas biológicas o explote el acceso a los datos personales de los estadounidenses, a las preocupaciones de que China robe la investigación de EEUU.
Si bien la industria biotecnológica de China es una fracción del tamaño de la de EE UU, está creciendo rápidamente, según un informe de febrero de Gryphon Scientific y el Rhodium Group. El mercado de productos biológicos de China, por ejemplo, tiene un valor de alrededor de US$4.7 mil millones a US$6.2 mil millones en comparación con la industria de US$118 mil millones de EEUU, según el informe.
Beijing está tratando de cerrar la brecha a través de planes industriales de arriba hacia abajo como Made in China 2025 y programas para atraer a los mejores científicos como el Thousand Talents Plan, dice el informe, que fue encargado por la Comisión de Revisión de Seguridad y Economía bipartidista Estados Unidos-China, que proporciona recomendaciones al Congreso.
En febrero, una investigación realizada por el Inspector General del Departamento de Salud y Servicios Humanos encontró que el Instituto Nacional de la Salud, el mayor financiador público de investigación biomédica en el mundo, había permitido a las firmas chinas WuXi Nextcode Genomics y BGI Group acceder a datos genómicos, a pesar de que el FBI ha identificado que tienen vínculos con el gobierno chino.
El informe del inspector general fue citado en una carta del 10 de junio del Senador Chuck Grassley (Republicano) y de Rubio solicitando una revisión de las transacciones de los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid de EEUU. Para determinar si la entidad había realizado pagos por pruebas genéticas a grupos de EEUU asociados con BGI, WuXi Nextcode o cualquier otra empresa con vínculos con el gobierno chino.
WuXi Nextcode señaló en respuesta a la carta de los senadores que tiene su sede en Cambridge, Massachusetts, y que separa el almacenamiento de datos genómicos para sus negocios en EEUU y China.
BGI, con sede en Shenzhen, dijo que sus negocios en EEUU operan de acuerdo con sus contratos y las leyes y regulaciones locales.
La creciente preocupación por las ambiciones biotecnológicas de China también se refleja en las decisiones tomadas por la Comisión de Inversión Extranjera en EEUU, o Cfius, un panel interinstitucional que puede recomendar al presidente acuerdos de bloqueo por motivos de seguridad nacional.
El panel aprobó un acuerdo en 2013 para que BGI adquiriese la compañía de secuenciación de EEUU, Complete Genomics, a pesar de las preocupaciones de seguridad nacional planteadas por su rival Illumina de EEUU.
Pero más recientemente, Cfius exigió que iCarbonX de China, respaldada por el gigante chino de internet, Tencent Holdings Ltd., deshiciera su inversión de 2017 en la empresa de inicio de datos de salud de EEUU, PatientLikeMe.
Cfius también le ordenó recientemente a Beijing Kunlun Tech Co. que venda la participación mayoritaria que había adquirido en 2016 en la aplicación de citas gay Grindr, que rastrea las ubicaciones de los usuarios y les da la opción de revelar su estado de VIH.
Si bien Cfius tiene una amplia membresía, incluidos los departamentos de Hacienda, Defensa y Justicia, no tiene una gran experiencia en biotecnología y es probable que cada vez más necesite recurrir al Departamento de Salud y Servicios Humanos para examinar los acuerdos chinos, según los abogados que representan a las empresas en dichas revisiones.
Aunque la inversión china en general en EEUU se ha desplomado desde su punto máximo en 2016, la inversión china en la industria estadounidense de la salud y la biotecnología se ha estado acelerando, convirtiéndose en el principal receptor de capital chino en EEUU en 2018, según datos de Rhodium.
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