Las evidentes señales de enfriamiento económico mundial y los temores del mercado a una posible recesión, con la guerra comercial que empeora a cada segundo, está obligando a las grandes potencias a adoptar medidas.

La mayoría de ellas se han expresado en recortes en la tasa de interés por parte de sus bancos centrales pero también iniciativas de estímulo fiscal de los gobiernos.

Cada vez más preocupado por el deterioro de las expectativas, Chile también ha adoptado algunas medidas. En ese contexto, y más allá del último recorte de tipos por parte del Banco Central, el gobierno anunció la agenda de aceleración económica.

Sin embargo, podría ser insuficiente.

El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, habló esta mañana y dijo que no se podía decir que no a medidas de estímulo que vayan por mayor gasto fiscal.

"Eso no es descartable. No puedo descartar que no lo vayamos a hacer. Por el momento, puedo contar lo que ya hemos hecho", dijo esta mañana en conversación con radio Pauta, destacando el positivo efecto que, en su opinión, tendrá la aprobación de la reforma tributaria.

En efecto, el secretario de Estado recordó que se están implementando US$ 2.400 millones en estímulos a la inversión, de los cuales US$ 1.400 millones van a obras públicas, que a su vez incluyen US$ 650 millones en concesiones.

Un reciente análisis de Reuters, indicaba que América Latina tiene pocas armas para combatir una desaceleración global y, sobre Chile, recordó que la tasa de interés ubicada en 2,5% ya es baja.

Chile creció un pobre 1,8% en el primer semestre, muy por debajo de lo que se esperaba inicialmente. El pobre desempeño ha obligado a recortar los pronósticos para 2019 y 2020. La estimación oficial del gobierno apunta a una expansión de 3,2%, pero el consenso del mercado es que no se llegará a 3%.