Qantas decidió no volar más a Chile, al menos hasta 2022. Emirates se fue sin estimaciones de retorno. British Airway siguió los mismos pasos. En un año, los cielos nacionales perdieron 29 pares de rutas tanto domésticas como internacionales: en 12 meses pasamos de 115 conexiones a 86. Y con ello, las frecuencias internacionales que iban a esos destinos se contrajeron un 75%; se perdieron 4.414 vuelos entre ciudades.

Las fronteras nacionales llevan más de tres meses cerradas de manera continua. Y prácticamente 16 con un breve lapso -entre noviembre y marzo- en que se flexibilizó la medida. Y si en el primer cierre de frontera la cantidad de pasajeros transportados desde el aeropuerto de Santiago cayó un 90% frente a lo movilizado en 2019; el descenso entre abril de 2021 a la fecha es de un 96% versus cifras pre-Covid, según cifras de Nuevo Pudahuel; en instancias en que la población ya está en un 75% vacunada con dos dosis.

“Las restricciones sanitarias que hoy rigen en el país son una de las más estrictas del mundo, lo que no se condice con los significativos avances del plan de vacunación”, dice el presidente de la Asociación Chilena de Líneas Aéreas (Achila), José Ignacio Dougnac.

La crisis del Covid-19 tiene en vilo a la industria. Al interior de las aerolíneas ya han despedido -en promedio- a un tercio de su personal cada una; han devuelto aviones y sus finanzas claramente se han deteriorado. Todo ello, en un contexto donde aseguran no haber recibido ninguna ayuda. El 80% de la oferta mundial fue receptora de colaboración estatal, enfatizan en el rubro; por este lado del mundo, nada. “Nos han cobrado todo, con intereses”, reclaman. De hecho, el último tramo del bullado anuncio de reducción de tasa de embarque realizado en 2019 no se concretó. Estaba fijado para diciembre. Sería un 10% para la doméstica, y US$ 1, la internacional. Quedó en nada. Contactados en el Ministerio de Economía, que anunció la baja hace un par de años, aseguraron escuetamente: “Estamos en los procesos previos con el Ministerio de Hacienda y Transportes”.

Más de 69.000 empleos menos

La gerente general de IATA en Chile, Gabriela Peralta, asegura haberse sorprendido. Participó directamente en la consulta que hizo el gobierno a 143 gremios y planteó la urgencia de abrir las fronteras al menos para chilenos y residentes. “Fue decepcionante que en el nuevo plan Paso a Paso no hubiese nada para la aviación”. En las aerolíneas, la reacción fue similar. “Dado el avance del plan de vacunación y la disminución de los casos, esperábamos que el plan Paso a Paso incluyera más libertades para viajar dentro del país”, precisan en Achila. Hoy solo están permitidos los vuelos al interior de Chile, pero entre comunas que estén en Fase 2 hacia arriba. En la industria esperaban que eso se ampliara a personas vacunadas con dos dosis, desde Fase 1. Pero nada... y no solo eso, una semana después anunciadas las modificaciones a la estrategia sanitaria se extendió el cierre de fronteras hasta el 25 de julio. Y si bien el gobierno -publicó La Tercera- estaría evaluando levantar la medida desde el 26 de este mes, en la industria no manejan antecedentes al respecto.

“Queremos un plan, porque los aviones tú no los echas a andar con un botón, se necesita preparar muchas cosas: tripulación, mecánicos de mantención, entonces cada vez que nos enfrentamos a una apertura es de un día para otro y así no se puede”, destacan en IATA.

Al interior de las compañías precisan que los itinerarios de vuelo se planifican prácticamente con un año de anticipación. Y la tripulación se determina y se prepara con tres meses de plazo; una serie de costos que -según el sector- han sido absorbidos en gran parte por las aerolíneas. Y por el personal que ha sido desvinculado. En Latam han sacado del orden de 13.000 personas; en Sky Airline, alrededor de un tercio, y en JetSmart el año pasado despidieron a parte de la planta de tripulaciones de cabina y mando. Además, según la última información actualizada de la Dirección del Trabajo al 30 de junio, Sky Airline mantiene a 131 personas en suspensión laboral. Todo el rubro en Chile ha perdido 121.505 trabajadores: el sector pasó de 191.000 empleos sustentados en el transporte aéreo a 69.495.

“Como industria hemos hecho grandes esfuerzos para enfrentar la crisis sin recibir ningún tipo de ayuda estatal. Aun así, hemos estado dispuestos a colaborar, por lo que hemos apoyado de forma totalmente gratuita en el traslado de millones de dosis de vacunas, e insumos médicos a las distintas regiones del país. Hoy es imprescindible que podamos trabajar en una reapertura”, insiste Dougnac.

En el sector no comprenden la paradoja. Hoy Chile tiene al 75% de su población con esquema completo de vacunación y las medidas más estrictas: cierre de frontera, PCR y la obligación de pagar por un hotel sanitario. Solo Trinidad y Tobago mantiene las fronteras cerradas, y posee apenas un 8,8% de su población vacunada. Y Chile comparte solo con Cuba -que tiene al 14,3% de sus habitantes inoculados- la obligatoriedad de cuarentena. “Nosotros creemos que hoy existen los criterios técnicos para establecer una reapertura segura de las fronteras. ¿Qué tiene que ocurrir para que eliminen las restricciones domésticas e internacionales?”, dispara Dougnac.

El país es prácticamente el único del mundo donde el tráfico aéreo internacional sigue cayendo. Estadísticas oficiales de IATA hablan de que se ha recuperado solo un 5,6% frente a 2019. Se está prácticamente en el mismo nivel que en marzo de 2020, y en una caída continua desde marzo de este año (ver infografía). Si entre enero y marzo de 2020 se movieron en total 2.562.971 pasajeros al exterior; un año después el dato fue de 625.934 personas, un 75,6% menos.

Y el análisis se extrema si se compara con 2019. En vuelos internacionales se pasó de 633 por semana a 135 este año. Y en nacionales, de 858 operaciones semanales en 2019 a 433 en 2021, según datos de Nuevo Pudahuel.

Con todo, si en 2019 el aporte del sector al PIB chileno eran US$ 7.200 millones, actualmente es de US$ 2.584 millones, US$ 4.616 millones menos.

Escenarios supuestos

Entre enero y mayo de 2021, Latam Airlines movió 11.724 pasajeros entre Chile y el exterior; en 2019 (pre-Covid) ese dato superaba los 390.000. Sky Airline desplazó 1.103 personas entre salidas y llegadas; lejos de los 51.982 de igual lapso de hace un par de años. Hoy, están con prácticamente un vuelo internacional a la semana, al igual que en JetSmart. En Latam han cubierto parte de la demanda con carga.

En promedio, el tráfico internacional de toda la industria es menor al 6% de su capacidad. “Eso implica que ni siquiera se están cubriendo los vuelos esenciales, que son entre un 20% y un 25%”, puntualizan en el sector.

En el ámbito doméstico, a pesar de las flexibilidades, solo se ha recuperado el 24,9%, según datos de la Junta Aeronáutica Civil (JAC). En Latam siguen abajo en un 55% frente a los datos prepandemia. En Sky Airline están un 70% inferior, y en JetSmart, un 52,8%, versus lo que reportaban en 2019. Es que, explican en la industria, el hecho de que en Fase 1 los vuelos se suspendan genera aún demasiada incertidumbre para los pasajeros.

Durante abril se suspendieron 2.200 vuelos a raíz de las restricciones; en mayo ese dato superó los 1.300. Y si bien hasta ahora ninguna compañía nacional está cobrando multas por las modificaciones de viajes; eso cambiará a partir de este mes. Sostienen que ya no pueden seguir absorbiendo ese costo, por ende, hay firmas que sumarán cláusulas de cobro en los pasajes que se adquieran desde julio.

Las compañías hoy se mueven con escenarios supuestos. Uno con una capacidad mínima, en línea con que el cierre continúe, y otro con apertura restringida a los vacunados, por lo que tienen dotación y aviones en espera... aunque aún sin prever los movimientos de antaño.

Todas las compañías, de hecho, han devuelto aviones. En Latam han sido cerca de 31, y en Sky Airline partieron la pandemia con 26 aeronaves y hoy manejan 19.

En la industria insisten en que ha sido la única forma de sortear esta tormenta. La principal compañía nacional ya transita desde el año pasado por el capítulo 11 de Estados Unidos. En mayo de 2020 se acogió a la Ley de quiebras, dado su débil situación financiera, lo que le permitió sumar recursos por US$ 2.450 millones. A marzo, sus ingresos llegaban a los US$ 842 millones frente a los US$ 2.266 millones un año atrás. Sus pérdidas llegaron a los US$ 430 millones. La caja a mayo superaba los US$ 1.112 millones, según su Informe Operativo Mensual (MOR). Y su proyección de pasajeros transportados para julio alcanzaba el 46% -el mayor dato desde el comienzo de la pandemia-, aunque tirada fuertemente hacia abajo por su operación en Chile: con un 35%.

En el resto del sector aseguran tener la capacidad para seguir adelante; aunque -insisten- en que la situación se complejiza a medida que no se les permite retomar la normalidad. Insisten en que han sido 14 meses de crisis. Y que -además- el repunte no es inmediato. Si hoy se abren las fronteras, las compañías recién visualizan una normalización de su operación en tres años más.