No hubo un gran peak en la volatilidad, como ha pasado en el año, pero la semana pasada los mercados internacionales vivieron sus propias turbulencias, entre anuncios de política monetaria con vectores cruzados entre EEUU y Europa, y el cierre con broche de oro entre las nuevas amenazas de guerra comercial el viernes.

Si bien Wall Street cerró mixto en el acumulado de las últimas cinco sesiones y la mayoría de las principales plazas bursátiles europeas acumularon alzas relevantes ante un Banco Central Europeo (BCE) que se perfiló más expansivo en su estrategia futura. En Latinoamérica, la tónica fue clara: presión de venta que tiñó de rojo a casi todos los parqués de la región.

Las pérdidas las lideró Argentina, que siguió entrampada en la semana con una aguda depreciación del tipo de cambio. El Merval cedió 4,12% en moneda local la semana pasada (ver gráfico). Le siguió de cerca el gigante de la región, Brasil, cuyo índice emblemático Bovespa perdió 2,99% de su valor en la semana.

El indicador general de la Bolsa de Valores de Lima cayó en ese mismo período 2,22%, mientras que el Ipsa bajó 0,95% y el Colcap colombiano retrocedió 0,54%.

En términos generales, Jorge García, subgerente de Nevasa Asset Management, describe un efecto generalizado de risk-off, que afectó a los mercados emergentes, considerados como activos de riesgo.

"Los inversionistas están en búsqueda de refugio", señala el ejecutivo, agregando que esto fue provocado por la incertidumbre de política monetaria en el mundo desarrollado.

Dentro de este ambiente generalizado de mayor aversión al riesgo, los "ruidos" regionales han jugado un rol relevante alejando flujos desde América Latina, comentan agentes del mercado.

Desde EuroAmerica, la portfolio manager de acciones latinoamericanas Giovanna Musa destaca el rol que jugaron las volatilidades en los mercados de Brasil y Argentina en este fenómeno. "En un escenario de poco apetito por riesgo", explica, los conflictos internos de los mercados "no ayudan".

Además, el broche de oro vino el viernes pasado, acota García, cuando las nuevas amenazas de una potencial guerra comercial entre EEUU y China presionaron a los precios de los commodities, impactando aún más a los mercados emergentes, fuertemente ligados a esta clase de activos.

En el mercado cambiario, la historia es similar. Las señales de fortaleza de la economía estadounidense y las perspectivas de una Fed más agresiva en la normalización le han dado un impulso al dólar multilateral, debilitando a las otras monedas, en particular las emergentes.

Sumado a esto, el tono expansivo del BCE debilitó al euro, el principal contrapeso de la divisa referente dentro del Dollar Index -índice que mide los vaivenes de la moneda estadounidense frente a una canasta de seis divisas-, por lo que la cotización de este último se levantó.

En la región destacaron las depreciaciones del real y el peso argentino.

En el primer caso, explica Musa, de EuroAmerica, el tipo de cambio se vio impactado por la salida de flujos y la "sensación de ingobernabilidad" luego del retraso del llamado "tarifazo", además de la percepción de que las autoridades demoraron mucho en reaccionar a la depreciación de la moneda.

El caso de Brasil, acota la portfolio manager, es más "confuso", dado que "no hay tensiones tan claras", aunque pueden haber jugado un rol la actual "poca visibilidad" de las elecciones y que aún no se ha medido el impacto concreto de la huelga de camioneros que paralizó al país recientemente. De todos modos, Musa ve una "sobrerreacción" en este mercado.