Tampoco es verdad
El año 2013, el profesor de Yale, Seth Zimmerman, publicó para la NBER un estudio que muestra que de 3.759 altos ejecutivos (directores y gerentes de primera línea), un 53% proviene de nueve colegios "de élite" chilenos.
Si el estudio se hizo con datos del año 2012, ese año los " altos ejecutivos" deberían haber tenido entre 50 y 55 años (si no más en el caso de los directorios).
Es decir, habían nacido entre 1958 y 1963. Y 17 años más tarde (si no repitieron cursos) haber postulado a la universidad, rindiendo su PAA. Es decir, entre 1975 y 1980, previo a la existencia de las innumerables universidades que hoy existen, gracias a la nueva legislación que recién apareció en 1981, a partir de la cual se pudo crear nuevas universidades en Chile. Y en un país muchísimo más pequeño.
Es decir, esas generaciones de egresados podían -en Santiago al menos- solamente postular a la PUC o a la Universidad de Chile.
Para hacerlo, debían rendir la PAA, que era idéntica para todos los egresados de la educación secundaria: pública o privada, de élite o de barrio.
Y quienes optaban por las carreras más deseadas (Medicina, Derecho, Ingeniería Civil y Comercial) debían obtener muy altos puntajes (en esos años, tanto la PUC como la U eran muchísimo más pequeñas de lo que son hoy en día). De modo que un número no muy grande, de los mejores puntajes de la PAA, lograban la meta (en esos años las notas del colegio no computaban puntos, solo la PAA servía).
Y la PAA era idéntica para todos. No había posibilidad de discriminar por clase social, colegio de procedencia ni su desempeño en la educación secundaria.
La pésima calidad de la educación fuera de ese grupo de colegios hizo que esas carreras más competitivas fueran "colonizadas" por exalumnos de los colegios de mejor enseñanza.
Esto no era clasismo ni endogamia como se ha acusado. Solo es el resultado esperable de un sistema donde la calidad estaba concentrada en esos pocos colegios y la pésima educación que se impartía en el resto.
Quienes querían seguir en el ámbito de la empresa privada entraban a las ingenierías: civil o comercial, para luego postular (entre los años 1981 y 1986... ojo, PGB per cápita de esos años cerca US$ 7.000 con suerte) a un cargo inicial dentro de las muy pocas (y más bien pequeñas) empresas disponibles, comparadas a las que hoy existen.
Bueno, de ahí en adelante, ingenieros civiles y comerciales, con una formación similar, comienzan a competir por mejores cargos en la pirámide empresarial. Y en esa competencia, aparte de la formación académica, cuenta la capacidad de liderazgo y la creatividad. O sea, las " habilidades blandas".
Y en la formación de esas habilidades, más que el colegio de origen o la universidad, cuenta la formación familiar y la educación preescolar.
Tampoco es clasismo ni endogamia: cualquier egresado de una carrera "top", con capacidad de liderazgo y creatividad, podía escalar en la pirámide gerencial.
Entonces, en esos años, además de la pésima educación recibida fuera de esos pocos colegios, estaba la nula educación preescolar y la lamentable educación "en la casa" de la gran mayoría de las familias chilenas. Eso es parte de lo que fue la sociedad chilena en esos tiempos: familias disfuncionales y cero enseñanza preescolar de calidad. Temas que aún no se superan.
Pero hay cosas que sí han cambiado desde los 80 hasta hoy. Y eso se nota en la configuración actual de las segundas y terceras líneas del management empresarial, que en la próxima década llegarán a ser la primera. Es decir, cuando se vuelva a hacer el mismo estudio el año 2025/2030 los resultados serán muy diferentes.
En primer lugar, por el crecimiento en el número y tamaño de las empresas en Chile. El crecimiento económico es el motor de la igualdad. Sin crecimiento, las sociedades se cierran y los cambios solo son posibles con la revolución y la violencia.
Para llenar cargos de mando ya no alcanzará solo con los egresados de la PUC y de la U. de Chile, o solo provenientes de esos famosos nueve colegios. Y con buen crecimiento, la foto de Zimmerman será un recuerdo del pasado.
Adicionalmente, comparado con los 80 existen muchas más alternativas universitarias (demasiadas, según algunos) y muchos más colegios que imparten educación de buen nivel.
Pero la educación pública -salvo excepciones- aún no da el ancho, y sus puntajes de PSU no les alcanza para llegar a carreras como Medicina, Ingeniería -civil o comercial- o Derecho en muy buenas, o no tan buenas, universidades. La pirámide se ha ido ensanchando, pero no lo suficiente.
Y donde se ha retrocedido francamente es en la educación en la casa y en la familia. En educación preescolar, recién se están haciendo esfuerzos que darán frutos en varias décadas más.
En definitiva: Chile no es una sociedad endogámica, clasista o excluyente para determinar quiénes son los altos directivos empresariales.
Determinante, en cambio, es lograr un muy buen puntaje en la PSU (educación primaria y secundaria de calidad). Luego educación universitaria de buen nivel.
Y finalmente habilidades de liderazgo, creatividad y otras " aptitudes blandas", que se adquieren en la educación preescolar y familiar.
Lo que observó Zimmerman el 2013 tendrá grandes cambios hacia el 2030 si Chile sigue creciendo y la educación escolar, universitaria y preescolar progresan.
Pero con la actual educación preescolar y familiar, incluso con harto crecimiento, la tarea no será fácil.
De modo que de endogamia y de clasismo, nada.
De un pasado con pésima educación pública, nula educación preescolar y lamentable formación familiar, todo.
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