Aparece un segundo “agujero” gigante en el Sol, 20 veces el tamaño de la Tierra

En el círculo rojo, el agujero 20 veces más grande que la Tierra.

Aunque se trata de un fenómeno recurrente, los científicos señalan que podría causar tormentas geomagnéticas y ya ha provocado auroras boreales en latitudes más bajas de lo habitual.


Científicos acaban de detectar un nuevo “agujero” gigante en la superficie del Sol, el que podría enviar vientos solares de entre 500 y 800 kilómetros por segundo hacia la Tierra.

Se trata del segundo descubrimiento de este tipo en los últimos días, luego de la detección de un primer agujero coronal 30 veces el tamaño de la Tierra. A medida que este primer ‘agujero’ comienza a girar alejándose de nuestro planeta, aparece un nuevo agujero coronal gigante, de aproximadamente 18 a 20 Tierras de ancho.

Los agujeros coronales liberan vientos solares al espacio que pueden dañar los satélites y revelar impresionantes auroras si llegan a la Tierra. A los científicos no les preocupa que este agujero en particular dañe la infraestructura, pero dicen que puede ayudar a desencadenar auroras en algunas partes del mundo.

Cuando este tipo de vientos chocan con la Tierra, pueden comprimir el escudo magnético del planeta y desencadenar eventos llamados tormentas geomagnéticas, lo que puede causar apagones de radio, cortes de energía y auroras más pronunciadas.

Sin embargo, la Administración Atmosférica de EE.UU. (NOAA, su sigla en inglés) ha clasificado la tormenta como geomagnética moderada de clase G2, lo que significa que los impactos en la Tierra serán en gran medida imperceptibles.

Los agujeros coronales son regiones de la corona donde el campo magnético se expulsa directamente al espacio en lugar de regresar a la superficie en un bucle. Las partículas que se mueven a lo largo de estos campos magnéticos pueden salir del Sol y se calientan. Su resplandor es el que ofrece las hermosas imágenes de la agencia espacial estadounidense, el contraste entre su brillo y el oscuro del agujero.

El agujero que se puede ver en las imágenes corresponde a una zona en la que la superficie de la estrella está mucho más fría que el resto, por lo que no emite un brillo tan intenso. Este tipo de fenómenos son habituales y se deben en su mayor parte a los vientos solares rápidos, que pueden alcanzar una velocidad de entre 500 y 800 kilómetros por segundo.

Explosión solar. Foto: Nasa

Pese a lo recurrente de este fenómeno, los científicos, no obstante, se han mostrado sorprendidos del tamaño de este agujero, el más grande observado hasta la fecha, que tiene entre 300.000 y 400.000 kilómetros de extensión, comparable a 20 o 30 planetas como la Tierra alineados uno detrás del otro.

Según las previsiones, estos vientos solares pueden afectar a nuestro planeta cuando las partículas y el campo magnético que transportan hagan contacto con nuestra atmósfera.

Esto podría interactuar con la magnetosfera y desencadenar tormentas geomagnéticas, que eventualmente darían lugar a apagones de radio, cortes de energía y auroras boreales en lugares inusuales.

De hecho, esta última consecuencia ya se viene produciendo en los últimos días en varias zonas de la Tierra. Por ejemplo, en ciudades de Estados Unidos como Los Ángeles, Phoenix o Asheville observaron atónitos antes de anoche cómo sus cielos se iluminaban y se teñían de colores rojizos, verdosos o amarillentos.

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