Jessica Benjamin, la feminista que desafía a Trump

Jessica Benjamin

La experta del Instituto de Humanidades de la Universidad de Nueva York criticó la gestión de Donald Trump en materia de inclusión y respeto a las diversidades en el marco del movimiento feminista en EE. UU. y el mundo "El problema fundamental que vemos con Trump es el problema fundamental que vemos en gente que niega sus debilidades, las proyecta en otros y destruyen a otros para así sentirse poderosos, porque creen que ese es el único modo de sentirse seguros".


-En el libro Los lazos del amor: Psicoanálisis, feminismo y el problema de la dominación, especificó que "las mujeres, al igual que los hombres, son por naturaleza sociales, y lo que está en cuestión es la represión de su sociabilidad y de ser agentes sociales activos". ¿Cómo se explica en este sentido la constante vulneración del género femenino en la sociedad?

El hecho de que todos seamos sociales en la naturaleza no imposibilita a las personas de ejercer poder o dañar a otros. Sin embargo, reconocer nuestra dependencia en otros puede ser un tema psicológico profundo. Los hombres dependen de las mujeres para que sean sus madres, para que les den a luz. Esta temprana experiencia de dependencia es muchas veces repudiada porque ocurre en una posición de vulnerabilidad. Y en algunas sociedades en particular, esa vulnerabilidad que experimenta el hombre en relación a la mujer es perpetuada en un sentimiento de que deben dominar sexualmente a la mujer para compensar su temprana vulnerabilidad y su actual dependencia emocional.

Entonces, lo que llamamos machismo, es en realidad una reacción a una dependencia no tolerada. Una necesidad del padre patriarcal de dominar a la madre, negar su propia dependencia y estimular en su hijo la necesidad de negar y superar sentimientos de vulnerabilidad. El odio a la debilidad provoca que los hombres se sientan muy vulnerables y avergonzados frente a otros hombres, existiendo una proyección de esa debilidad sobre la mujer.

-¿Cuál es el futuro de las demandas del movimiento feminista?

Es necesario entender qué está mal con nuestra sociedad y qué necesita ser corregido. En Norteamérica una buena parte de lo que estamos hablando tiene que ver con que, para que estas demandas tengan equidad y agencia para las mujeres, deben ir de la mano con el reconocimiento de problemas de raza y clase, donde a grupos completos de gente se les ha negado la libertad y han sido históricamente oprimidos. Lo que vemos en Estados Unidos, y diría que este sí es el futuro del feminismo, es la interseccionalidad, los esfuerzos por darle más libertades a las mujeres están emparejados con los esfuerzos para dar justicia a los grupos históricamente oprimidos. No sirve dejar de deshumanizar a la mujer pero continuar haciéndolo con toda la gente de cierta clase o raza. Todas esas cosas tienen que ir juntas.

-¿Qué se necesita, a nivel individual y colectivo, para lograr lo anterior?

Lo que se necesita individual y colectivamente en algunos sentidos es muy sencillo, y es que tenemos que reconocer la humanidad y la importancia de cada ser humano, mujer u hombre. Eso es dejar de hacer distinciones que condicionan quién recibe qué, quién es reconocido, quién es merecedor, quién merece vivir. Siempre que esas distinciones operen y decidamos quienes son importantes o merecen un cierto tipo de trabajo o seguridad, mientras que otro grupo no, no importa si el corte es por hombre y mujer, clase o raza, mientras se diga que no todos tienen el derecho a vivir, se están socavando las bases fundamentales para la igualdad de géneros.

En Estados Unidos, una de las cosas en las que somos muy claros, es que el odio en base al género o la raza o la religión son parte de un mismo paquete. Eso lo podemos ver en nuestra situación actual con el presidente Donald Trump, quien simultáneamente ataca a las personas transgénero, a las mujeres, diciendo que sus cuerpos son repugnantes, a todos quienes no sean blancos, señalando que son menos merecedores, y también a todos quienes no son cristianos, a pesar de que él tampoco lo es. ¿Por qué hace todo esto? Porque hay una poderosa tendencia subyacente de tener que odiar lo "otro", lo diferente, no porque sea realmente amenazante en su naturaleza de ajeno, sino en el ser que necesita ser triunfador y dominante, con el fin de negar su propia debilidad.

El problema fundamental que vemos con Trump es el problema fundamental que vemos en gente que niega sus debilidades, las proyecta en otros y destruyen a otros para así sentirse poderosos, porque creen que ese es el único modo de sentirse seguros. Eso implica una total falta de protección, solidaridad social y respeto por el valor de cada vida humana. Si no creces con esos valores, como Trump y mucha gente en Estados Unidos, entonces ¿cómo te sientes seguro de otra forma más que aplastando a todos quienes te rodean? No puedes. O no todos, pero sí a los "otros".

La vida está dividida entre los aplastados y los aplastadores. Mientras le gente piense que "aplastar" es la forma de estar a salvo, entonces no habrán condiciones para la equidad. Pienso que la creación de seguridad social es parte del proyecto de crear igualdad y aceptar la diferencia. Inversamente, aceptar la diferencia es parte del proyecto de decir que cada ser humano merece vivir. Esas dos cosas van juntas.

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