Flagrancia
SEÑOR DIRECTOR:
La detención en flagrancia (inmediatamente después de cometido el delito) ha sido clave para que la estrategia de seguridad de Vitacura logre condenas en casos de delitos violentos, sacando así a delincuentes de circulación.
Pero esta estrategia —cuyo éxito ha sido fruto del trabajo coordinado con policías y Fiscalía— tiene otra cara: el foco en la flagrancia ha sido también una forma de compensar la débil capacidad investigativa, cuyo aspecto más crítico es la escasa incorporación de tecnología.
Mientras en todos los ámbitos vemos un vertiginoso avance de la inteligencia artificial, en el combate al delito seguimos anclados en el siglo XX. Hace ya 10 años que existen tecnologías capaces de identificar una huella o un rostro en cosa de segundos. También se podría rastrear e integrar información proveniente de redes sociales, celulares incautados y bases de datos, como la del Servicio de Impuestos Internos, con unos pocos clics. Sin embargo, nuestro Estado no ha sido capaz de dotar a las instituciones encargadas de protegernos con estas herramientas básicas, que podrían multiplicar por diez —o más— su productividad.
El tiempo pasa y el crimen organizado se sigue fortaleciendo. Una muestra de ello fue el funeral narco al que el país asistió “en directo” esta semana. Como respuesta, el debate político se ha centrado, otra vez, en su solución preferida: nuevas leyes o instituciones. Sin embargo, urge poner el foco en cómo mejorar la gestión.
Camila Merino C.
Alcaldesa de Vitacura
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