No puedo dejar pasar la estacionalidad de las granadas sin declararles mi amor desmedido. He pasado meses disfrutándolas y mezclándolas con todo, desgranándolas a manos limpias y quedando con los dedos pintados. Además de su poder natural (antioxidantes, llenas de vitaminas y bajas en calorías) y color impactante, devorar una es como volver al pasado y al campo, verlas en los árboles haciendo explotar su cáscara gruesa y mostrando rubíes comestibles listos para meterlos a ensaladas, postres y tragos. Todavía quedan, así que los invito a disfrutarlas.
Raquel telias / Prod: J. Ossa
2 jul 2011 12:30 PM