Desde que empezó la supuesta plaga de polillas que la palabra bicho ronda mi mente. Sí, la vida -y esa microexistencia- es preciosa y sorprendente. Me acuerdo de una amiga muy talentosa que tenía una vitrina de vidrio con pasto de plástico y varios bichitos de plástico, lindo. Integrarlos es lo bello, juguetón. Ahora el uso de sus representaciones está en varias cosas y me gusta. A buscar y mezclarlos, en objetos, accesorios, sin saltarse alguna mirada real que interprete ese mundito. ¡Ah! Y todos son una excelente opción para los regalos que estas fechas imponen.
Raquel Telias
27 nov 2010 12:30 PM